Piscinas y covid: el problema no está en el agua, sino afuera

Piscinas y covid: el problema no está en el agua, sino afuera

Se acerca la temporada de colonias de vacaciones y todavía no hay definición del COE sobre la habilitación de los natatorios.

Piscinas y covid: el problema no está en el agua, sino afuera

De un lado están los dueños de natatorios y de piletas que aseguran que en esos lugares no hay mayores riesgos de contraer covid. De la otra orilla, el Comité de Emergencia (COE) de la Provincia sostiene que aún no es momento, por el estado de la pandemia, de habilitar esos establecimientos. Y en el medio, a los nadadores profesionales y aficionados que esperan para volver a sus prácticas, se les suman las personas que ya se están preguntando si se habilitará o no la temporada de colonias de vacaciones, teniendo en cuenta que serán muchos los que se queden en Tucumán durante el verano.

La ciencia asiste a los propietarios de piletas. Es que, por las altas concentraciones de cloro que tienen esas aguas, no hay posibilidades de que viva el virus que provoca el covid-19. “Es instantáneo, se desactiva en el acto el virus. Es algo que venimos investigando desde el inicio de la pandemia, y todos los especialistas coinciden en lo mismo: con la cantidad de cloro que tienen el agua de una piscina, el virus no puede vivir”, sostiene enérgico Carlos Cánepa, titular de la Federación de Natación, entrenador y propietario de un natatorio privado.

Idas y vueltas

A fines de julio, tras el cierre de marzo, los natatorios fueron rehabilitados para funcionar y los nadadores debían cumplir con un protocolo para asistir a las piscinas. Pero duró poco: con el incremento de contagios se volvieron a cerrar y aún no hay fecha de apertura. “Mucho menos pensar en colonia de vacaciones, que para muchos clubes es el momento más fuerte del año. Nosotros acompañamos las decisiones, pero realmente nos estamos fundiendo y creemos que no significamos un peligro para la salud”, dice Cánepa, para quien es inevitable la comparación con los gimnasios, que sí están abiertos.

“Es cierto que no existe evidencia de contagios dentro de una pileta, y que el cloro desactiva el virus, pero el problema no está dentro del agua, sino fuera. Además, en los natatorios es indispensable usar el vestuario, algo que no está habilitado en los gimnasios por ejemplo”, compara Julieta Migliavacca, jefa de Prevención de Riesgos Ambientales de la Dirección de Salud Ambiental del Siprosa.

“El problema se agrava si pensamos en colonias de vacaciones, donde los chicos van esencialmente a jugar. Ahí no hay distanciamiento ni uso de barbijo posible. Son muchos chicos, que vienen de muchas casas diferentes, no hay manera de controlar esa situación y el momento actual epidemiológico no permitiría su habilitación”, explicó la funcionaria, responsable del área del Siprosa que controla la calidad del agua.

A la espera

Dos instancias están pendientes para que vuelvan los natatorios, incluyendo las piletas de los hoteles: primero que el COE los autorice a abrir y segundo que el Siprosa les dé el apto a cada uno de los que quieran funcionar. Entre los requisitos que vienen del año pasado está un sistema automático de cloración, lo que garantiza la sanidad del agua. “Nosotros esperamos la orden del COE para salir a inspeccionar. Además, si los habilitan con protocolos, tendremos que controlar que se cumplan”, dijo la funcionaria.

Migliavacca señaló que hay que distinguir entre dos prácticas vinculadas a las piletas: “por un lado está el nado deportivo o terapéutico, para lo cual ya habían sido presentados protocolos y que deben actualizarse. Pero, por el otro, está la actividad recreativa en las piletas, como las colonias de vacaciones, los clubes o los hoteles. Ahí los protocolos deberían ser otros, porque no es lo mismo ir a una pileta, nadar individualmente un rato e irse, que compartir juegos y actividades en el agua, sin distanciamiento”, apuntó.

Según la información que maneja Cánepa, titular de la federación que nuclea a 36 clubes y 800 nadadores tucumanos, no existen casos de natatorios que aún estén cerrados. “Somos la única provincia del país con las piletas cerradas. De las actividades deportivas debemos ser la que más inspecciones recibimos, cada 15 días tenemos que demostrar la sanidad del agua, por ejemplo, nosotros seguimos sosteniendo que no hay más riesgos aquí que en cualquier otra actividad cotidiana”, finalizó.

El aporte de la ciencia

En mayo de este año el Concejo Superior de Investigaciones científicas del Ministerio de Ciencia español divulgó el “Informe sobre transmisión del SARS-CoV-2 en Playas y Piscinas”. Entre las principales conclusiones se destaca que las concentraciones de cloro en las piletas de natación desactivarían el virus, al igual que las sales y el movimiento del mar. Qué dice el informe:

1. La principal vía de transmisión del SARS-CoV-2 en playas, ríos, lagos y piscinas es a través de secreciones respiratorias que se generan con la tos y los estornudos y el contacto de persona a persona, por lo que deben mantenerse las recomendaciones generales de distanciamiento.

2. En actividades recreativas, la infección por SARS-CoV-2 por contacto con el agua de condiciones estándar para el baño o nado, es muy poco probable. Sin embargo, estas actividades generalmente implican una pérdida de las medidas recomendadas de distanciamiento social.

3. En piscinas y spa, en donde el uso de agentes desinfectantes está ampliamente implantado con el fin de evitar la contaminación microbiana de las aguas, la concentración residual del agente de desinfección presente en el agua debería ser suficiente para la inactivación del virus.

4. En aquellos casos en los que el ambiente de las instalaciones se mantiene a temperaturas elevadas, como en el caso de las saunas y los baños de vapor, se espera que, debido a la alta temperatura (más de 60 ºC), la supervivencia del virus sea reducida.

5. Aunque no existen datos de la persistencia del SARS-CoV-2 en agua de mar, el efecto de dilución, así como la presencia de sal, son factores que probablemente contribuyan a una disminución de la carga viral y a su inactivación por analogía a lo que sucede con virus similares.

6. La supervivencia del SARS-CoV-2 en agua de ríos, lagos, pozas aguas remansadas de agua dulce y no tratada puede ser superior a la que se produce en piscinas y en el agua salada, y por tanto deben extremarse las medidas de precaución para evitar aglomeraciones, siendo estos los medios acuáticos más desaconsejables en relación con otras alternativas.

7. Aunque no existen estudios sobre la prevalencia de virus en la arena presente en playas o riberas, la acción conjunta de la sal del agua de mar, la radiación ultravioleta solar y la alta temperatura que puede alcanzar la arena, son favorables para la inactivación de los agentes patógenos.

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