La trastienda de los hits: el mundo de la producción musical

La trastienda de los hits: el mundo de la producción musical

Hoy las grabaciones de los artistas tienen un gran aliado en las nuevas tecnologías, pero deben contar con la ayuda de un experto para lograr el éxito. El productor tucumano Gonzalo Soraire despeja algunas dudas

PRODUCTOR. El folclore es el principal rubro de Gonzalo Soraire, pero también patrocina otros géneros. PRODUCTOR. El folclore es el principal rubro de Gonzalo Soraire, pero también patrocina otros géneros.

Con la casi desaparición del disco físico, la llegada de internet, las redes sociales y las nuevas tecnologías, el mercado de la música cambió por completo. Hoy un productor musical debe estar actualizado en el manejo de lo virtual, pero a la vez tiene la posibilidad de controlar mejor la difusión del material de sus clientes, así como medir la repercusión en el público. El productor tucumano Gonzalo Soraire, titular de Alma Music, la primera editorial musical del interior del país, le contó a LA GACETA en qué consiste su tarea y cómo se manejan los creadores e intérpretes para poder vivir de su arte.

“Mi trabajo como productor artístico empieza cuando el disco ya está terminado. Pero en los últimos años, sobre todo en la pandemia, me comencé a involucrar en la producción de discos porque abrí un sello digital que se encarga de hacer el registro del disco y de publicarlo en las plataformas. Todo ha cambiado respecto de cómo se hacían las cosas cuando se editaba el disco físico”, explicó Soraire.

- ¿Cuál es el primer paso para un músico que quiere editar un disco?

- Me hablan muchas veces chicos que no tienen nada grabado y entonces me encargo de buscar estudio de grabación, coordinar con productores musicales, para que logren registrar uno o dos temas, un EP (extended play) de cuatro o cinco, o un disco. Hoy los discos tienen entre ocho y diez temas. Con la editorial de música, que abrí hace cinco años, trabajo con autores y compositores. Siempre les recomiendo que no hagan siempre los mismos temas sino que busquen otros nuevos. Muchos intérpretes son compositores, hacen sus propias canciones, y son autodidactas: ellos mismos se graban, se producen solos y salen al mercado con el material terminado. Pero es un trabajo meticuloso el que se debe hacer al elegir el repertorio, qué canción hacer más visible, la parte de difusión, después pensar en las estrategias de cómo comunicar eso, y también los shows que se van a hacer cuando ya esté listo el disco. Primero mostrarlo a la prensa, después incluirlo en algunos eventos para que se haga conocido, y si todo marcha bien pensar en las giras. Cada artista tiene una mayor o menor recepción de parte del público. El trabajo es el mismo, pero los resultados son distintos.

- ¿Cómo fue este proceso en un caso concreto?

- Por ejemplo, con Héctor Lagoria, un artista de Lules, desde hace tres años empezamos este proceso de grabación. Se grabó el disco en el estudio La Clavija, de Tafí Viejo, y en 2021 lanzamos la difusión del primer tema: “Renacer”, que lo compuso para su abuela. Hicimos el videoclip y lo publicamos en las plataformas, con muy buena recepción. Está en YouTube. A partir de ahí empezaron a surgir algunas actuaciones. Hace poco participó en La Misa Criolla, en El Cadillal, y recientemente lanzamos el disco completo. Actualmente estamos produciendo el videoclip del segundo corte, “Ecos de la tierra”, que es el título del disco completo, y a partir de eso vamos a presentarlo oficialmente en el teatro de su ciudad. Después vamos a hacer algo aquí en la capital. A partir de este trabajo, ya le han salido actuaciones en las villas turísticas de la provincia y hay una posible gira por el NOA. En folclore, el proceso es muy similar al trabajo que se hacía con los discos físicos. Muy distinto a los artistas del pop. Por ejemplo, para Nicolás López, que editó el año pasado cinco singles, se maneja todo a través de las redes.

- ¿Ya no existe el disco físico?

- El CD existe. Lo que pasa es que los costos son muy altos. Hacer 500 discos cuesta aproximadamente $ 150.000. Si uno sabe que se van a vender, se justificaría la inversión. En el folclore todavía hay público que consume CD. Pero en otros géneros no. En Alma Music (su editorial) hemos cambiado el CD por tarjetas con código QR que se le entrega a la gente en los recitales, o se los difunde a través de las redes y buscando también trabajar el tema de las playlist. Hay empresas que cobran para incluir el material en las playlist y difundirlo. Pero todavía no se sabe a ciencia cierta si se hace, a dónde llega y cuáles son los resultados. Es prueba y error. En nuestro sello tenemos Las Cuatro Cuerdas, Carlos Sánchez (Tucu Tucu), Rubén Cruz, también hay cumbia, Jessica Tamara, Gonzalo Valiente...

- Antes los artistas ganaban con la venta de discos ¿Ahora también ganan con el formato digital?

- Sí. Las plataformas ganan y les pagan una parte. Son centavitos de dólares, pero todo eso suma. Si el artista hace bien las cosas, recibe ganancias a través diferentes vías. Si es solamente intérprete, recibe a través de la Asociación Argentina de Intérpretes (Aadi) los derechos de reproducción y las regalías por las plataformas digitales. Si además de intérprete es compositor, recibe regalías también por los derechos de autor. A eso hay que sumarle, si tiene, el merchandising, y lo que cobra por los shows.

- ¿Hay muchos estudios de grabación en Tucumán?

- Sí. En casi todas las localidades. En la capital hay varios. Algunos se han desarrollado muy bien, sin envidiarle nada a Buenos Aires o Córdoba. Hace 10 o 15 años, los artistas viajaban a Buenos Aires a grabar un disco o a masterizar. Ahora, con la evolución de la tecnología, muchas veces lo graban aquí y lo mandan a masterizar en otro lugar, incluso en otros países. Antes se buscaba tener un productor musical, por estrategias de difusión o de posicionamiento en otros mercados. Por ejemplo, Emilio Estefan, Cachorro López, Bebu Silvetti y otros. Con las nuevas tecnologías, esa figura se ha perdido un poco, pero igual sigue siendo importante grabar con un productor musical reconocido porque sabe lo que el mercado quiere. Puede guiar mucho mejor al artista. Pero también hay artistas que se autogestionan las propias grabaciones. Por ejemplo, Martín García, que es un “cantautorazo” de Tucumán lo hace y sale un material muy bueno.

-¿Qué costo aproximado tiene la edición de un disco digital?

- Armar la parte musical tiene que ver con cuántos músicos se van a usar, si son propios o si son músicos sesionistas. En los formatos más convencionales, como el folclore o el rock, hay que pagar las horas de grabación. Los estudios suelen hacer promociones. Por ejemplo, pueden cobrar unos $ 50.000 por tres temas. Hay muchos precios diferentes. No quiere decir que el más caro sea el mejor. Hay que buscar.

- ¿Cuánto hace que te dedicas a este trabajo?

- Yo empecé formalmente hace 15 años. Pero hace más de 20 que comencé a integrarme en el ambiente. Soy autodidacta. No hay una carrera universitaria de productor musical. Empecé siendo agente de prensa, ayudando a los artistas locales en la difusión, llevando la información a los medios. Después necesité aprender otras cosas para poder subsistir en un mercado que es muy vertiginoso. Hice cursos en Buenos Aires de producción, de márketing cultural y otros temas. He participado en más de 500 eventos, incluso fuera de la Argentina. Me comenzaron a llamar artistas nacionales y hace cinco años abrí la editorial. Ya tengo más de 500 obras registradas. Es la primera del interior del país. Eso me enteré cuando me dieron la resolución de Sadaic (Sociedad Argentina de Autores y Compositores). Todas las demás funcionan en Buenos Aires. Para abrir la mía me exigían que lo hiciera allí. Les contesté que no vivo ahí y tuve que hacer un trámite para fijarla acá. Para el registro de obras ahora me hablan de Córdoba, desde la Patagonia, de todos lados. Así evitan irse a Buenos Aires.

- ¿Cómo funciona una editorial musical?

- Se encarga de gestionar el registro de las obras musicales, custodiarlas y hacer el seguimiento de los pagos. Se lleva un 25% de todo ese trabajo. También controla que los temas suenen en los medios. Sería como la parte administrativa de la música. Le entregan a Sadaic todo el trabajo terminado. En cambio, si un artista va a registrar el tema en Sadaic tiene que seguir todas las etapas del trámite administrativo. La editorial entrega todo listo y cargado en el sistema. Sadaic solamente recibe la documentación y la archiva. Por otra parte, con la editorial creamos el ciclo de cantautores que hacemos en El Cadillal. La cuarta edición va a ser en julio. También organizamos La Peña Patria, un festival que replicamos en distintos puntos turísticos, para darles espacio a los artistas emergentes.

El renacer del vinilo

A pesar de los profundos cambios que produjo la era digital, ni los discos de vinilo ni las tiendas de discos han muerto, según datos publicados en diferentes medios. En la última década, las ventas de discos de vinilo fueron aumentando año tras año. En 2012 los discos de vinilo representaban apenas el 2.4% de la venta de música en formato físico, con 3.3 millones de discos de vinilo vendidos. En 2013 el porcentaje subió al 3.5%. En 2014 dio un salto al 6.2%. En 2015 aumentó al 8.8% y en 2016 al 11.2%.

En 2020, año de la pandemia de covid-19, las ganancias generadas por los discos de vinilo superaron las de los discos compactos (cedés), por primera vez desde la década de los ochenta. Las ventas de vinilo aumentaron en un 29%. Y en 2021 se prensaron alrededor de 160 millones de discos

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