Soberón: “este conjunto de notas da cuenta de mi obsesión por el cine”

Soberón: “este conjunto de notas da cuenta de mi obsesión por el cine”

Se presenta el libro “El viaje inmóvil” que reúne 15 ensayos sobre el cine de la región.

FABIÁN SOBERÓN reflexiona sobre el cine de la región. FOTO Enrique Galíndez FABIÁN SOBERÓN reflexiona sobre el cine de la región. FOTO Enrique Galíndez
26 Mayo 2021

El escritor Fabián Soberón presentará este 27 de mayo, a las 19, el libro “El viaje inmóvil”, donde reflexiona sobre 15 films producidos en las provincias del norte argentino en el siglo XXI, incorporando una novedosa base “teórica-metodológica”.

Esta presentación (que se podrá seguir de manera digital acá) ha sido la excusa perfecta para mantener esta charla con este fantástico escritor de libros de ficción, crónicas, entrevistas y críticas.  

¿Cómo surgió la idea de este libro?

Hace ya varios años escribí tres largos artículos sobre cine ficcional y documental de Santiago del Estero, Salta y Tucumán en el marco de un equipo de investigación sobre cine de la Universidad de Buenos Aires, dirigido por la Dra. Ana Laura Lusnich. En los extraños días de la cuarentena del 2020, la Asociación civil "Tucumán audiovisual" y el diario "El tucumano" organizaron un ciclo sobre cine tucumano. Por las noches, después de ver los cortos y los mediometrajes, anotaba lo que había visto. El libro surgió cuando me di cuenta de que estaba acumulando artículos y reseñas sobre el cine de la zona norte y que podía reunirlos. ¿Cómo se configura el cine de la zona? ¿Qué implica pensar una zona? Estas preguntas solo pueden ser respondidas si hablamos desde una perspectiva. Y mi perspectiva es la del cine. No me interesa destacar aquí las cualidades o las virtudes de una geografía. Esa tarea le corresponde a los geógrafos o a los virtuosos de la etnología. En todo caso, este conjunto de notas dan cuenta de mi obsesión por el cine, el poder de la ficción y la fascinación que me produce la posibilidad de escapar al olvido, aunque sea por un instante, a través del documental. Como sabemos, no podemos explicar una obsesión. Pero sí podemos seguir su mandato a través de la creación. Finalmente, una obsesión no tiene forma: es solo la prolongación de un pliegue que empieza en el placer y que, después de vueltas, termina en otro pliegue. Es eso que Shakespeare, Pessoa y Orson Welles entendieron mejor que nadie: “el poeta es un fingidor”, escribió el portugués. Ahora Welles: “es imposible hacer una buena película sin una cámara que sea como un ojo en el corazón de un poeta”.

¿Cuáles son las 15 películas abordadas?

El viaje inmóvil aborda el análisis de El motoarrebatador (dirigido por Agustín Toscano), Nosilatiaj. La belleza, film salteño dirigido por Daniela Seggiaro, las películas del director santiagueño Pablo Argañarás, Los dueños (dirigido por Raduzky y Toscano), Planta permanente (dirigido por Ezequiel Radusky). En el artículo “Cine y ciudad. Dos documentales del NOA sobre ciudades” indago en los films realizados por dos documentalistas de las provincias de Tucumán (Betina Zavadisca) y Santiago del Estero (Lorena Jozami). A partir de la categoría de “gótico del norte argentino”, propongo analogías entre la tradición cultural -literaria y plástica- del sur de los Estados Unidos con la del norte argentino. Bajo esta idea, estudio los cortometrajes “En el mismo equipo” (Bonzo Villegas y Carlos Vilaró Nadal), “Santa” (Vilaró Nadal) y “Totitita” (Bonzo Villegas). También ensayo una mirada sobre La hermandad (dirigido por Martin Falci), los cortos “Un favor” (de Franco Mirra) y “Barrio El buen vivir” (de Verónica Quiroga). Un lugar especial tiene el análisis del corto del subgénero zombies “No me dejes solo” (dirigido por Sebastián Sánchez y Bernabé González Mina). El libro incluye una lectura de “Elvira en el río Loro” (dirigido por José Villafañe), un extraño documental sobre las secuelas de la dictadura militar en un rollo desgastado de película.

Soberón: “este conjunto de notas da cuenta de mi obsesión por el cine”

El cine quizá sea el último arte en desarrollarse, sobre todo en las provincias del NOA, cómo ves la evolución en los últimos años?  

Claramente, el gran cambio en la producción de cine en el noroeste argentino se produce en la primera década del 2000. A partir de la creación de los concursos por regiones programados por el INCAA y la disposición de la tecnología digital se genera una modificación sustancial. No solo se presentan directores, guionistas y técnicos a los concursos del INCAA en la zona NOA sino que esos proyectos se materializan a partir del mayor acceso a la realización gracias al surgimiento  de la tecnología digital. En 2005 se crea en Tucumán la Escuela Universitaria de Cine, Video y TV. En Jujuy se crea la ENERC (sede NOA) en 2010. Ambas instituciones contribuyen con la promoción de técnicos, directores y productores de contenidos audiovisuales. Y si a esto le sumamos que empieza a haber un apoyo –mínimo al comienzo– de parte de los Estados provinciales y de instituciones privadas, se hace evidente una transformación notable y un aumento en la producción de películas ficcionales y documentales. De escasa producción en el siglo XX asistimos a un resurgimiento –especialmente en los casos de Tucumán, Salta y Jujuy– de la realización cinematográfica a partir del 2010.

Noto que hay más producciones audiovisuales, ¿esto fue de la mano de un abaratamiento de los costos de producción?

El surgimiento de la tecnología digital no solo permitió el acceso a la realización audiovisual sino que promovió, en todo el país, la posibilidad de rodar películas cortos, mediometrajes y de estrenarlos  de forma presencial (según la clásica forma del estreno) y a través de plataformas digitales. Se podría decir que la huella digital es una marca del cine del siglo XXI. Aunque produce una huella invisible y fugaz, internet interfiere y modifica nuestros días. El cine no está exento de estos avatares.

¿Cuál es el futuro del cine de la región? Noto en muchas películas y series de Netflix una unificación estética... ¿Qué diferencia al cine de la región?

El querido amigo y escritor puertorriqueño Edgardo Rodríguez Juliá me dijo en el viejo San Juan que él se encontraba en el margen del margen, ya que Puerto Rico es una isla en el escenario de Latinoamérica, siendo Latinoamérica el margen respecto de Estados Unidos y Europa. Nosotros podríamos decir que el norte argentino se encuentra en un triple margen o en un margen al cubo. Me parece que una de las ventajas de ser el margen del margen es la de no estar aplastados por la pesada roca de la industria que deglute las diversas poéticas. Si bien las dificultades económicas son mayores que en los centros de producción, el hecho de producir en un rincón apartado tiene sus ventajas. Lo vio Borges hace tiempo: tenemos la posibilidad de explotar, desde los márgenes, las potencialidades del universo. Solo que en este caso el margen no es solo un rincón respecto de las grandes tradiciones audiovisuales sino también respecto del mayor centro audiovisual de la Argentina. Quizás la suerte que nos queda es mantener viva la heterogeneidad de estéticas que ronda en los senderos del norte audiovisual.


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