“Blade Runner”, casi ignorada en su estreno, hoy es una película de culto

“Blade Runner”, casi ignorada en su estreno, hoy es una película de culto

Basado en una novela de Philip K. Dick, el filme de Ridley Scott es un ícono de la ciencia ficción

UNA CIUDAD OPRESIVA. Los Ángeles es un lugar sórdido, donde malviven quienes no pudieron escapar de la Tierra y los replicantes se esconden. UNA CIUDAD OPRESIVA. Los Ángeles es un lugar sórdido, donde malviven quienes no pudieron escapar de la Tierra y los replicantes se esconden.

“He visto cosas que ustedes no podrían creer. Naves de combate ardiendo más allá de Orion. He visto rayos-C brillando cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia”.

El monólogo del androide replicante Roy Batty que interpreta Rutger Hauer en “Blade Runner” ha quedado en la memoria colectiva de millones de cinéfilos. La película marcó un punto muy alto en la cinematografía de ciencia ficción desde su estreno hace 40 años, el 25 de junio de 1982 (tuvo su secuela, “Blade Runner 2049”, en 2017, que -en general- fue bien recibida por la crítica).

A diferencia de los filmes y series futuristas conocidas hasta entonces, que presentaban aventuras en mundos lejanos, astronautas de trajes relucientes piloteando poderosas naves y enfrentándose a criaturas extrañas, aquí la acción transcurre en la Tierra, que se ha convertido en una especie de suburbio del universo. La ciudad de Los Ángeles, bajo una eterna lluvia radioactiva y poblada por aquellos que no pudieron emigrar, es el escenario de una historia que responde a las características del policial negro. Fusión de géneros en un escenario asfixiante, con ritmo narrativo pausado, introspectivo, y un protagonista que parece salido de la pluma de Raymond Chandler.

Harrison Ford, lejos de los héroes arquetípicos que compuso antes, interpreta aquí a Rick Deckard, integrante de una brigada especial de policía -los Blade Runners- que se encarga de cazar a los replicantes que están de incógnito en la Tierra ¿Quiénes son? Cuenta la introducción que son robots fabricados por la poderosa empresa del magnate Eldon Tyrell y que tienen una apariencia idéntica a los seres humanos.

Los replicantes Nexus 6, superiores en fuerza y agilidad, e iguales en inteligencia a los ingenieros genéticos que los crearon, fueron utilizados fuera del planeta como esclavos en la peligrosa exploración y colonización de otros mundos. Tras el sangriento motín de un grupo de combate de Nexus 6 en una colonia, los replicantes fueron declarados proscritos en la Tierra bajo pena de muerte. Los Blade Runners deben disparar a matar a cualquier replicante que encuentren en la Tierra. A esto no se le llama ejecución, sino “retiro”.

La película de Ridley Scott no tuvo demasiada repercusión entre el público a poco de su estreno, o al menos no como la que logró otro filme de ciencia ficción -de distinto carácter- estrenado el mismo año: “E.T.”, de Steven Spielberg. Pero con el tiempo se convirtió en un filme de culto. Está considerado entre los mejores del género y es un ícono cultural, referencia obligada del cyberpunk.

El director, de nacionalidad británica, ya había realizado otra joya de la ciencia ficción -en este caso fusionada con el género del terror-, “Alien, el octavo pasajero” (1979) y antes de eso ya se había ganado los elogios de la crítica con “Los duelistas” (1977).

Dos guiones

La historia de “Blade Runner” está basada en una novela corta de Philip K. Dick, escritor que en los 60 encabezó la renovación de la literatura de ciencia ficción. Se sabe que en 1977 el guionista Hampton Fancher escribió una adaptación de la novela de Dick “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”, pero el texto original no era fácil, el guión no gustó y el proyecto de filmarlo bajo la dirección de Martin Scorsese quedó en la nada.

Fue entonces que el productor Michael Deeley se fue a buscarlo a Scott para ofrecerle la tarea. Le encargaron una reescritura a David Peoples, que sí convenció a todos. Incluso el mismo Dick quedó encantado cuando vio los primeros 25 minutos de la película. Dijo que no le importaba que el libreto no fuera muy fiel al libro y que consideraba al filme como un complemento de la novela. Lo triste es no llegó a verlo terminado porque, tres meses antes del estreno, murió a causa de una hemorragia cerebral.

Esa ciudad de cielos oscurecidos por la contaminación y permanentes lluvias, con rascacielos llenos de pantallas con avisos publicitarios, entre los que se desplazan autos voladores, ha marcado una estética cinematográfica que influyó en mucho del cine posterior. El vapor brotando de las alcantarillas, por ejemplo, se convirtió en un recurso clásico de los 80 y 90. Se advierte además influencias del comic de la revista francesa Metal Hurlant, de la que Scott era fanático.

Planteos filosóficos

Tal como ocurre con “Stalker”, de Andrei Tarkovsky, otra obra monumental de la ciencia ficción, “Blade Runner” se destaca por su carga filosófica y sociológica. El planteo que el androide Roy Batty hace a su creador se parece al del monstruo ante Victor Frankenstein. Pero Roy no le reclama que no le haya dado un nombre, sino que le haya dado una vida tan corta.

La idea de la muerte y, con ella, el terror de que nada de nosotros quede después de irnos son temas centrales de la película y del monólogo final. Una curiosidad: esas líneas fueron improvisadas por el propio Hauer, a quien no le convencía mucho el parlamento original. La metáfora de las lágrimas en la lluvia es suya.

Mientras los androides se van volviendo cada vez más humanos y pueden tener sentimientos o autoconciencia, la humanidad, por el contrario, se aliena bajo los embates de la tecnología, la publicidad y la sociedad de consumo. Ésa es la paradoja que plantea “Blade Runner” y en ella reside el antagonismo Deckard-Roy, donde cuesta cada vez más decidir quién es el bueno y quién el villano. Y entre estos dos bandos, la condición robótica y la humana, hay un puente: Rachael (Sean Young), una replicante de un modelo más avanzado a la que implantaron recuerdos de una mujer real para que crea que es humana.

Esta es una preocupación constante en las historias de Philip K. Dick: ¿qué tanto podemos estar seguros de que nuestra vida es nuestra vida y no conciencia o recuerdos implantados? Un tema que es central en la que se considera la mejor adaptación de Dick al cine: “El vengador del futuro” (1990), de Paul Verhoeven.

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