Rosados, blancos, naranjas y tintos ligeros: una guía de vinos para disfrutar los días cálidos

Rosados, blancos, naranjas y tintos ligeros: una guía de vinos para disfrutar los días cálidos

No todo es cerveza y gin tonic: cuando hace calor, los vinos livianos, tomados bien fríos, también ayudan a refrescarte.

Rosados, blancos, naranjas y tintos ligeros: una guía de vinos para disfrutar los días cálidos

El verano y el calor abrumador de nuestras latitudes no tiene por qué ser motivo para poner en pausa el placer de tomar vino. Dentro del mundo de sensaciones que crean la vid, los enólogos y las bodegas, también hay espacio -y mucho- para los vinos que no solamente se dejan beber muy bien en días cálidos, sino que además pueden ser incorporados como bebidas refrescantes.

"La clave, en este caso, es la acidez del vino. Una buena acidez es lo que le da esa sensación de frescura, además de darle carácter, es lo que hace que un vino no sea intrascendente, lo hace vibrar. Por eso, si buscamos un vino con esa finalidad, para tomarlo en días muy calientes como los del norte y queremos que sea refrescante, tiene que tener una buena acidez", explica el enólogo Rafael Domingo Molina, de una afamada bodega de los Valles Calchaquíes.

Por supuesto, otra de las claves es la temperatura. Según el vino que se consuma habrá que dejarlo a las temperaturas indicadas en la etiqueta. "Pero más allá de eso, lo importante es tenerlo en la frapera, para que mantenga el frío y no se caliente en la mesa. La frapera es clave", indica Domingo Molina.

Blancos, rosados, espumantes y tintos livianos son los que se alinean con el paladar cuando el termómetro no da respiro. Cada uno de ellos tiene lo suyo y cada quien elegirá su propio camino, según el gusto.

El torrontés

"Es el vino emblema de los Valles Calchaquíes y tiene cada vez más vigencia en todo el NOA. Es un vino aromático, en el que se siente con claridad la fruta. A diferencia de lo que muchos piensan, no es un vino dulce, no tiene azúcar residual, el sabor particular que tiene es la uva, más allá de los tiempos de cosecha que cada bodega elija", describe Matías Etchart, también enólogo de los Valles. "Es un vino que va muy bien para una comida al mediodía, para acompañar platos livianos y frescos", recomienda.

Rosados

Los vinos rosados se elaboran con las mismas uvas que los tintos, pero difieren en el proceso. "Tienen un período corto de maceración del jugo de la uva con el hollejo, por eso el color menos intenso y el sabor más suave. Lo más habitual es hacerlo con uvas malbec, pero también últimamente se está haciendo algo con cabernet. Van muy bien con comidas livianas, como aperitivos también, al igual que los blancos", define Etchart.

Blancos

Siempre segundos en las góndolas y en las preferencias del público, a veces olvidados, los vinos blancos reviven durante el verano en todas sus versiones. Dulces o secos, ahora también en latas, las variedades más usuales son el sauvignon blanc y en menor medida el chenín, además del torrontés. "El sauvignon blanc tiene un aroma un poco más cítrico, con una acidez más marcada, por lo tanto va muy bien como bebida refrescante. Lo ideal es servirlo a 10°C aproximadamente, pero para eso hay que retirarlo del enfriador algunos grados menos para que termine acomodándose en copa", explica.

Los espumantes

Cada vez aparecen más variedades de vinos espumantes, que acercan las burbujas a cualquier ocasión y no solo a los eventos especiales como podría pensarse del champán. Blancos y rosados tienen su versión espumante y, bien helados, son una gran opción para días calurosos. "Con los espumantes, igual que con el torrontés, se está haciendo mucha coctelería. Algo que en otro momento era impensado, tragos con vino, ahora se está haciendo y mucho. Los espumantes, incluso el torrontés, son ideales para eso", señala Domingo Molina.

Tintos ligeros

Ahora, si a pesar de toda la variedad anterior, se quiere insistir con los tintos, los enólogos recomiendan para los días de calor elegir un tinto ligero, con poco cuerpo, sin paso por madera y más frutados. Estos se consumen a la misma temperatura que un blanco y gozan de una gran "tomabilidad", porque no tienen la complejidad que puede tener un vino que ha pasado por maderas y que concentra una gran cantidad de taninos.

Ni tinto ni blanco: naranja

Aunque no se los vea todavía mucho en las góndolas, es una tendencia que ya está instalada en otras partes del mundo y que de seguro se instalará también en el norte argentino. Ni tintos ni blancos, son los vinos naranja, orange wine, como se los conoce internacionalmente. En realidad, tiene un poco de ambos: son uvas blancas, pero el proceso de elaboración es como el del vino tinto. En general, en los vinos blancos el jugo de la uva no está en contacto con los sólidos y en el tinto ahí radica el secreto, en la maceración. En los vinos naranja se usan uvas blancas pero que quedan macerando con el hollejo por algún tiempo, incluso meses, a temperaturas naturales. El resultado es una bebida de color anaranjado, dorado o incluso cobrizo, refrescante, con mucho sabor a fruta y también con algunos taninos, típico del vino tinto.

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