Pensar el peronismo en medio de la tormenta

Pensar el peronismo en medio de la tormenta

¿Adónde va el movimiento nacido un día como hoy de 1945? El proceso desencadenado a partir del resultado de las últimas PASO sugiere para algunos que este espacio de la política argentina está iniciando una etapa de profunda transformación.

17 Octubre 2021

Un nuevo ciclo

Resulta interesante, en un día en que se conmemora el aniversario de un parto, pensar si esa criatura, que en el presente llega a una edad estadísticamente compatible con la defunción, puede haber iniciado un proceso de decadencia inexorable. Quizás más mesurado sea preguntarse, no si ese fenómeno político que dominó las últimas ocho décadas de la vida política argentina está cerca de su extinción, sino si ha entrado en una etapa de metamorfosis, como otras veces, en la que dejará de lado su fisonomía predominante en los últimos años para dar lugar a una nueva.

Siempre, en política, es aventurado extender certificados de defunción tanto a los espacios de acción como a sus protagonistas. Sobre el kirchnerismo se hicieron muchos pronósticos agoreros que resultaron prematuros. No fueron pocos los libros que anunciaron un inminente final que, hasta ahora, no llegó. El poskirchnerismo, de Mariano Grondona; Fin de ciklo, de Rosendo Fraga; o El final, de Luis Majul, son algunos. Los casos mencionados provenían de observadores atentos que proyectaban hechos que razonablemente conducían a un ocaso. Crisis como la de 2008 con el campo, que activó ideas de fuga desde lo más alto del poder. Derrotas legislativas y presidenciales (2009, 2013, 2015, 2017), escándalos y encerronas judiciales (como los de los “Cuadernos”) o inconsistencias económicas. Pero también el kirchnerismo protagonizó resurrecciones asombrosas (el 54% de 2011) o no tanto (el 49%-40% de 2019) y trazó una trayectoria que lo convierte en la facción, dentro de la historia peronista, que más años controló el poder.

Las últimas PASO parecen traer vientos de cambio nutridos por la ruptura de mitos de la política vernácula. Uno, representado por el estribillo de que el peronismo unido no puede ser vencido. Otro, que el peronismo es garantía de gobernabilidad. El tercero, que la oposición no puede configurar una alternativa de poder. El gobierno de Macri, arañando, rompió el maleficio de la interrupción inevitable de mandatos no peronistas. Pero su final puso en duda la viabilidad de su espacio para ser percibido como una herramienta para limitar al oficialismo o configurarse en una opción eficaz de gobierno.

La crisis de 2021 parece revertir algunas de las consecuencias de 2001. El kirchnerismo, hijo de esa crisis, entra en una etapa de debilitamiento severo. El radicalismo, la principal víctima política del colapso de De la Rúa, este año aparece vivificado (el 46% de los casi 9 millones de votos de las listas de JxC los aportaron candidatos radicales).

Los dos meses que separan a las PASO de las generales, en términos de percepción temporal, hay que multiplicarlos por tres, cuatro o más. En septiembre, vivíamos las restricciones de una pandemia. En octubre, muchos argentinos buscan la “revancha de la vida” en estadios, boliches, bares y playas, con doble dosis y tasas de infectados que desaparecen de la conversación de la sociedad. ¿Cuánto queda en la memoria del electorado de “la foto de Fabiola”, el “vacunatorio Vip” o el cierre de las escuelas? Están, eso sí, grabados a fuego el dolor para los familiares de las más de 100.000 víctimas fatales y la destrucción económica que afectó a millones y que lejos está de atenuarse con medidas homeopáticas.

¿Qué nos deparará un futuro que parece reactivo a las encuestas pero que, según indican los manuales, traerá una elección en principio irremontable? Para empezar, un dilema para un gobierno y, finalmente, para el movimiento que lo sustenta. Sus principales dirigentes, ¿decidirán cambiar de piel para sobrevivir? ¿O interpretarán que la extirpación de una de sus partes es lo que lo acercará más al final que a una renovación fructífera? ¿Cómo reaccionará el kirchnerismo? ¿Con moderación para evitar el cisma o con una radicalización y un intento de cooptación total del gobierno? Muchas preguntas en las que se cifra buena parte del destino argentino.

© LA GACETA

María Fernanda González - Politóloga. Doctora en Derecho, Gobierno y Políticas Públicas por  la Universidad Autónoma de Madrid.

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