Buscaban un hermanito para Helena y vendrán cuatro de golpe

Buscaban un hermanito para Helena y vendrán cuatro de golpe

Para Marianela Mrad y Benjamín Toledo el cariño se comparte y se divide por cinco. El embarazo múltiple, sin antecedentes y sin tratamiento, los tomó por sorpresa.

Buscaban un hermanito para Helena y vendrán cuatro de golpe

En el rimero de oportunidades, circunstancias y destinos que conforman nuestra vida, hay momentos en que los cálculos sobre aquellas cosas que deseamos conseguir se salen de control. La ecuación de Marianela Mrad y Benjamín Toledo empezó en 2008, cuando hacían guardias profesionales en el hospital Centro de Salud Zenón Santillán. Entre suturas, accidentados y encuentros por los pasillos, el amor los llevó a formalizar la relación. Después vino el matrimonio, un perro compartido y su primera hija, Helena, ahora de tres años.

Buscaban un hermanito para Helena y vendrán cuatro de golpe

Con el registro de un padre que fue hijo único -y, de nuevo, ateniéndose a la fórmula- ambos consideraron que era tiempo de buscar un hermanito. A las seis semanas de embarazo tocó la primera ecografía y con ella un giro impredecible. Marianela lo supo cuando vio la cara del ecografista al mover el transductor. “A ver, alcanzame la silla que me siento”, comentó el profesional. “No entendía lo que pasaba. Nos dijeron que había dos bebés y que se veía clarito un tercero, pero era chiquito. Todavía debía formarse y teníamos que esperar dos semanas más para confirmarlo”, rememora Marianela.

Acompañados por una decena de dudas, la segunda cita -con ocho semanas de gestación- fue en el Centro de diagnóstico ecográfico. Ahora había que comprobar los latidos del grupo con las aclaraciones pertinentes: “son dos, posiblemente tres”. “¿Y por qué no cuatro?”, contestó a modo de chiste el doctor Wilson Ravenau. Una nueva forma ganaba espacio en la pantalla del monitor mientras los ojos de ambos padres permanecían bien abiertos.

“La noticia fue bastante angustiante y me invadió el miedo de pensar en los posibles malos desenlaces, como enfermedades, deformaciones, pérdidas… Un montón de cosas que son difíciles”, explica Marianela, y su esposo la secunda. Con la evolución de la panza sólo restaba avisarle a sus allegados la buena nueva, y había que ser precavidos. “Muchos embarazos no llegan a término. Pueden interrumpirse espontáneamente porque el cuerpo no está preparado para tanto u, otras veces, intervienen fenómenos naturales en los cuales un feto absorbe al otro”, advierte Benjamín, consciente del frágil equilibrio que conlleva un embarazo catalogado de alto riesgo.

Buscaban un hermanito para Helena y vendrán cuatro de golpe

Sin antecedentes hereditarios, ni medicación extra o algún tratamiento de fertilización asistida, ¿qué tan frecuente es la oferta del 4x1? “Los embarazos múltiples están fuera de los denominadores comunes, se trata de 1 caso entre 600/700. Además, en las estadísticas entran en juego factores como las enfermedades, la alimentación, la raza (es más probable encontrarlos en Oriente que en Occidente)”, especifica Hugo Bellagamba, uno de los obstetras -junto al doctor Álvaro Marangoni- de la familia. Otro dato curioso es que una vez que ocurre, la mujer tiene un 30% más de posibilidades de incurrir de nuevo en este capricho de la naturaleza.

Producción en serie

Con 24 semanas de embarazo, “la tropa de cuatri” está a medio camino. Serán tres nenas y un varón cuyos nombres continúan siendo negociados. “Ya cumplimos el primer objetivo vital. El segundo es alcanzar las 28 semanas e ir tirando hasta las 32. Llegar más lejos implica permanecer menos en neonatología. Hay que aguantar hasta donde se pueda”, asegura Marianela férrea ante el sintomático dolor de espalda, las contracciones y las patadas después de comer. La fecha límite para la cesárea -aventura la pareja- será a fines de febrero o principios de marzo.

El desafío incluirá una metamorfosis anímica, espacial y temporal para todos los integrantes. Aunque por lo pronto, recién egresada del jardín de dos años, Helena no capta el concepto de “un hermanito” (ni de la suma completa). Además, le basta con sonreír para establecer su posición de primera nieta y tener a los abuelos y a la bisabuela a sus pies. Esta tarde su foco de atención es armar un rompecabezas de Frozen, jugar a la manicura y sacarse fotos con los invitados.

Sin un modus operandi más allá del “vamos viendo” para caber en un departamento de dos habitaciones, el humor de esta nueva multifamilia no falla. “Habrá que aplicar la línea de montaje de Henry Ford. Que vengan en fila, uno a uno, y se les cambia el pañal o se les da de comer”, propone el padre. ¿Y por qué no? Marianela se ríe y despliega algunas ecografías en la mesa principal.

“Soy una persona que se caracteriza por la organización, siempre mis actos eran acordes con los tiempos y el cómo imaginaba las cosas. Me desestabilizó un montón la falta de posibilidades de planear cómo serán las cosas de acá en adelante. Uno puede desear y esperar, pero después de 34 años con este sistema esta es la primera sorpresa grande que me da la vida”, finaliza con unos toquecitos a la panza. El plan de Dios, como quien dice.

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