“La secundaria debería ser una transición al mundo del trabajo”

“La secundaria debería ser una transición al mundo del trabajo”

El economista Sánchez Zinny, reflexiona sobre la problemática laboral en América Latina en donde trabajan en la informalidad cerca de 140 millones de personas.

EL TRABAJO EN CRISIS. Según dijo,  se perdieron 15 millones de puestos de trabajo durante la pandemia.   EL TRABAJO EN CRISIS. Según dijo, se perdieron 15 millones de puestos de trabajo durante la pandemia.

El economista y ex ministro de educación de la provincia de Buenos Aires, Gabriel Sánchez Zinny, analiza en su último libro “Sin trabajo” (Editorial Planeta) la situación de Argentina y América Latina con respecto a la relación educación y trabajo. “Debido a la crisis generada por el coronavirus, en la región se han perdido más de 15 millones de empleos en los doce meses transcurridos entre febrero de 2020 y enero de 2021”, publica en su libro. “La relación entre educación y trabajo es directa y no estamos dando esa conversación”, adelanta.

Sánchez Zinny se graduó en Economía en la Universidad de San Andrés, y realizó un Máster en Políticas Públicas en la Universidad de Georgetown en Estados Unidos. Dejó huella como ministro de Educación de Buenos Aires cuando puso en manos de los municipios el mantenimiento de las escuelas y los comedores escolares. Actualmente ejerce el cargo de director en Blue Star Strategies en Washington DC. “Entre el 60% y el 80% de los trabajadores en la región de América Latina tienen empleos con altos riesgos de automatización y que la mitad de la población ocupada trabaja en la informalidad. Sin embargo, esto no es suficiente para desarrollar un plan de acción. Los tres temas prioritarios en la región a la hora de analizar el mercado de trabajo son la informalidad laboral, la desocupación y la brecha existente en materia de habilidades”, insiste.

Con la pandemia como marco y el impacto que aceleró transformaciones en todos los ámbitos y profundizó las desigualdades existentes entre regiones y países, Sánchez Zinny reflexiona sobre el presente y la falta de oportunidades de trabajo formal para millones de personas en América Latina. De manera crítica y proactiva describe, en su libro y en esta entrevista, la complejidad de la problemática laboral de la región.

- ¿Qué relación hay entre el trabajo y la educación?

- Hay una relación directa. La primera y más evidente es que todas las personas van a terminar trabajando. Más allá del nivel educativo al que lleguen y no importa en qué, por eso es llamativo la poca conversación que hay entre el mundo que mira la educación y al trabajo. La relación de los equipos educativos con el mundo laboral es poca. Y cuando hablo del trabajo, hablo a nivel general, no solamente de la industria porque las personas van a trabajar en cualquier lugar: una ONG, un teatro o una fábrica. La secundaria debería ser una transición al mundo del trabajo porque, por lo general, en la universidad ya tenemos relación con el trabajo pero, después de los 18 años.

En el mundo del trabajo se venían dando transformaciones que se aceleraron en pandemia. Lo que sucedía hace 10 o 15 años en otros países con la tecnología, la automatización, el e-commerce ya se estaban instalando y la pandemia aceleró la incursión en esto. El test de covid-19 es un ejemplo: antes te lo tenía que hacer un profesional y ahora podés hacerlo vos en tu casa. Ahí hay un crecimiento exponencial pero todavía hay muchas desigualdades y falta de oportunidades para una gran parte de personas que trabajan en informalidad y no pueden aprovechar estas oportunidades. En América Latina y el Caribe hablamos de 140 o 160 millones de personas que trabajan en la informalidad: sin retiro jubilatorio, sin licencias por maternidad, seguro de salud, sin derechos básicos.

También quiero recalcar que desde la educación no apreciamos lo educativo que es el trabajo. Trabajando uno aprende mucho. En América Latina tenemos un enorme grupo de adultos que está en la informalidad. Un 45% de ellos no terminó la secundaria ni va a ir a la universidad. Allí inclusive, la tasa de egreso es muy baja. Solo la minoría se recibe, un 15, 20 o un 30% en los mejores casos termina la instancia de grado.

Por eso creo también que es importante darles oportunidades a los adultos sin educación completa, a través de subsidios, créditos fiscales o impositivos a las empresas. Se aprenden muchas cosas trabajando. Las prácticas profesionales, son eso, instancias de aprendizaje.

- ¿Existe un modelo de educación “ideal” para países como los nuestros?

- Hay mucho modelos y formas. Pero en esto hay que quitar las ideologías y prejuicios para pensar siempre en el objetivo común que es que los chicos aprendan cosas, que sean curiosos. Siempre se observan los modelos de los países a los que les va bien.

En pandemia sucedió algo extraordinario que no pasaba hacía mucho tiempo: la sociedad puso a la educación como prioridad cuando pedían que se abran las escuelas. Si pudiéramos continuar con esa demanda, que padres y madres se involucren sería fundamental para lograr un cambio. Si hay demanda social, habrá dirigentes a los que les importe. La demanda social genera mejores dirigentes.

Otro de los temas es que sea una política de estado que se sostenga por al menos 20 años, es decir, a largo plazo. Esto es fundamental y se logra con un consenso amplio entre los diferentes partidos políticos, sectores, grupos de trabajo, sindicatos.

También hay que pensar en la calidad educativa. En argentina nos cuesta mucho hacer evaluaciones, difundirlas. Los países a los que les va bien tienen información de calidad para tomar decisiones: con los datos, evalúan y toman decisiones. ¿Cómo sabrás entonces en qué focalizarte si no tenés datos? ¿Si no sabés quiénes necesitan más apoyo o dónde está la pobreza?

La calidad educativa es clave como la cantidad de horas aprendiendo en la escuela. La doble jornada es necesaria sobre todo para los más vulnerables porque no tienen mucha más ayuda fuera de casa. Por eso es importante darle más autonomía a directivos y profesores que sabrán mejor qué hacer que un funcionario desde su escritorio.

- ¿Y en qué momento hablamos de la importancia de actualizar los contenidos?

- En mi gestión como ministro cambiamos la currícula de inicial, primaria y secundaria técnica. Lo hicimos pensando en que es importante observar el mundo en el que estamos: la escuela educa para vivir en democracia, en valores, para ser buenos ciudadanos y por eso hay que mirar más allá de los contenidos técnicos de matemática, lengua, historia. También hay que mirar las habilidades blandas, del Siglo 21. Las cosas que hacen que los chicos sientan curiosidad, ganas de aprender. La escuela tiene que enseñar a aprender. En el mundo que viene los cambios serán permanentes, es más, lo más permanente será el cambio por eso la capacidad de adaptarse, de trabajar en equipo y de manera global, conectados con el mundo es clave. Sería muy tarde si recién se enseña esto en la universidad.

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