Temporada de mosquitos: lo que hay que hacer para que no tengamos dengue en Tucumán

Temporada de mosquitos: lo que hay que hacer para que no tengamos dengue en Tucumán

Por ahora, sólo hay un caso no confirmado en la provincia. Pero el inicio de las vacaciones aumenta el riesgo. Descacharrar y prevenir.

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Se prevé un verano caliente en el cono sur de América, y no estamos hablando sólo de temperatura. Hace exactamente un mes, la actualización del Boletín Epidemiológico de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) afirmaba: “El número de casos reportados hasta la semana 42 (estamos cursando la 50) es el mayor registrado en la historia de dengue en las Américas, y supera en un 13% el número de casos en el año epidémico 2015”.

En nuestro país, según informa el Boletín Integrado de Vigilancia de la semana epidemiológica (SE) pasada, durante la SE 30 se confirmaron en Misiones los primeros casos sin antecedente de viaje. En el escenario de alerta regional, esta situación, sumada al registro regular de casos importados, eleva el riesgo de circulación para dengue y otras enfermedades relacionadas con el mosquito Aedes aegypti. Y, entre las SE 31 y 47, se registraron otros ocho casos probables (sin antecedentes de viaje) en provincia de Buenos Aires (4), Chaco (2) y Tucumán (1).

“Este caso aún está en investigación -informó Rogelio Cali, director de Epidemiología de la Provincia-, pero hemos tomado las medidas de bloqueo. De hecho, se reportan dos o tres casos sospechosos por semana, pero los hemos ido descartando”.

Que se reporten es una buena noticia: significa que el sistema de alertas está funcionando.

“En prevención de estas enfermedades trabajamos todo el año. En invierno capacitamos personal y a la comunidad, y hemos realizado mediciones para establecer zonas donde la concentración de reservorios (lugares donde se acumula agua) y de larvas pudiera ser alta. El sistema está preparado, pero las condiciones socioambientales (calor, lluvia, cantidad de cacharros) requieren las acciones de prevención constantes, y dependen de todos”, agregó Cali.

La prevención es clave, porque no existen vacunas ni medicamentos que curen el dengue, ni otras enfermedades transmitidas por Aedes. Por eso la medida más importante es eliminar los criaderos de mosquitos, es decir, los recipientes que contienen agua tanto en el interior de las casas como en sus alrededores. De hecho, muchos recipientes donde el mosquito se cría no son útiles (latas, botellas, cubiertas usadas de autos, trozos de plástico y de lona, bidones cortados) y pueden (deben) ser descartados. Si los recipientes son de utilidad y se usan con frecuencia, como baldes, palanganas o tambores de reserva de agua para beber, hay que colocarlos con la base hacia arriba. A los que no es posible darlos vuela, como portamacetas o bebederos de mascotas, hay que vaciarlos frecuentemente.

Viajes, el mayor riesgo

Que haya casos no importados en provincias cercanas es un llamado de atención, pero no el factor de riesgo mayor.

“El mosquito no migra geográficamente; el virus se desplaza en las personas infectadas”, destacó Cali. “Por eso -añadió-, la clave son los viajeros a zonas ‘calientes’, como Brasil, Paraguay, Bolivia, países de Centro América.... Y el momento clave es el regreso”.

Por eso, si vas a viajar, además de tomar en tu lugar de veraneo medidas de prevención (repelentes, mosquiteros, etc.), tenés que estar atento a la vuelta: si hay fiebre alta, dolor de cabeza o detrás de los ojos; en articulaciones, músculos y huesos, o sangrado de nariz o encías, consultá con urgencia.

Es clave diagnosticar, porque si un Aedes pica una persona infectada (no sólo con dengue, sino también zika y chikungunya), se convierte en portador del virus; y si el mosquito pica a otra persona, puede transmitirlo.

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