Mucho relato y pocos nombres

Mucho relato y pocos nombres

Quedan siete días para definir la composición de las listas. Entonces se conocerán quiénes serán los candidatos que deberán votar los ciudadanos en las PASO. El interés por ganar diluye aún más las cuestiones institucionales.

Cuando era chico solía repetir la formación de por lo menos 20 equipos de fútbol que jugaban en el Nacional o en el Metropolitano, dos torneos a los que se llevó el tiempo. Solían retarme porque podía recitar la formación del Temperley de la época o por saber pronunciar y escribir el apellido del arquero de Chacarita (Mario Schujovitzky) en lugar de recitar las cinco declinaciones del latín. Hoy sin ninguna dificultad y en un veloz aprendizaje de apenas un año niños, jóvenes y adultos repiten y hablan con solvencia de AstraZéneca, de Pfizer, de Moderna, de Janssen, de Sputnik V, de Covishield, de Sinopharm y otros vocablos nuevos que se recitan con más seguridad que los principales artículos de la Constitución Nacional.

Acostumbrados a que las certezas se transmitan por las redes sin ningún cuidado ni prospectos, sólo importa lo que se reproduce en un whatsap o en un posteo cualquiera. Eso alcanza para escribir una teoría general del tema que sea. Ahora se le llama relato, pero esas interpretaciones vacías sólo sirven para acrecentar la discusión. Esta semana fue superar la barrera de los 100.000 muertos por la pandemia. Casi pasaron inadvertidas las historias de esas personas que ya no están más. Lo que interesaba era encontrar a los culpables, que obviamente los hay. Son propios y extraños porque si de algo estamos seguros es que el virus –a diferencia de Dios, como suele repetir nuestro egocentrismo- no es argentino. Lo mismo ocurrió con la alocución de la vicepresidenta de la Nación que, lejos de desarticular su acusación, se preocupó por defenestrar a la Justicia y obviamente a su archirrival Mauricio Macri. Lo propio hizo el ex presidente con las denuncias en su contra por aportar armamento en favor del gobierno que desarticuló a Evo Morales. Se preocuparon por atacar al otro y no profundizaron sus argumentos. Y por detrás de ellos, millones de grandes relatores desesperados por discutir y nada más.

La democracia ha ido cayendo en estos abismos. Y con tal de seguir en la comodidad preferimos aprendernos de memoria el apellido Schujovitzky y no cuidar nuestros valores. La Constitución apoya su vida política en los partidos. Ellos hace mucho tiempo han desaparecido. Son una clara ficción muy bien relatada. Le llaman espacios porque así parecen más grandes, más abrazadores, como más oxigenados. Lo mismo ocurre con los candidatos a los que no los elige el ciudadano sino el propio dirigente. Para eso se ha privatizado el voto. Lo han reemplazado las encuestas. Son ellas las dueñas de la verdad. Es que las elecciones son caras. No se hacen en base a fidelidades ni militancias. Todo está tarifado, desde el acarreo del votante hasta el trabajo de fiscalización. Los que suelen aportar para esas tareas esperan una compensación con el tiempo. Una licitación puede ser importante. Bueno, en estos tiempos tampoco las licitaciones, que ahora se llaman cotejos de precios. El relato las acusa de demorar mucho tiempo. Son tantas las verdades que se necesitan corregir con los cuentos que se hacen del poder que lentamente se ha ido buscando incluir en el relato a los otros poderes. Los Ejecutivos se desesperan porque todo sea como quieren y terminan sacándose los controles de encima. La Justicia cede y se transforma en un capítulo más de los relatores. Hoy no tendríamos discusiones sobre la muerte de Nisman, ni sobre lo sucedido en la AMIA ni sobre lo que hizo Cristina con el memorándum. La Argentina se pelearía por otra cosa, quizás su futuro.

La pandemia desatada en el mundo dio la oportunidad de encontrar otra forma de ejercer el poder. Libertad y solidaridad pudieron ser los valores de encuentro y se convirtieron en pura confusión.

Tampoco es un problema argentino. Por estos días los españoles sufren el cimbronazo porque el Supremo, como le llaman a la Justicia, ha puesto el dedo en la llaga al declarar inconstitucional el confinamiento dispuesto por el gobierno. Y, como si fuera un relato conocido, empieza el zamarreo porque la tardía decisión suena a que está cargada de intenciones políticas y no de equilibrio judicial.

¿Y el equipo de José?

Los abuelos suelen repetir una desgastada frase: “No hay plazo que no se venza ni deuda que no se pague”. Y los plazos para conocer los contendientes de los comicios del corriente ya empezaron a vencerse. A tan sólo siete días de la presentación de las listas que tendrán los nombres de los contendientes, Tucumán parece que llega, por primera vez a un debate profundo que se dirimirá en las urnas. Hasta ahora, en acuerdo de cúpulas los dirigentes decidían todo y las PASO eran un simple paso que debían dar. Ahora harán serán Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias.

Los oficialistas Osvaldo Jaldo y Juan Manzur dirimirán de una vez por todas para saber cuáles son sus verdaderas fuerzas. Hasta aquí cada uno ha defendido su propio relato. Y aunque les cueste aceptarlo, ambos son lo que José Alperovich quiso que fueran. Públicamente lo han reconocido ambos, pero ya lo olvidaron y relatan otra cosa. En 2019 cortaron el cordón umbilical. Sin embargo, será la primera elección sin el apellido Alperovich. El ex tres veces gobernador hizo todo para él. Compró dirigentes que se vendieron con amabilidad, armó un sistema electoral a su medida, hizo una Constitución que le regalara más tiempo de poder que a cualquier tucumano nacido en estas tierras y colonizó con “sijosesistas” no sólo los sitios que pudieran controlarlo sino también estructuras políticas de la oposición. ¿Para qué? ¿Para los tucumanos?, seguro que no. Pero tampoco le alcanzó para mucho ya que ahora lo niegan hasta los que les deben su enriquecimiento.

Amnésicos de su etapa ultraalperovichista, Manzur y Jaldo están a una semana de la gran decisión. Para esquivarla inventan relatos de lo que quieren y piensan en Buenos Aires. Disfrazado de federalismo le dan voz y voto a Buenos Aires en las cuitas tucumanas.

¿Y dónde está el piloto?

Un ejemplo de independencia parece nacer en la oposición. Aunque hay dirigentes de Pro que más que libertad de acción ven impericia. En la interna de la oposición ha quedado formada un ala integrada por Pro y el Partido de la Justicia Social que lidera el intendente de la Capital Germán Alfaro, el hijo pródigo que regresó a Juntos por el Cambio. Es el mismo que despotricó contra Macri, aceitó relaciones con el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, y luego volvió a mecerse en la cuna de Pro. Sus idas y vueltas son costos y beneficios de su estructura. Pero el abrazo de Pro, invento del propio Macri, es difícil de entender. Todo se hace bajo el paraguas de Horacio Rodríguez Larreta, que le abre los brazos a cuanto radical y peronista con posibilidades electorales se le cruza en el camino. Lo curioso es que en nombre de ese aperturismo hace 10 días el presidente de Pro Tucumán, Ramiro Beti, avaló dejar afuera de Juntos por el Cambio a la UCR.

En poco tiempo, tanto el oficialismo como la oposición no pudieron aprenderse ni el apellido del arquero de Chacarita ni las cinco declinaciones del latín: sólo hablaron de Alfaro. ¿Por qué?

En la era AC (antes del coronavirus) Manzur era despótico con el intendente de la Capital. Jaldo, su fiel colaborador, se ocupaba de morigerar ese enojo. En la era DC el virus pandémico modificó todo y Alfaro y Manzur hablaban y se veían como dos viejos amigos. Jaldo quedó en la banquina. En la oposición ninguno de los principales dirigentes (en menor medida José Cano y Silvia Elías de Pérez) nunca dejaron de dialogar y de especular. Siempre se lo descartó por dos razones: 1) es un peronista que siempre regresará a su cuna y 2) si ya se fue una vez por qué no lo va a hacer de nuevo. Sin embargo, unos por necesidad (de la estructura o del poder obtenido por el lord mayor) y otros seducidos por un discurso (los reclamos de institucionalidad) que a veces se asemeja a las declamaciones de Juntos por el Cambio, siempre quisieron tenerlo cerca.

En estas PASO llegó la hora de la verdad también para la oposición. Envalentonado y con los cuchillos entre los dientes el intendente Mariano Campero tomó la decisión de enfrentarlo y entretejió alianzas con el flamante Creo que lidera Sebastián Murga. El hombre que manda en la ciudad sin veredas encabezaría la lista de senadores y la presidenta de Creo, Paula Omodeo. ¿Qué pasó con su amigo, el intendente de Concepción? Roberto Sánchez se quedó más de una vez sin nafta en los últimos días. El ímpetu desenfrenado de Campero chocó con las dudas y las indefiniciones del piloto. Sánchez puso punto muerto y se bajó del auto. En realidad no sabía si pilotear la lista de senadores o de diputados y ante tanto desafío se olvidó de cargar nafta y se quedó a pie. En Juntos por el Cambio están presos del relato. No quieren candidaturas ficticias y mentirosas -testimoniales suelen llamarlas-, algo en lo que el oficialismo logró varios campeonatos, con Jaldo a la cabeza. Sánchez y Murga sacaron turno en el psicólogo para entender mejor al corredor que finalmente se anotó en el circuito de Diputados.

En esos momentos de incertidumbre asomó la unidad de los radicales porque tanto la senadora Elías de Pérez como el diputado nacional Cano habían estado a punto de sellar un acuerdo en el que los parlamentarios encabezarían la lista de senadores y los intendentes la de diputados. Todo se diluyó cuando el piloto se sacó el casco. Hasta anoche los radicales iban con listas divididas a enfrentar a Alfaro y al Pro. Y, es aquí donde el intendente de Capital vuelve a tomar protagonismo porque la UCR dividida aumenta las chances de aquellos. Las idas y venidas de Alfaro lo han hecho poco confiable para los radicales que temen por lo que pasará en el futuro. ¿Con qué Alfaro se encontrarán en 2023? ¿Con el de 2017 o con el 2020? Y, nunca olvidan que su origen peronista lo puede hacer regresar al lugar donde nació políticamente. Mientras Manzur aceita las armas para pelear con Jaldo mira de reojo esta película.

Los comicios de este año serán muy diferentes de los que venían ocurriendo en la provincia. Por primera vez la competencia puede servir para que las preocupaciones de la ciudadanía que recita los nombres de las vacunas porque es una de sus preocupaciones centrales no sean escuchadas por oídos sordos. Puede ser el comienzo de una nueva etapa aunque todavía faltan siete días para confirmar si todo esto ha sido un simple relato, vacío sin importancia como aprenderse de memoria la conformación de 20 equipos.

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