La falta de gol que le había impedido golear a Tigre, ayer le hizo perder dos puntos al “Santo”

La falta de gol que le había impedido golear a Tigre, ayer le hizo perder dos puntos al “Santo”

UNA MURALLA. Velazco fue una de las grandes figuras de la tarde. El arquero del “Dragón” estuvo gigante para impedir que el “Santo” pudiera volver a cantar victoria. UNA MURALLA. Velazco fue una de las grandes figuras de la tarde. El arquero del “Dragón” estuvo gigante para impedir que el “Santo” pudiera volver a cantar victoria. LA GACETA / ANTONIO FERRONI

Esta vez no salió la estrategia. San Martín esperó su momento, trabajó el partido, pero no estuvo fino para golpear en el momento justo y sumar la cuarta victoria en fila en La Ciudadela.

Quizás si Maximiliano Velazco no hubiese estado rápido de reflejos cuando Claudio Mosca lo fusiló a quemarropa en los últimos minutos del primer tiempo, la historia de los juegos contra Riestra o Brown de Adrogué se hubiera repetido ayer. Pero no. Esta vez al “Santo” se le mojó la pólvora y quebrar al tenaz Defensores de Belgrano se le hizo cuesta arriba.

El “Santo” planteó el juego de la misma manera en la que lo venía haciendo como local. Por momentos asumió el rol protagónico y aceleró a fondo y en otros pasajes de la primera mitad le cedió la bola a su rival con la intención de encontrar los espacios para lastimarlo. Pero de ninguna manera lo logró.

En parte porque el “Dragón” supo cerrarse cerca de su arco, porque sus futbolistas apelaron mucho al juego friccionado y porque en el “Santo” falló la sintonía fina.

¿Qué hizo mal San Martín con respecto a los últimos duelos que jugó como local? No haber podido romper el cero antes de irse al descanso. Porque ese mazazo que supo darle a Riestra y a Brown le habían allanado los caminos en esas ocasiones.

Está clarísimo que los rivales que visitan Bolívar y Pellegrini lo hacen con el mismo libreto: cerrados atrás, cuidan el punto y a otra cosa. Por eso, en los partidos anteriores, los dirigidos por Favio Orsi y Sergio Gómez supieron pegar en el momento preciso para hacerlos cambiar de su estrategia; y de esa manera, poder cerrar los juegos de contra.

Pero esta vez el gol no llegó y el “Santo” terminó entrando en un juego que le queda incómodo. Defensores lo “invitó” a dividir el balón, a entrar en el roce y a jugar mucho en la segunda pelota; algo a los que los locales no le encontraron solución.

Lo positivo de una tarde que en la que los hinchas lamentaron no poder extender la racha ganadora como local, fue que el equipo estuvo muy seguro en la última línea; ratificando que con el correr de las fechas está cada vez más sólido del medio hacia atrás. Ignacio Arce casi fue un espectador de lujo. Abel Luciatti se “comió” la cancha y parece entenderse a la perfección con su nuevo socio: Emiliano Amor. Y los laterales, Pier Barrios y Lucas Diarte son una buena solución; en defensa y en ataque.

Pero el fútbol es muy exitista y muchos se quedan en el resultado final, sin desmenuzar un partido. Por eso muchos hinchas se fueron masticando bronca y maldiciendo la poca potencia ofensiva que mostró el equipo en esta ocasión.

Porque si bien San Martín fue el único equipo que mostró ganas de lograr una victoria, se vio embarullado de tres cuartos de cancha en adelante. Y si bien tuvo varias chances para quebrar la resistencia del “imbatible” Velazco, tampoco contó con la dosis de gol que venía mostrando en su reducto. Y como si todo eso fuese poco, los “refrescos” tampoco aportaron nada y así el visitante pudo llevarse lo que vino a buscar.

Encontrar fineza en los últimos metros es la tarea de aquí al futuro. Esa falencia le impidió ganarle de manera más holgada a Tigre, y ahora le impidió seguir con puntaje ideal en casa.

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