Cartas de lectores II: Festejo
11 Diciembre 2021

Cuando las malas noticias son un común denominador, siempre reconforta saber de hechos positivos. Es el caso de enterarnos de que nuestra Escuela Técnica de Monteros ya cuenta con aire acondicionado en todas sus aulas. Los 18 equipos fueron adquiridos con beneficios realizados gracias al encomiable trabajo de alumnos, padres y profesores de la institución, antes de la llegada de la pandemia y su colocación se había demorado por la misma. La instalación, realizada por los propios alumnos del último año de electromecánica, bajo la supervisión de personal docente, corona una acción que merece todo el reconocimiento y orgullo de la comunidad monteriza y nos demuestra contundentemente la capacidad de nuestros jóvenes educandos en pos de un objetivo altruista. Solo falta concluir la obra con la conexión externa a la red de energía. El hecho marcará con tinta indeleble su paso por nuestra querida institución educativa. Pero la cruel realidad nunca deja de empañar lo bueno. El olvidable año lectivo, marcado a fuego por la pandemia, llega a su fin mostrando un panorama desolador. El establecimiento, por la falta de personal de maestranza, muestra suciedad y desorden por todos lados, cuando miles de “ñoquis” estatales engordan el presupuesto provincial. Por otro lado, las eternas licencias del personal educativo, nunca reemplazado, dejan a los chicos sin formación durante largos meses (o años), sin que el problema nunca se solucione. ¿Cómo explica el ministro el perjuicio que esto les ocasiona a la formación de nuestros hijos? La única respuesta posible es que no tiene el menor interés en cumplir acabadamente su importante tarea. Como broche final, el año termina sin la presencia del director del establecimiento, que acaba de jubilarse, dejando el cierre lectivo y el comienzo del venidero con un desorden mayúsculo. Entonces, el esfuerzo de nuestros chicos por superarse y el de muchos docentes por ayudarlos en esa meta, es arruinado permanentemente por la métodica incompetencia de un Estado ausente.

Ricardo A. Rearte

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