Puños vs abrazos: ¿Ya no volverán los viejos saludos?

Puños vs abrazos: ¿Ya no volverán los viejos saludos?

Aunque no lo notamos, algunos cambios generados por la pandemia están calando hondo en nuestra forma de ser y de vivir.

Puños vs abrazos: ¿Ya no volverán los viejos saludos?

Si algo nos ha dejado en claro la pandemia es que no podemos mirar al futuro con seguridad. Todo cambia, todo se transforma, y -como ya hemos comprobado- la vida no se cansa de darnos sorpresas. Pero sí podemos reflexionar sobre tendencias; esos cambios que ya se han arraigado en nuestra nueva normalidad, construida de manera precaria. “Nos hemos ido adaptando a un montón de cosas a las que no estábamos acostumbrados, pero no hemos logrado aceptar mucho de ello. Aceptarlo significa incorporarlo, y hay muchas cosas que probablemente no incorporaremos en el futuro”, advierte la socióloga tucumana Roxana Laks.

“Yo soy mucho del contacto físico, así que lo de saludar con el puño me costó muchísimo. A medida que se iban reduciendo los peligros empecé a agarrar la mano, después a dar abrazos mirando para el otro lado y con barbijo, y luego vino esa época en la que flashamos cualquiera y nos creíamos en la vieja normalidad. Y estas últimas semanas ya volvió a ser todo como al principio de la pandemia”, cuenta el joven Mariano Biondi.

Somos más dinámicos

“Si una reunión no se puede hacer en lo presencial la llevamos a lo virtual. Tenemos esa actitud de dinamismo en lo comunicacional, de saber que algo que debe llevarse a cabo en lo inmediato puede fracasar. Estamos en un ámbito de incertidumbre que nos resulta muy difícil de manejar, pero nos movemos sabiendo que el contacto se puede ir abriendo bajo la perspectiva del cuidado, porque se puede anular en cualquier momento”, explica Laks.

En esto coincide la psicóloga gestáltica Carmina Varela. “Hemos perdido la falsa ilusión de control. Teníamos la fantasía de que somos eternos, como si tuviésemos todo el tiempo del mundo, y la covid vino a decirnos ‘no, esperá. No hagas tantos planes porque no sabés si los vas a poder cumplir”, explica. Varela considera que en la pandemia actuamos “dominados” por el miedo y que muchos de nuestros cambios fueron por ello. “Hemos accedido a cambiar la normalidad porque del otro lado el contrincante era la muerte -dice-; estamos aprendiendo a pensar en las muertes simbólicas que nos atraviesan todos los días. Esto de decir ‘bueno, yo tenía planificado esto y no sé si lo voy a poder hacer’. Es elaborar el duelo, porque quizá no me alcance la plata, no sé si voy a poder viajar, quizá tengo un ser querido que cuidar...”

Verbalizamos más

Laks cree que uno de los cambios más positivos -y que ha llegado para quedarse- tiene que ver con nuestra salud mental. “La gente logra mucho más decir ‘esto me está generando problemas en lo personal’ y se anima a pedir asistencia psicológica. Esto que antes era tan para adentro, tan puertas cerradas, ahora se verbaliza. Y la pandemia nos ha dejado eso; no vamos a volver atrás en eso de abrir nuestras problemáticas y temores, es un avance... ”

Somos menos tolerantes

Varela explica que algunos cambios a nivel relaciones que ya hemos adquirido van a tener una incidencia negativa a mediano y largo plazo en la salud mental. “En los jóvenes ya la está teniendo. Como mecanismo de compensación, frente a la frustración y a la ausencia de lo que considerábamos ‘normal’, hay muchos excesos -dice-; por eso la ruptura más grande tiene que ver con lo afectivo. Hemos ido perdiendo ciertas habilidades sociales, como una conversación que tenga respeto a los tiempos del otro, a las ideas diferentes y a las particularidades de cada uno. Esa es una de las cosas que han cambiado en las relaciones humanas, tenemos menos tolerancia a los procesos, al estar, al entender lo que significa cultivar una relación”

La especialista explica que con las redes sociales se creó una especie de consumismo en las relaciones sociales: “hago scroll y doy like. Hay muy pocas ganas de sostener el proceso de lo que implica conocer a alguien, cultivar una relación... Cuando empiezan los primeros problemas, bloqueo y ya está”.

Necesitamos más verde

La sociedad ha empezado a tener más contacto con la naturaleza y a valorar ese encuentro. “Las culturas y las sociedades siempre han tenido cambios y muchos de tuvieron que ver con condiciones sanitarias o de guerra, por ejemplo -indica Laks-; hoy tenemos la necesidad del espacio público, del aire libre... Eso tiene que ver con la pandemia. Se necesita más de los parques, de las plazas, de las zonas verdes, y eso también ha generado una movilidad.

Hay código para saludar

Varela considera que nos va a costar construir una nueva normalidad relacionada con la demostración física. “El desafío va a ser ir encontrando la manera de vincularnos, que respete en qué punto de esa transición está el otro. Cuando te acercás a alguien, antes naturalmente le darías un beso, hoy te parás y le preguntás cómo quiere ser saludado. Cada uno está viviendo esa situación de una manera distinta, entonces ese código se va a introducir como una característica individual con el otro”, dice la psicóloga.

Ahora bien, es al “nuevo” contacto físico a lo que más hemos tenido que acostumbrarnos. “Creo que nuestra naturaleza es el tacto, el abrazarnos, tocarnos... Si bien hoy estamos un poco reprimidos con eso, el tacto no deja de ser una manera de manifestar nuestro cariño y, de hecho, no creo que nadie haya dejado de hacerlo en la intimidad, sí en los espacios públicos”, reflexiona Silvina Sleiman. “No creo que el distanciamiento sea una regla adquirida, sino un freno momentáneo”, piensa.

Igualmente, se detectan cambios notorios. Micaela Nanni es estudiante, en pandemia empezó a trabajar como docente y cuenta algunos de los cambios que se han implementado en las relaciones: “en el aula jugamos con pelotas invisibles; cuando nos queremos abrazar hacemos un gesto de autoabrazo; y cuando alguna alumna llora me acerco, le acaricio el pelo, hablamos desde lejos y al final chocamos el puño. Así ambas entendimos que ya terminó la situación”.

Pero todavía es pronto

Sí, hay cambios, hay tendencias, hay cosas que hemos aceptado y adquirido, y hay otras que simplemente tomamos circunstancialmente. “Se está estudiando mucho en la sociología sobre qué cambios nos va a dejar la pandemia -cuenta Laks-; pero es pronto para sacar conclusiones porque todavía estamos adentro, no tenemos una perspectiva hacia atrás... No estamos en condiciones de sacar grandes conclusiones”.

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