El bioetanol en naftas no ayuda solo a la ecología

El bioetanol en naftas no ayuda solo a la ecología

Un mayor corte implicaría un menor precio en los combustibles, según Satca.

29 Mayo 2021

A partir del inicio de la era industrial, a mediados del siglo XVIII, el hombre comenzó a desenterrar y a quemar carbono a niveles nunca antes vistos. Más adelante, la explotación de petróleo -desde 1860- y la invención de los motores de combustión interna -hacia fines del siglo XIX- produjeron una aceleración de este proceso. Tal aceleración se volvió exponencial a partir de la década de 1950, algo que aumentó peligrosamente la concentración de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en la atmósfera, hecho que viene provocando crecientes alteraciones en el clima, que suponen grandes riesgos para la vida en nuestro planeta.

La situación se está volviendo inmanejable, pues lo que al principio parecía la solución, -llegar a una economía neutra en emisiones de carbono- ya tampoco alcanza: ahora resulta necesario replantear objetivos para lograr emisiones con saldo neto negativo. Esto implica que además de adoptar esquemas de balance neutro se debe recapturar carbono de la atmósfera, y almacenarlo de modo permanente o usarlo para producir energía- Así aconseja un documento elaborado por técnicos vinculados a la Sociedad Argentina de Técnicos de la Caña de Azúcar (Satca).

Una opción natural y muy promovida para la recaptura de carbono de la atmósfera es la implantación de bosques. Pero estos solo cumplen esa función mientras transitan su etapa de crecimiento: cuando alcanzan su plenitud el balance se vuelve neutro, pues al carbono que absorben las nuevas plantas lo liberan las que se descomponen al morir; y principalmente en forma de metano, que tiene 20 veces mayor efecto invernadero que el dióxido de carbono.

Así, resulta que para un bosque de pino, que al cabo de 20 años produce 150 metros cúbicos por hectárea (m³/ha) de madera con un peso específico de 0,6 tonelada por metro cúbico (t/m³), al alcanzar su plenitud habrá acumulado 90 t/ha de materia seca, equivalente a 40 t de Carbono/ha o, lo que es lo mismo, 2 t de Carbono/ha por año a lo largo de todo su ciclo.

Un análisis similar, pero para el ciclo anual de la biomasa contenida en la fibra de la caña, que entre tallos y rastrojos produce unas 92 t/ha en base húmeda, equivalentes a 13,8 t/ha en base seca, muestra que alcanza una captura equivalente a 6,2 t de Carbono/ha por año, valor tres veces superior a la recaptura lograda al año en un bosque de pinos en crecimiento.

A esto corresponde sumar la obtención de 6.500 litros de bioetanol por hectárea a partir de los jugos de la caña, los cuales, descontando la biomasa utilizada para su procesamiento -ya contabilizada con la fibra-, añade un neto equivalente a la captura de al menos 2 t de Carbono/ha al año. Clara muestra de la eficiencia inigualable de la caña para aprovechar de manera limpia la energía solar.

Captura directa

Otra ruta que se está desarrollando es la captura directa de carbono de la atmósfera. Actualmente operan en el mundo unas 15 plantas a escala industrial, con un costo de entre U$S 600 y U$S 800 por t de CO2 recapturado.

Hay también otros emprendimientos de ingeniería -a escala piloto-, como uno financiado por Bill Gates, del cual, mediante aumentos de escala, se espera bajar los costos a entre U$S 94 y U$S 232 por t de CO2 recapturado. En términos de emisiones de la nafta, equivaldrían a entre U$S 0,27 y U$S 0,66 por litro, cuando la estimación más optimista se ubica por encima de los U$S 0,22 por litro recaudados por la suma del impuesto a los combustibles líquidos (ICL) más el impuesto al CO2, que grava actualmente a las naftas.

Cabe acotar también que la viabilidad de las tecnologías de recaptura directa depende mucho de las posibilidades que se abran para comercializar combustibles sintéticos obtenidos a partir del carbono recapturado. Esto se da porque se plantean serias dudas sobre la eficacia de métodos en ensayo para el almacenamiento del carbono recapturado por plantas, como la mencionada.

En síntesis, si al costo de las naftas de origen fósil se le agregase el de recaptura del carbono que liberan a la atmósfera al quemarse, su precio para el consumidor final sería mucho mayor que el del bioetanol alternativo, lo que debería llevar a aumentar al máximo posible el porcentaje de participación del bioetanol en el corte con las naftas, y no sólo a mantenerlo, como propone el actual proyecto de ley.

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