La protesta pública no debe ir a un domicilio privado

La protesta pública no debe ir a un domicilio privado

23 Junio 2021

La protesta por el retorno a la presencialidad plena en las escuelas que un grupo de padres llevó a principios de esta semana hasta la residencia particular del ministro de Educación Juan Pablo Lichtmajer expone dos situaciones diferenciadas.

Por un lado se encuentra el derecho de los ciudadanos a protestar públicamente. Espacio público y democracia son dos conceptos indisolubles. Y se potencian, particularmente, en estos tiempos de larga cuarentena en la Argentina. Por un lado, porque el uso del espacio público está restringido. Por otro, porque las políticas públicas vinculadas con la lucha contra la pandemia generan serios cuestionamientos (en casi todo occidente, por cierto). Y, finalmente, porque es una suerte de experiencia ciudadana en este país, y en esta provincia, que las demandas sociales que son exteriorizadas con movilizaciones tienden a ser más atendidas por las autoridades. “Nos robaron el futuro”, decía una de las consignas de la protesta del lunes. Es decir, entienden que el actual sistema de mínima presencialidad afecta el derecho de sus hijos a recibir una educación plena.

Por otra parte está el derecho a la intimidad. De él gozan todos los ciudadanos, lo cual, por supuesto, incluye a aquellos que circunstancialmente desempeñan funciones públicas. Ese derecho, por sobre todas las cosas, debe ser respetado también respecto de los miembros de las familias de los funcionarios. Protestar en el domicilio de los miembros de los poderes del Estado es, también, afectar el derecho de sus hijos a la privacidad.

No se pueden reivindicar derechos conculcando otros. Tal ecuación sólo redunda en un juego de suma cero.

Precisamente, esta cuestión fue advertida por otros ciudadanos que también reclaman un retorno a la presencialidad plena, pero que cuando se han manifestado (en febrero, por ejemplo) lo hicieron en Casa de Gobierno. “Estamos totalmente en desacuerdo con este tipo de marchas porque no nos parece que sea el lugar apropiado”, dijo la vocera de Padres Organizados respecto de la protesta en la residencia del ministro. “Es su casa, su propiedad privada, y si hay que reclamar debemos hacerlo en el lugar donde preste sus funciones. En una casa particular es una situación incómoda no sólo para él sino también para su familia. Me parece hasta una falta de respeto”, agregó.

Los funcionarios trabajan de hombres públicos, pero en sus hogares son sujetos privados. Sin embargo, protestar en la casa de quienes ocupan cargos públicos se está tornando reiterativo. A finales de del mes pasado, también un grupo de padres, en algunos casos junto con sus hijos protestaron frente a la residencia del gobernador Juan Manzur, para exigir el regreso a las aulas. También lo habían hecho, durante la tercera semana de mayo, comerciantes y trabajadores gastronómicos, en rechazo a las medidas de restricción adoptadas por el Gobierno en nombre de combatir el pico de la segunda ola de coronavirus. Como agravante, hubo representantes vecinales, con cargos públicos, participando de ese hecho.

Manifestar reclamos en la vía pública es reivindicar demandas: busca demostrar que son muchos los que comparten esa prédica. Protestar frente a la casa de una familia porque uno de sus miembros es funcionario es “escrachar”, porque lo que busca, detrás de un reclamo –por legítimo que sea- es amedrentar. O avergonzar. O ambas cosas.

Entonces: la protesta social es un derecho y su ejercicio es parte esencial de la democracia. Pero esa es la materia. La forma en que se haga no es secundaria, sino constituyente. Y llevar una protesta pública a un domicilio privado desvirtúa toda finalidad. La desnaturaliza.

La tarea para la ciudadanía es separar el ámbito público del privado para los hombres de Estado, tal y como cada persona reclama ese respeto para su propia existencia. La tarea para los hombres de Estado es identificar las demandas de la sociedad, sobre todo cuando las movilizaciones públicas son un riesgo a la salud pública; y tomar la pandemia como un desafío que exacerba las necesidades y no como una excusa detrás de la cual esconderse.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios