Tucumán prueba producir tests serológicos que detectan la infección por coronavirus

Tucumán prueba producir tests serológicos que detectan la infección por coronavirus

Investigadores del Conicet y la UNT intentan desarrollar los exámenes. En el mercado internacional estos kits cuestan hasta 350 dólares; aquí valdrían unos 20 dólares.

CASTAGNARO. El mundo de la ciencia local prepara estrategias para mitigar los efectos del coronavirus.  la gaceta / foto de Analía Jaramillo CASTAGNARO. El mundo de la ciencia local prepara estrategias para mitigar los efectos del coronavirus. la gaceta / foto de Analía Jaramillo

Una mañana de principios de mayo, Atilio Castagnaro dice que lo van a hacer. Lo vamos a hacer, se corrige. Hay convencimiento en sus palabras. Hacer, para él, director del Conicet en Tucumán, no es un verbo que implique dinero para el bolsillo, sino riqueza colectiva. Investigadores de ese Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas y de la Universidad Nacional de Tucumán están efectuando esfuerzos conjuntos para generar y producir tests serológicos que detectan la infección por coronavirus.

Sentado frente a su notebook, en su casa en el corazón de la zona norte de Yerba Buena, Castagnaro relee las cartas que acaba de escribir para los gobernantes de algunas ciudades tucumanas, con la intención de que apoyen el desarrollo de esas pruebas. En general, los kits serológicos se comercializan en todo el mundo desde los 150 hasta los 350 dólares. Cada kit contiene casi un centenar de determinaciones. Aquí le costarán al Estado entre 10 y 20 dólares, que es el costo estimado de producción.

- ¿Cómo es posible tanta diferencia?

- Esto es ciencia y tecnología pública. Una de las lecciones que nos está dejando esta pandemia es, justamente, la importancia de apoyar lo público -contesta el profesor de química biológica, de 60 años.

Actualmente, gran parte de los laboratorios de microbiología argentinos y del planeta se hallan abocados a la elaboración de estos test serológicos. Su importancia radica en que permiten confirmar la infección cuando los síntomas están desapareciendo e incluso cuando no hubo síntomas; es decir, revelan quiénes estuvieron infectados sin saberlo. Eso conlleva a otra enorme implicancia porque se determina quién está inmunizado y, por lo tanto, puede volver a hacer una vida normal.

También resultan útiles para ampliar la capacidad de testeo, principal estrategia de vigilancia epidemiológica que promueve la OMS. “Los serológicos son caros por los costos de importación. Y aunque tuviéramos el dinero, tampoco hay disponibilidad debido a la alta demanda internacional. Con una producción propia habríamos solucionado dos problemas”, añade la doctora Silvia González, secretaria de Arte, Ciencia e Innovación Tecnológica de la UNT.

Dos tipos de testeos

Las pruebas a las que acuden actualmente los hospitales del país se basan en una técnica molecular llamada PCR (reacción en cadena de la polimerasa). A través de una muestra de exudado nasofaríngeo se busca el ARN del virus. Es un método laborioso y requiere equipamiento.

En cambio el screening serológico se hace con una muestra de sangre y puede demorar unas cuatro horas. Detecta dos anticuerpos generados por el organismo para combatir una infección (IgM, el primero que genera el cuerpo, e IgG, el más abundante y tardío). Si el resultado es positivo, se aísla al paciente de manera estricta. Y se debería avanzar hacia una confirmación por PCR. Pero los serológicos tienen sus límites. Si se utilizan demasiado temprano pueden dar un falso negativo. Por ello, se emplean tras unos siete días de las sospechas y como un complemento de la PCR; no un sustituto.

Pero en concreto, ¿qué es lo que están intentando hacer los investigadores tucumanos? Desde el Laboratorio de Biología de las Infecciones de la Facultad de Medicina y del Conicet explican que el ensayo consiste en clonar una proteína del virus SARS-CoV-2. Con esa molécula, una vez producida y purificada, pondrán a punto un método de diagnóstico utilizado para enfermedades infecciosas virales llamado Elisa, que identifica los anticuerpos generados contra patógenos.

El proyecto cuenta con el aval del Siprosa y de la Sidetec, que es la Secretaría de Estado de Innovación y Desarrollo Tecnológico. Además, en la notebook de Castagnaro aguardan dos cartas con destinatarios decididos: los intendentes de Tafí Viejo y de Yerba Buena, Javier Noguera y Mariano Campero. [...] “Doy mi aval como autoridad acreditada al proyecto de incremento de la capacidad de testeo regional mediante el desarrollo de un método de diagnóstico y seguimiento epidemiológico [...]”, dicen los documentos que espera le pongan sus firmas.

En definitiva, nuestros investigadores, al igual que los médicos, han salido a poner sus hombros para evitar que una terrible pandemia termine en tragedia. Para que si la fuerza bruta del coronavirus nos golpea como lo ha hecho en Italia, España o Estados Unidos, este pueblo sobrante de carencias tenga herramientas para ver la luz.

Proyectos de alto impacto

Hace unas semanas, el Ministerio de Ciencia y Tecnología convocó a las provincias a presentar proyectos de alto impacto local frente a la covid-19. En el Conicet local se está trabajando con ensayos de de biobanco de plasma (en busca de anticuerpos de pacientes recuperados); leche probiótica (del tipo de la exitosa leche Bio) y aparatos de desinfección, entre otras propuestas.

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