Cartas de lectores III: el drama nacional

Cartas de lectores III: el drama nacional

05 Noviembre 2021

Escena 1: las empresas de luz, gas, agua, telefonía o internet, te toman mal el estado del medidor o liquidan mal la factura. Lo curioso es que siempre se equivocan para el mismo lado, en contra del consumidor. ¡Es raro! Escena 2: Anses y las Cajas previsionales provinciales tardan meses y años en liquidarte la jubilación (más allá de la pandemia) y cuando lo hacen mal (muchas veces) siempre es pagando de menos. Esto no ocurre en resonados casos públicos. ¡Es raro! Escena 3: Vas al supermercado y cuando verificas el ticket de compra te encontrás que en las cajas te cobraron más que el precio en las góndolas, porque están mal cargados en el sistema. Siempre a favor de los mercaderes, por supuesto. ¡Es raro! ¿Cuántas escenas más de esta obra dramática que vivimos los argentinos desde hace tiempo, podemos describir sin hartarnos de nuestro infortunio? La inseguridad cotidiana, la corrupción, los privilegios de toda clase, el nepotismo, la ambición desmedida y la mentira. Supongamos por un instante que olvidamos todas las ofensas, que nadie tuvo la culpa de nada, que los organismos internacionales nos perdonan hasta el último centavo que debemos, ¿Eso cambiaría la condición moral de nuestra sociedad, que nos hace padecer estas canalladas diarias y otras, que nos empequeñecen en nuestra dignidad y hacen añorar al argentino de “la gauchada”, “la yapa”, “yo te doy un empujón” o “me lo devolvés cuando podés”? Si no recuperamos la memoria, si no reafirmamos una identidad solidaria que se conformó en las mutuales, cooperativas, clubes de barrio, sociedades de fomento, cooperadoras escolares; si no empezamos a pensar en el otro como mi vecino, mi compañero de banco en la escuela, mi compañero de ruta ¿En cuánto tiempo más estaríamos otra vez viviendo grietas, pagando deudas y buscando culpables? Esta obra de teatro dramática, puede convertirse en comedia si el tiempo pone distancia y los recuerdos se hacen amables; o puede ser una tragedia interminable si no cambiamos los paradigmas morales que nos guían. Los invito a reflexionar sin camisetas, sin colores, ni marchas que nublen el juicio crítico. De todos depende producir el cambio.

Miguel Ángel Reguera

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