Enseñanza de la historia local, promesa incumplida

Enseñanza de la historia local, promesa incumplida

16 Abril 2021

Las buenas ideas quedan en expresiones de deseo cuando no se hacen realidad. Nuestra historia está poblada de anuncios importantes e impactantes formulados por la clase gobernante de turno, que despiertan expectativas, pero que finalmente se los lleva el viento. En octubre de 2019, el responsable provincial de la cartera educativa dijo que en 2020 iba a ser obligatorio el estudio de la historia y la cultura de Tucumán en todas las escuelas y en la totalidad de los niveles educativos.

Sabido es el desconocimiento de una buena parte de los tucumanos de su propia historia, así como de los procesos sociales, económicos y de su cultura, de manera que la noticia fue bien recibida porque respondía a una iniciativa educativa muchas veces propuesta, incluso desde esta columna. El ministro afirmó en esa oportunidad que el programa “Historia y futuro” se pondría en marcha desde el nivel inicial hasta el terciario, incluyendo a Adultos y agregó que se trataba de un proyecto interdisciplinario en el que cada escuela, teniendo en cuenta la comunidad a la que pertenecía, tendría la oportunidad de producir saberes que permitieran recuperar la historia tucumana, reconocer las distintas tradiciones y promover una noción de cultura e identidad.

Se informó que en la Legislatura se analizaría un proyecto de ley sobre el dictado de estos contenidos que se incluirían en los diseños curriculares de todos los niveles y modalidades que conforman el sistema educativo provincial, con el objetivo de fortalecer la enseñanza de la historia y las distintas tradiciones culturales de Tucumán. Estos contenidos podían ser desarrollados mediante la ampliación de la jornada escolar, la formulación de proyectos institucionales, iniciativas locales articuladas con la comunidad, o cualquier otra metodología que determinara la reglamentación. El Ministerio de Educación iba a ser el encargado de instrumentar los acuerdos con el Consejo Federal de Educación para modificar el contenido curricular.

El proyecto ministerial iba a posibilitar que las nuevas generaciones conocieran el pasado tucumano. Nos pareció oportuno sugerir en esa oportunidad que el estudio debía incluir a los pueblos originarios que habitaron esta geografía. Iba a ser fundamental para esta iniciativa la abundante cantidad de publicaciones de la Fundación Lillo, la Facultad de Filosofía y Letras y el Conicet, entre otras instituciones. Sin duda, un paso vital en este emprendimiento antes de llegar a las aulas sería la formación de los docentes en esta materia.

A menudo nos preguntamos cuál es el origen de esta insólita vocación de muchos de nuestros comprovincianos por las transgresiones frecuentes a las normas que hacen a la convivencia social, como las viales, no cuidar la higiene de la ciudad, provocar destrozos en los espacios públicos (bancos, estatuas), depredar el patrimonio arquitectónico. Esta falta de educación y de respeto por los otros tiene que ver seguramente con el profundo desconocimiento que tenemos de la propia historia que nos construye como pueblo.

Aunque trilladas, expresiones tales como “no se puede amar lo que no se conoce” o “para saber adónde se va, es indispensable saber de dónde venimos” no han perdido su vigencia. Es cierto que producto de la pandemia, hubo en 2020 una mora educativa en varios aspectos, pero sería importante que este proyecto no fuese abandonado y figurara entre las prioridades a poner en marcha.

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