Tache la que no corresponda en la timba de la interna peronista

Tache la que no corresponda en la timba de la interna peronista

Tache la que no corresponda en la timba de la interna peronista

Hace dos años comenzaba la interna peronista. En eso coincide gran parte de la grey justicialista: el día después de las elecciones provinciales comenzó la carrera por 2023 entre esos dos líderes que siempre se miraron con desconfianza, que nunca fueron amigos y que supieron disputarse el “amor” de José Alperovich.

En los planes de uno y de otro los gestos fueron marcando la cancha. Juan Manzur se atrincheró en el avión que lo lleva de un rincón a otro del país -y del mundo-; buscó estrechar sus lazos con los grandes políticos, empresarios y sindicalistas a nivel nacional, y fundó en su silencio -y su sonrisa- un estilo de conducción personalista, de escasas explicaciones y diálogo.

De a poquito lo fue corriendo de la foto al compañero de fórmula que, para algunos, había sido clave para sellar el triunfo en 2015. Al mismo tiempo, reemplazó aquel plantel con sus cercanos, algunos nuevos y otros de la primera hora: los Yedlin, los Vargas Aignasse y los diputados (Mario Leito-Carlos Cisneros). Miguel Acevedo se convirtió en la versión manzurista de lo que el tranqueño supo ser para el alperovichismo y el círculo de interlocutores se cerró con Salud (Rossana Chahla cobró protagonismo) y con Educación (Juan Pablo Lichtmajer entró a las grandes ligas del gobernador).

En contrapartida, Osvaldo Jaldo se fortaleció en el edificio de la Legislatura. Como utilizando los espejos para que todo lo que venía de la Casa de Gobierno vuelva hacia allí, el vicegobernador armó tropa propia. Pescó entre los propios y los ajenos. Los desencantados con el mandatario, que se sintieron ninguneados o desoídos, se sumaron a los que siguen a Jaldo desde hace tiempo. El vice buscó, desde el principio, dejar en claro al gobernador que no iba a ser una escribanía -como a él le gusta decir públicamente- del Poder Ejecutivo. Puso el grito en el cielo cada vez que se tomaban medidas sin consultarlo y la cuerda que unía a ambos líderes se venía tensando desde hacía tiempo. La elección del defensor del Pueblo apenas fue el roce que cortó el fino hilo que los mantenía juntos.

Jaldo fue tejiendo alianzas en el interior y en la propia Cámara con la mirada puesta siempre en la sucesión. Jamás confió en que iba a ser el elegido del gobernador. Lo dijo en “Panorama Tucumano”, el programa periodístico de LA GACETA en TV: Manzur no acumula el poder que supo ostentar Alperovich como para designar a los candidatos sin que nadie se lo discuta. O sea, para el vice, el líder del partido carece de autoridad para señalar a su sucesor. O al menos para definir que sea otro que no sea él.

Con sutileza, pero con firmeza, Jaldo también le achacó a Manzur una presunta falta de votos. Remarcó que él no perdió ninguna elección, que recolectó todos los cargos hasta llegar a vicegobernador y que “no todos pueden decir lo mismo”. Le mojó la oreja.

También dijo que él es peronista y que si decide jugar en las elecciones, por el único espacio que lo hará será por el Frente de Todos. Le mojó la otra.

Manzur le respondió con sendas fotos con el intendente, Germán Alfaro, que le provocó de todo menos risas al vicegobernador. ¿Lo invitó a pelear?

El laudo nacional podría ser lo único que acerque las posiciones entre los máximos referentes del peronismo en Tucumán. Jaldo viajó a Buenos Aires en busca de aval kirchnerista o al menos de un “pase libre” para poder disputarle el trono a Manzur sin que eso sea mal visto por la líder suprema CFK.

En este punto, algunos peronistas arman un múltiple choice:

- Opción 1: se da un espacio en las listas al jaldismo y se juega en yunta, aunque en silencio. ( )

- Opción 2: se define el pleito en las PASO y ambos suman para la Nación. ( )

- Opción 3: se posterga la interna para 2023 y Jaldo guarda las armas para pelear dentro de dos años con ayuda nacional. ( )

- Opción 4: se da la orden de dejar solo al vicegobernador y se lo manda a disputar el poder sin el sello frentista. ( )

En ese Prode se timbea una parte del futuro del peronismo comarcano.

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