Comerciantes de indumentaria piensan nuevas formas de venta para poder afrontar los gastos

Comerciantes de indumentaria piensan nuevas formas de venta para poder afrontar los gastos

Comerciantes de indumentaria piensan nuevas formas de venta para poder afrontar los gastos

Tucumanos con locales instalados y showrooms están preocupados por desconocer cuándo podrán retomar la actividad. Alquileres, proveedores e impuestos se siguen pagando.

Camila Carceller
Por Camila Carceller 05 Mayo 2020

Semanas atrás enlutaron sus vidrieras y colocaron carteles que decían “Fundiéndonos”. Los comerciantes de indumentaria piden al gobierno una solución para poder retomar la actividad o afrontar los costos que exige. El aislamiento no sólo hizo que cierren sus trabajos de un día a otro, sino también afectó a los clientes haciendo que el rubro quede abajo, como uno de los últimos escalones en la pirámide de las necesidades.

Indalecia Jeréz es dueña de ‘Idaku’ un local de ropa femenina ubicado en la galería Mendoza. Tiene su negocio hace 11 años y hace ya dos meses que no puede abrir. “Estamos cerrados desde el 20 de marzo, sin ninguna posibilidad de nada. A la expectativa de abrir nuevamente, con los recaudos y cuidados necesarios”, dijo.

Comerciantes de indumentaria piensan nuevas formas de venta para poder afrontar los gastos

Jeréz es única dueña y tiene dos empleadas que dependen de ella, y esos sueldos que antes costeaba con ingresos, hoy la tienen preocupada. Es por ello que, para afrontar esas responsabilidades y demás gastos fijos, decidió tomar créditos personales. “Tenemos facturación cero, estamos endeudándonos. Mis empleadas están cobrando su sueldo, que es lo que más me preocupaba, pero la carga impositiva en Tucumán es insostenible para nosotros”, agregó.

Los Mejail son una familia de comerciantes que desarrolla la actividad hace más de 40 años. Con el correr del tiempo, sus negocios crecieron tanto que hoy prácticamente todos los integrantes de la casa están involucrados en ellos.

“Hoy en día es mi única fuente de ingresos. Estamos tratando de pasar el momento lo mejor posible. Ya veníamos de una economía golpeada y nos agarró con una espalda muy débil”, contó Bárbara, una de las hijas de la familia, quien tiene a cargo un local con su nombre.

La comerciante de 36 años afirmó que hace dos meses que tienen el local cerrado y que les preocupa saber que gente depende de ellos ante la incertidumbre de desconocer cuándo podrán volver a trabajar.  A pesar de eso, aseguró que el aislamiento los empujó a hacer algo que por mucho tiempo pensaron pero no se animaron: lanzar su página web, para compras online.

Marina Lau es dueña de ‘La Cajonera’, un local instalado en Yerba Buena hace casi 15 años. Hoy, seis personas trabajan allí: “una cuestión central es poder cumplir con las obligaciones en sueldos y cargas sociales del equipo humano. Preocupa no saber cuándo se reactivará la actividad y en qué condiciones económicas lo hará”.

Comerciantes de indumentaria piensan nuevas formas de venta para poder afrontar los gastos

La licenciada en Comunicación Social comentó que está apostando a las redes sociales para intentar mantener la estructura de su negocio. “Iniciamos un sistema de ventas online a través de Instagram, Facebook y Whatsapp, con el objetivo de mantener la atención personalizada que siempre nos caracterizó”.  

Tras 14 años trabajando en el comercio, Claudia Ramos se animó a abrir su propio local, pero nunca se imaginó lo que iba a pasar un mes después. “Lo abrí el 18 de febrero y un mes después se dictó el aislamiento obligatorio”, contó.

La dueña del comercio ubicado en la galería San Martín, aseguró que –como era muy nuevo el emprendimiento- decidió desarrollarlo en paralelo a su trabajo como empleada en otro local. El medio sueldo que cobró el primer mes de cuarentena la ayudó a solventar algunos gastos personales, pero al ya no percibirlo no sabe qué hará. “Era el sueño de mi vida, lo puse para mis hijos. Usé todos mis ahorros y ahora no tengo ni un peso como para pagar meses de alquiler e impuestos”, expresó.

Bernardo Stigman decidió abrir ‘Berna Deportes’ hace más de siete años, mientras estudiaba el ingreso a Medicina. En su showroom trabajan tres personas además de él. Si bien, las ventas lógicamente bajaron, el emprendedor de 26 años afirma que los gastos no: “nadie te perdona nada, ni los impuestos, ni los proveedores. Hay que seguir pagando y, al no generar ingresos, es prácticamente imposible”.

Con su fuerte puesto en las ventas web, Stigman confiesa estar enfocado en desarrollar ese lado. “Estamos buscando nuevas maneras de llegar a nuestros clientes, de darles nuevas formas de pago y de envío, para poder seguir trabajando y mantenernos arriba”, cerró.

Hace cinco años se dedica a la venta de indumentaria femenina. Pasó de galería en galería hasta que llegó a la Del Ángel, donde actualmente está su comercio. Mercedes Sánchez Buteler es dueña de Bambú, un local que maneja junto a su mamá.

“Es un momento difícil y de mucha incertidumbre. Realmente cuando me propuse llevar adelante este proyecto, en un momento crítico y sin una espalda económica como lo tienen los grandes comercios, supe que sería complicado. Pero aún no termino de pagar la inversión y a esto le sigue una pandemia que paralizó el mundo, creo que nadie se la esperaba”, comentó.

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La joven de 29 años tiene un bebé de un año y su esposo también es comerciante: “tengo miedo que esta situación consuma lo que había llegado a construir hasta ahora. Por mi parte voy a intentar activar la venta a través de las redes, como lo están haciendo otros negocios, y esperar alguna medida o ayuda de parte del Estado para los que estamos en esta situación”.

La psicopedagoga Mariana Nuñez espera a su primer hijo que llegará en julio. A los 18 años abrió Renatta, un negocio de ropa femenina ubicado en Salta al 100 -y que ahora tiene una sucursal en 9 de Julio al 200-, en el que se reparte tareas con su mamá, su hermana y otras dos personas que las ayudan. El local está cerrado desde antes que se dictara el aislamiento obligatorio ya que, por su embarazo, el médico le recomendó a Mariana que deje de asistir: “es una actividad considerada no esencial. No hay ventas y esto se extiende a toda la cadena productiva”.

Comerciantes de indumentaria piensan nuevas formas de venta para poder afrontar los gastos

Para hacer frente a los gastos, Nuñez decidió desafectar fondos que se destinarían a futuras compras de mercadería. “La cuarentena terminó de dar el golpe fatal a las empresas y a los pequeños comercios que, encima, arrastran un rojo de meses”, cerró.

Complementos

Yoseli Cancinos tiene 23 años y es dueña de Magnolia, un emprendimientos de accesorios que abrió hace un año y medio para costear sus estudios. 

"Es un momento complicado. Tengo menos ventas debido a que no puedo realizar entregas", comentó la estudiante a la vez que afirmó no estar trabajando desde que comenzó la cuarentena. 

Gabriela Garvich es hija de los dueños de La Sorpresa, una marroquinería familiar instalada hace más de 45 años en el mercado tucumano. En la empresa trabajan los dos padres, los tres hermanos y 60 empleados. El negocio, que tiene su fuerte en el comienzo de clases, está cerrado desde el 19 de marzo.

"La venta al público es nuestro principal y único ingreso. Con los locales cerrados se nos hace mucho más difícil a todos sobrellevar esta situación. Nos perjudicó muchísimo", dijo. 

La licenciada en Comunicación Social comentó que si bien los envíos a domicilio los están ayudando, no es igual que la venta presencial. "Si se extiende más no sé realmente qué haremos. Esperemos que el Gobierno nos escuche ya que nos sentimos totalmente desplazados sin nadie que oiga nuestros reclamos", opinó y mencionó que es una situación que no tiene precedentes para ellos, que están aprendiendo cómo llevarla día a día. 

"Lo que más nos alarma son la cantidad de familias que dependen del ingreso y de su empleo en la empresa. Nuestra prioridad es la gente", cerró.

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