Hojeando el Diario: la tragedia enluta una boda muy esperada

Hojeando el Diario: la tragedia enluta una boda muy esperada

Una mujer muere tras dar el “sí” en su casamiento. Tiros en la estación de trenes de Concepción.

La mujer estaba feliz. Había llegado el día esperado, era el día de su boda. Tras varios años había logrado convencer a su pareja de formalizar la unión que tenían desde más de diez años y de la que habían procreado cuatro hijos. El hombre se había apersonado ante el juez de paz para solicitar el correspondiente turno para casarse. Pasemos al relato de nuestro diario de entonces: “diversas circunstancias fueron postergando la legitimación de la vida que hacía la pareja. Por ello el hombre, dispuesto a complacer a su mujer, viajó desde su domicilio de San José de Flores, departamento Monteros, hasta Acheral, y convino con el juez de paz, José Aldana, que es a la vez director del registro Civil, que el matrimonio se efectuaría ayer, a las 9.30”. La noticia apareció el domingo 22 de agosto de 1954. Pero, ¿cuál era esa noticia? Sigamos con la información de nuestro cronista: “puntualmente estuvo la pareja en la oficina y después de las amonestaciones del caso, dijo el juez, ya para terminar la ceremonia: ´os declaro marido y mujer´. En el preciso instante, la mujer sufrió un desvanecimiento y cayó muerta”.

La mujer “fue auxiliada por su esposo y por los presentes, quienes le practicaron la respiración artificial. Más tarde fue asistida por un médico del ingenio Santa Lucía, quien esperanzado de que estuviera aún con vida, la atendió hasta las 12”. En este tramo de la historia podemos hacer un aparte para ver la importancia que tiene y tenía ser capaz de hacer el procedimiento de reanimación cardiopulmonar en casos de emergencia. Quizás por entonces no se hacían las compresiones en el pecho, consideradas hoy más importantes, pero si se daba el famoso “beso de la vida” que era insuflar en el paciente aire directamente desde los pulmones del rescatista. Más aún las bases de la reanimación cardiopulmonar (RCP) comenzaron ser introducidas unos cuatros años más tarde, hacia 1958. Asimismo la desfibrilación eléctrica que tiene antecedentes en artículos ya del siglo XVIII. Se hicieron ensayos en animales y no fue hasta 1947 que Claude Beck efectuó la primera desfibrilación interna en un corazón humano. En cuanto a la “respiración boca a boca” se conocen antecedentes que aparecen en la Biblia. En el segundo libro de Reyes dice: “4:34 Después subió y se tendió sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre las manos suyas; así se tendió sobre él, y el cuerpo del niño entró en calor. 4:35 Volviéndose luego, se paseó por la casa a una y otra parte, y después subió, y se tendió sobre él nuevamente, y el niño estornudó siete veces, y abrió sus ojos.”

Ahora volviendo a nuestra crónica se puede decir que el ferviente deseo de Delicia del Carmen de unirse en matrimonio con su amado compañero, Juan Antonio tuvo un final trágico para la familia. La mujer, que tenía 41 años, “anhelaba desde hacía tiempo que su compañero aceptara formalizar esa unión mediante el matrimonio civil y religioso”. Su deceso, de acuerdo al informe médico, se debió a “un ataque cardíaco” producido presumiblemente “por un estadio emocional”. El esposo, que tenía 31, procedió inmediatamente a legitimar a los hijos de la pareja.

Balacera en una estación

Los viajeros abarrotaban el andén de la estación de trenes de Concepción. El ir y venir de pasajeros que llegaban o salían era imparable además de los acompañantes y changarines con los distintos paquetes a ser cargados en el convoy. Nadie reparaba en el resto, apurados por llegar hasta los vagones para acomodarse. Hasta el momento en que un hombre decidió terminar la discusión que tenía con su mujer de la peor manera: a balazos. Corrían los primeros días de enero de 1932. El miedo, los gritos, las corridas y los golpes dominaron la escena luego de que Ramón Gil Molina, de 24 años sacara un arma con la que le hizo cinco disparos a su concubina Justina Guzmán (20); dos impactaron en la mujer. Las heridas fueron de gravedad y tuvieron a la mujer varios días internada. Sin embargo el resto de los disparos no dieron en la mujer pero uno impactó en un niño que ocasionalmente pasaba por el lugar.

Según la crónica de LA GACETA las reyertas entre los amantes eran continuas; hasta que Guzmán se decidió a abandonar al hombre y dejar el hogar de ambos en la localidad de San Pablo.

La mujer tomó el tren en esa ciudad con la intención de llegar hasta la sureña La Madrid.

El hombre descubrió el plan y la siguió de cerca en una formación posterior.

Logró alcanzarla en la Perla del Sur. La mujer estaba abordando la formación que le iba a permitir para seguir su recorrido hacia el sur y dejar atrás esa relación. Sin embargo el no estaba dispuesto a ello y siguió la disputa iniciada horas antes y casi 70 kilómetros más al norte.

La discusión siguió en el andén con la imposición del hombre, que era casado y tenía tres hijos, de que ella volviera a su lado. Guzmán no tenía ninguna intención de reconciliarse. Se negó rotundamente y sin ningún rastro de dudas. Se subió al estribo del convoy haciendo gestos de negativa y ya sin mirar a su ex concubino.

El relato siguió así: “esto puso fuera de sí a Molina y sacando el revólver que llevaba consigo disparó contra ella cinco tiros, dos de los cuales fueron a herirla gravemente. Otro de los disparos alcanzó a rozar a un menor que se hallaba en el andén”.

Los disparos atrajeron al policía de guardia de la estación que rápidamente detuvo al hombre y secuestró el arma. La víctima fue atendida en el lugar, donde se constató que presentaba un balazo en el pómulo, sin orificio de salida, y otro en el abdomen con orificio de salida por la espalda. Luego fue trasladada al hospital de Concepción donde fue atendida y permaneció internada.

A horas desusadas

El hombre tomó un poco, mejor decir demasiado o quizás bastante. Era la madrugada del 10 de abril de 1917 en Monteros. Don Buenaventura, ese su nombre, con el ánimo alto debido a las copas, decide ir hasta la casa de su amigo Isauro. Al llegar decide insultar a él y a su esposa.

Sería la hora, o el nivel de agresión, lo que llevó a la mujer, doña Cristina, a salir y herir al borracho.

Nuestro cronista señala: “la mujer se levantó de la cama armada de un palo y un cuchillo a despedir al intruso”. Don Isauro no hizo nada; estaba dormido. El herido fue llevado al hospital La Madrid, donde se lo curó. Las lesiones no eran graves. Luego recibió sumario y la pena correspondiente además de la paliza propinada por la señora que no quería ser molestada a horas desusadas.

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