Un fenómeno que se profundiza en el rugby: el éxodo tucumano

Un fenómeno que se profundiza en el rugby: el éxodo tucumano

La pandemia aceleró el proceso de migración de jugadores locales a ligas del exterior.

GONZALO GARCÍA. El medio scrum de Natación se fue a Valorugby Emilia. GONZALO GARCÍA. El medio scrum de Natación se fue a Valorugby Emilia.

Lo de los tucumanos yéndose a jugar al rugby en ligas del exterior no es ninguna novedad: clubes de diferentes países de Europa vienen nutriéndose del talento formado en nuestra provincia desde hace décadas (en especial en Italia y en Francia), pero también es cierto que ese fenómeno se ha profundizado en los últimos años por diferentes motivos, y más que nunca a partir de la pandemia. La complicada situación epidemiológica del país obligó a una prolongada inactividad que impulsó a muchos jugadores argentinos -entre ellos, los tucumanos- a buscar nuevos horizontes dada la incertidumbre sobre cuándo se iba a poder retomar la competencia. Aquellos que no tenían pensado irse comenzaron a considerarlo, y aquellos que tenían dudas finalmente se convencieron. Además, en los últimos años, las federaciones de España y Portugal (países que están tratando de potenciar su competencia interna) se sumaron a la lista de interesadas en contratar jugadores de Tucumán.

En lo que va de la temporada, varios equipos de Primera han sufrido bajas por ese motivo. De hecho, el torneo Clausura que comenzó hace apenas dos semanas ya cuenta con varias caras menos que el Apertura, que terminó hace tres. Natación, flamante campeón, ya no cuenta con Gabriel Ascárate (Cascais, de Portugal), Valentín Bustos (Aparejadores, de España), Federico Luna y Tomás García (ambos a Rugby Majadahonda, de España). Y a esos se agregan los que se fueron antes: Gonzalo García (Valorarugby Emilia, de Italia) y Martín Avellaneda (Rugby Club Lousa, Portugal).

“Nosotros estamos a favor de que si los chicos tienen la oportunidad la tomen, pero también es cierto que sufrir cinco o seis bajas en un plantel superior es un montón”, admite Diego Vidal, entrenador de Natación junto con Pablo Bascary. “Después del aislamiento, los chicos decidieron vivir la experiencia en el exterior. Creo que la pandemia aceleró todo eso”, agregó.

El “Blanco” quizás fue el más afectado, pero no el único: la gran mayoría de los equipos de Primera sufrió algunas bajas por migración. Por caso, Huirapuca vio partir primero a Juan Manuel Molinuevo y Alejo Sotillo a Plabennec (Francia) y ahora a Isaías Montoya Bellotto y Cristian Zurita (Evora, de Portugal). “Es la primera vez que pasa con tantos jugadores. Y es que el año no ayuda para nada. Con la incertidumbre que había no sólo hubo quienes se fueron, sino que otros decidieron dedicarle más tiempo a otras actividades o al estudio”, analiza José María Moya, entrenador de “Huira”.

Facundo Noval (Universitario), Matías Núñez y Ricardo Apud (ambos de Lince) son otras de las transferencias más recientes, aunque mirando hacia atrás la lista es todavía más amplia y abarca prácticamente a todos los clubes de Primera.

Al otro lado del charco

En su momento, la Unión Argentina de Rugby había apostado al proyecto Jaguares en el Súper Rugby para persuadir a los jugadores argentinos de emigrar. Sin embargo, la estructura profesional de la UAR sólo podía dar cabida a como mucho 100 jugadores (incluyendo a Jaguares XV en la Currie Cup), una cifra muy inferior a la de los que emigran por temporada al exterior. Para abarcar aunque fuera parte de esa brecha es que se impulsó la creación de la Superliga Americana de Rugby (SLAR): un torneo que le daba a los jugadores la posibilidad de ser profesionales sin tener que irse lejos de sus hogares y con la chance de regresar a sus clubes al cabo de tres meses. Sin embargo, es difícil para quien ya se ha acostumbrado a la rutina y al nivel profesional regresar tan pronto al amateurismo de los clubes argentinos, por lo que al finalizar la SLAR muchos terminaron emigrando al exterior de todas formas. Para colmo, la caída de Jaguares del Súper Rugby a causa de la pandemia dejó todavía menos opciones.

Aunque a los de generaciones pasadas les cueste aceptarla, la realidad dicta que la mentalidad de los jugadores de hoy no es la antes. Desde la pérdida de jerarquía del Campeonato Argentino y sobre todo a partir de su desaparición, el sueño de ser Naranjas ha quedado muy detrás del de ser Pumas o destacarse en un equipo grande del exterior. Más aún: si hace años era mandamiento número 1 dedicarse al rugby sin descuidar los estudios o el trabajo, hoy muchos se trazan como objetivo hacer del rugby su modo de vida.

No todo pasa por hacer una diferencia económica. La migración también puede obedecer a otros motivos: inquietud por probar otro estilo de rugby o dar un salto de calidad, la posibilidad de trabajar y/o estudiar en el exterior o simplemente vivir la experiencia de conocer otra cultura, sea de manera temporal o con intenciones de radicarse. En una época en la cual muchos jóvenes apuntan a buscar mejores perspectivas en países más estables, el rugby puede ser el boleto de salida.

“Era un momento tranquilo de mi vida para hacer esta experiencia. No perdía trabajo y todo se acomodaba para venir. No tengo intención de apuntar más alto, estaré un tiempo y luego volveré. Mi intención es aprender de esta nueva cultura y compartía la mía”, comentó el concepcionense Isaías Montoya Bellotto.

“Vi que los equipos de acá estaban apuntando a un buen nivel, reforzándose bien, así que quería vivir la experiencia de jugar acá. Además, por primera vez quería enfocarme solo en jugar al rugby para alcanzar el nivel que nunca pude por estar estudiando o trabajando. Pero también existe la posibilidad de estudiar algo acá que está relacionado a mi carrera, que es Administración y Finanzas”, contó el ahora ex capitán de Lince, Matías Núñez, hoy en Aparejadores Rugby Burgo (España).

¿Este éxodo es un fenómeno al que habrá que acostumbrarse o tiene alguna “solución? José Homsi, entrenador de Cardenales, opina: “es duro para los clubes, pero a la vez es una linda experiencia para muchos jugadores que quieren vivir del rugby, algo que hoy en Tucumán está muy lejos de ser posible. Por eso me parece que estaría bueno que se plantee abrir un camino profesional a través de alguna franquicia para Tucumán. Con pandemia y todo, hemos logrado tener un muy buen nivel en la provincia. Hay que seguir apuntando a eso y seguir mejorando”.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios