Residuos cero: el cambio comienza en casa

Residuos cero: el cambio comienza en casa

Según las Naciones Unidas, el 60% de las especies marinas tienen algo de plástico en sus intestinos. Es hora de cambiar. El Planeta lo necesita. Para lograrlo, el proceso debe comenzar por casa.

 la gaceta / foto de diego aráoz la gaceta / foto de diego aráoz

Cada día que pasa estamos más cerca de llegar a “la fecha límite” que marcó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Unep) para que en el océano haya más plástico que peces en el océano para el año 2050. Este año, la Unep publicó que ya el 60% de las especies marinas tienen rastro de plástico en sus intestinos. Plástico que los humanos desechan sin reciclar, plástico que podría haber encontrado otro uso antes de terminar en el océano.

En los últimos años, nació la tendencia conocida como zero waste o residuo cero que busca reducir en su totalidad la basura que producen las personas, ya sea reutilizándola, reciclándola o dejando de consumir ciertos productos.

“Desde niña suponía que había algo raro en la basura; la tiramos en bolsas negras que después nunca vemos. La realidad es que por mucho tiempo, incluso más del que podemos vivir, no deja de existir”, reflexionó Nahime Acevedo (20 años), ella logró que en su casa no vuelvan a sacar nunca más una bolsa de basura.

“Entendí que reciclando sólo retrasaba la llegada de los residuos al relleno sanitario, por eso hace tres años empecé a reducir mis residuos”, agregó. La joven redujo su consumo en ciertos productos para no generar residuos; por eso lleva bolsas de tela cuando necesita comprar algo en la forrajería o en la verdulería y su botella de agua reutilizable no puede faltar en su mochila.

“En mi casa el cambio comenzó de a poco, usando bolsas de tela y reciclando los envases plásticos. Ahora hacemos composta con los residuos orgánicos para llenar nuestra tierra de nutrientes”, explicó. La activista asegura que “la basura que producimos nos está enfermando, porque genera muchas bacterias y toxinas en su descomposición que tardan miles de años en desaparecer”.

“Siempre que compren algo piensen en el futuro que anhelan, la basura nos está sobrepasando. Cada vez hay más rellenos sanitarios, basurales a cielo abierto y los residuos están llegando a lugares impensados como las profundidades de océanos, mares o ríos. Antes de comprar algo, pregúntense ¿realmente lo necesito?”, recomendó Acevedo.

Cambiar los hábitos

Sol Morena Palacios (23) se propuso reducir sus residuos hace un año. Para eso intenta no consumir los productos que solamente están destinados a un solo uso, como sorbetes o vasos descartables de café para llevar. “Los hábitos que cambié no me costaron, ahora uso un sorbete metálico y bolsas de tela cuando voy a comprar algo. También separo mis residuos para reciclarlos”, indicó.

Además Morena Palacios se despojó de todos los elementos que no usaba. “Vendí y doné mucha ropa para que gente que la necesita la use. Compro mi ropa en tiendas de segunda mano, porque la industria de la moda genera muchísimos residuos; este cambio que hice ayuda un montón al planeta y además consigo prendas hermosas a buen precio”, explicó.

Otro de los cambios que se propuso es dejar de consumir tanto papel. “Fue un cambio muy grande para mí, porque todos los apuntes de la universidad los hacía escritos. Este año comencé a hacerlos digitales y ya me adapté al cambio”, añadió Morena Palacios.

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La joven decidió cambiar sus hábitos después de mirar documentales e informarse sobre el daño que está sufriendo el medio ambiente por la contaminación. Ella no sólo se conformó con cambiar sus hábitos si no que se los compartió a su familia. “Sabemos que es más caro comprar un frasco de vidrio, pero podemos reutilizarlo y dura más que uno de plástico”, explicó.

Morena Palacios advierte que queda poco tiempo para generar un cambio. “La gente grande no se da cuenta que nuestra generación y las que vienen vamos a vivir en un ambiente totalmente contaminado. Ellos a veces no se preocupan porque ya no van a estar y eso es de egoísta”, lamento. Sin embargo destacó el accionar de algunas empresas que dejaron de entregar sorbetes o bolsas pláticas para reducir el consumo. “Un cambio que me sirvió también es dejar de comer tanto fuera de casa, prefiero preparar mi vianda. Siempre que comemos afuera usamos cubiertos plásticos o cajas de cartón que no son necesarias. A veces llevo mis cubiertos o devuelvo los sobres con aderezo para que los consuma otra persona”, detalló.

“Hay que terminar con la excusa de ‘es sólo un sorbete’ porque cuando las 7.000 millones de personas en el mundo piensan eso, es cuando contaminamos. Son cambios sencillos que se generan de forma casi automática. Después en las vacaciones, la gente busca playas limpias y paradisiacas en vez de limpiar las que contaminaron en su propio país. Hay que buscar formas de reducir e informarse; con pequeños cambios logramos grades cosas”, finalizó.

Reciclar y reutilizar

Se difunde mucho en el último tiempo una forma de reciclar la mayor parte del plástico que consumimos y está destinado a un solo uso: los eco ladrillos. La iniciativa consiste en meter dentro de una botella plástica, envoltorios o bolsas del mismo material. Milagros Obelar (20) llenó dos botellas en muy poco tiempo. “Gracias a la difusión masiva fui consciente de que tenía que cambiar y hacer algo. Comencé a hacer lo que podía desde mi lugar y acostumbré a mi familia para que separe todo el plástico posible para meter dentro de la botella”, comentó.

“Me costó un tiempo acostumbrarme, pero ahora es algo completamente natural y me genera entusiasmo. En mi mochila siempre llevo una bolsa de plástico y levanto la basura que veo para meterla en la botella. Prefiero hacerme cargo, en vez de esperar que el otro decida cambiar y la basura llegue a cualquier parte. Todos somos responsables del estado actual del planeta, hay que intentar no dañarlo más. Tenemos que enseñar al otro, para que todos ayudemos. Estoy completamente segura que ese pequeño papel de caramelo si hace la diferencia”, concluyó.

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