Por Lucía Lozano
21 Febrero 2021
Las clases en 2021 tendrán importantes protagonistas: visibles, el barbijo y el alcohol en gel; invisibles, el miedo y la ansiedad. Después de un año fuera de las aulas, en pocos días los chicos volverán a ocupar sus pupitres. Pero no será la escuela que ellos conocen. Por eso, habrá que prepararlos. Hay muchos desafíos por delante: que recuperen el ritmo y que se sientan seguros es fundamental, dicen los expertos, para lo cual docentes y familias se deben unir con ese objetivo.
El protocolo sanitario comprende básicamente el distanciamiento social, el uso de tapabocas y la desinfección. Pero, ¿qué ocurre con las emociones? También deberían entrar en el manual de la vuelta a clases presenciales.
El primer punto es ser positivos. Y transmitirles eso a los hijos. Si cumplimos con todos los cuidados, las posibilidades de contagio bajan mucho. La psicopedagoga Natalia Jiménez Terán sostiene que esta vez el inicio de las clases está atravesado por mucha ansiedad y angustia por parte de los chicos y también de los padres.
“Se viene un momento crítico y es necesario preparar a los alumnos en este retorno. Hay una realidad diferente; a los chicos hay que hablarles con la verdad y no subestimarlos. Uno puede pensar que ellos no entienden o no saben, pero incorporan todo, y no solo lo que escuchan”, aclara.
A los más pequeños (por ejemplo, a los que van a la primaria) es necesario anticiparles todo lo que vendrá. “Porque la información les da seguridad, hay que contarles y darles detalles de todo: cómo son los protocolos, cómo encontrarán la escuela, decirles que tal vez no puedan ver a todos sus compañeros ni abrazarlos, que tendrán que estar con el barbijo y distanciados, que irán menos tiempo, que se tienen que desinfectar. Otro mensaje importante: siempre nos esforzamos para que compartan cosas y ahora tendremos que insistir para que no lo hagan”, detalla.
Nunca mentirles
Según Jiménez Terán no hay que perder de vista que los chicos debieron realizar un duelo -y aún muchos lo están haciendo- por no haber podido ir un año entero a ese espacio tan importante para ellos como es la escuela. Hay que tener en cuenta que algunos chicos no la pasaron nada bien e incluso hubo quienes perdieron algún familiar en esta pandemia.
“No hay que minimizar, el virus existe. Tampoco mentirles. Pero sí es bueno transmitirles optimismo: decirles que esto va a pasar, que volveremos a estar bien. Al mismo tiempo recordarles todo el tiempo cómo tenemos que protegernos. Hacer esto sin meterles miedo”, resalta. Ello significa que debemos tener cuidado cuando hablamos y también cuando actuamos. Porque los niños, insiste, miran lo que hacemos los adultos y toman nota. Y si los padres tienen pánico, los hijos también lo tendrán. El temor es invasivo y, sobretodo, muy contagioso aunque no se verbalice. Hasta se huele.
Al respecto, la psicopedagoga recomienda que por nada del mundo hay que decirles a los niños y adolescentes que si ellos no se cuidan pueden ser los responsables de traer el virus a la casa.
“Lo más aconsejable es que los papás se informen para después darles un buen detalle a sus hijos. Que se acerquen a la institución educativa y averiguen sobre el protocolo: cuántos días irán, cuántas horas, cómo serán las clases, qué deben llevar. Este debe ser un trabajo en equipo entre familia y comunidad educativa. Hay que darles el ejemplo, ir con paciencia. La modalidad dual seguramente será complicada al principio y nos exigirá mucha reorganización”, señala.
Inteligencia emocional
Si bien el regreso a la presencialidad viene de la mano del seguimiento de una serie de cuidados y reglas sanitarias, los especialistas sostienen que no hay que perder de vista la salud mental.
“La nueva normalidad en las escuelas nos impondrá algo de lo que se habla poco en educación: la inteligencia emocional. No solo tendremos que estar preocupados por si aprenden o no; debemos estar pendientes de sus sentimientos y darles herramientas para que se sientan seguros”, insiste.
“Por ejemplo, no es momento de retarlos por cosas comunes como perder una goma o un lápiz. Hoy lo importante es el aprendizaje y que puedan volver a compartir ese espacio escolar, con todas las limitaciones”, resalta.
“La emoción y la cognición son procesos inseparables, en las aulas la amenaza estará latente y toda la comunidad educativa tendrá que disponer herramientas para poder gestionar las emociones. Cuando se rompa el candado que tiene cerrados los establecimientos y podamos volver a transitar cada espacio escolar será importante contar con acciones para el cuidado físico pero también con acciones para el cuidado emocional”, apunta Marilina Rotger, profesora y especialista en neuroeducación.
Organización
La rutina se alteró en todo sentido durante 2020. Por eso en estos días previos a la vuelta a clases convendría establecer alguna especie de organización familiar, como que los chicos vuelvan a acostarse temprano. Muchos ya perdieron ese hábito, indica Mónica Lagarde, quien es docente. También aconseja a los papás hablar mucho con sus hijos sobre lo que vendrá. Esa información los ayudará a superar la frustración de un primer día en un aula muy distinta a la que conocían.
“El año pasado, en el grupo de WhatsApp que abrí para mis alumnos, ellos me comentaban que sus papás estaban preocupados porque si volvían las clases en 2021 los chicos iban a desparramar el virus. Ese no es el mensaje que debemos darles. Hay que decirles que todo va a estar bien, que entre todos vamos a buscar la forma de salir adelante. Y animarlos. Decirles: ¡Qué bueno que puedas volver a las clases! Recordarles que son muy valientes, pero que no deben dejar de ser prudentes”, concluye.
Esto no debe faltar en la mochila:
- Alcohol en gel.
- Toalla y jabón.
- Botella de agua.
- Un tapaboca de respuesto. Que sea de tela, no de plástico. Debe cubrir la nariz, la boca y la barbilla.
Así es el protocolo que presentó el Ministerio de Educación para volver a clases de forma segura:
- En las escuelas con matrícula igual o menor a 300 estudiantes, la presencialidad será dos veces a la semana
- En las escuelas con matrícula mayor a 300 estudiantes:
Primera semana: Primer ciclo primaria y secundaria (1°, 2° y 3°) e inicial (5 años).
Segunda semana: Segundo ciclo primaria, secundaria (4°, 5° y 6°) e inicial (4 años). Presencialidad dos veces a la semana.
En la semana de educación no presencial, se programarán dos días de actividades artísticas, culturales y deportivas en espacios alternativos.
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