Jorge Faurie: “se abrió el mercado externo con una visión regional”

Jorge Faurie: “se abrió el mercado externo con una visión regional”

“En estos cuatro años, hubo una inserción inteligente del país en el mundo”, dijo el canciller.

Jorge Faurie: “se abrió el mercado externo con una visión regional”

En casi cuatro años de gestión, la política instrumentada por el presidente Mauricio Macri logró que la Argentina tenga una inserción inteligente en el mundo. Pero, además, esos planes para ampliar los mercados internacionales tuvo un fuerte sentido federal, con el fin de que las economías regionales también comercialicen, de forma más directa, con el planeta. En esa idea, Jorge Faurie resume lo ejecutado en materia de política internacional. En una charla telefónica con LA GACETA, el canciller argentino considera que los empresarios y los industriales de esta parte del país deben perder el miedo a competir contra sus pares de otras zonas del mundo y que es necesario focalizarse en darle mayor valor agregado a la producción nacional.

-¿Considera que el mayor logro de la gestión ha sido aquella reinserción al mundo por parte de la Argentina?

-Hubo una inserción inteligente, de involucrarnos más con el mundo, que facilitó el acceso a más mercados para más de 200 productos argentinos. Y no me refiero sólo al acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur. También a los convenios de libre comercio con Chile, a los acuerdos con diferencias arancelarias con Perú y con Colombia y estamos ahora en pleno proceso de negociación con México. Todo esto hace a la apertura de nuestro país hacia el mundo para poder colocar nuestros productos y para incentivar la búsqueda de inversiones, con un trabajo de articulación en toda la cadena de valor y de producción argentina. Es un resultado muy positivo que se complementa con lo que se hizo en materia de infraestructura, en el que había proyectos pendientes durante muchos años.

-¿Cuál fue el cambio?

-Vemos lo que se hizo en materia de energía, que es uno de los sectores más relevantes de la economía en cualquier país. Los distintos procesos productivos nacionales ya no importan tanto energía, no sólo por la mayor disponibilidad que brinda un yacimiento como Vaca Muerta, que está en un proceso creciente de producción, sino que además tenemos energía nuclear y también renovables como la eólica. Estas son las ventajas competitivas que hay que desarrollar a pleno. Paralelamente, observamos que en la Argentina hay una mayor explotación en el área minera; tenemos los minerales que se requieren en el futuro productivo, como el litio, el cobalto o el cobre.

-Si se han ejecutado estas políticas, ¿por qué no hubo una consolidación de la situación argentina?

-Es evidente que hemos encarado un proceso de reorientación de los recursos y de los gastos, y hay que vivir de acuerdo con lo que generamos. Toda esta situación de readecuación ha impactado en la gente y es lo que el presidente de la Nación ha reconocido en sus expresiones públicas. Tenemos que reordenar todo y hacer más competitivo a un Estado que tiene que seguir simplificando sus trámites. Porque desde ese Estado se crean muchos mecanismos que complican al sector privado. En esta gestión se abrió una etapa de modernización, de simplificación administrativa de todo lo que son los servicios digitales.  Hay que hacer que sea más fácil tramitar en cualquier etapa de la gestión gubernamental. Todo esto forma parte de un esfuerzo que se hizo desde esta administración para que la Argentina tenga un Estado más moderno y más competitivo. Tenemos 70 años de atrasos. Y creo que es posible hacer un Estado más eficiente. En ese camino estamos a través del área de Modernización.  Pero volviendo a la idea fundamental, debo decir que tenemos una historia de gastar más de lo que realmente generamos. Por esa razón resulta difícil vivir en una situación de ficción de deuda, con un nodo de inflación y dependiendo del financiamiento externo. Además de las cuestiones domésticas, todo se complica más en trabajar cuando hay inconvenientes en el escenario internacional de la economía, en el que los países emergentes tienen limitaciones para ser sujetos de crédito, ya sea por los conflictos internacionales en las relaciones comerciales o por los vaivenes y la inestabilidad del mercado del petróleo. Todo esto dificulta acceder a un financiamiento a tasas convenientes. Vemos este escenario desde la mitad de abril de 2018 cuando la situación cambió radicalmente.  

-¿Hoy la Argentina está condicionada por su situación financiera y económica?

-La Argentina tiene todas las condiciones para poder relacionarse más con el mundo. Por sus recursos naturales y también en materia energética. Tenemos un capital humano muy preparado que tiene nivel de excelencia. Todo el mundo valora eso. Lo que falta es poder generar metas de conjunto, de toda la sociedad, para articular políticas por un tiempo prolongado. En esta etapa de la historia, hay que hacer reformas que están relacionadas con la necesidad de ganar competitividad, mirar la estructura impositiva y también la previsional. Readecuar las leyes laborales al momento en que estamos viviendo en este final de la segunda década del siglo 21. Tenemos que hacer esos cambios para ser más eficientes y competitivos. No es fácil, pero hay que encararlos, como lo hacen los países vecinos. Sólo con el mercado interno no basta, no es suficiente. Hay que tener un mayor acceso al mundo para generar más recursos y divisas que nos permitan sustentar el nivel de gastos.

-¿Cómo observa el conflicto en Ecuador?

-Tiene un mecanismo que ya lo hemos conocido en una economía dolarizada, en tiempos de la convertibilidad argentina. Eso limita la capacidad de crecimiento.  Es difícil ponerle un corset a la moneda porque le quita competitividad frente a otros mercados. Ecuador tiene una dependencia importante en la producción petrolera y la caída de los precios que llegaron a U$S 50 le quitó niveles de ingresos. Eso quitó el nivel de ingresos que la anterior gestión en Ecuador, como sucedió en la Venezuela de Hugo Chávez, para financiar cualquier tipo de gastos en un esquema de populismo en la región. Eso cambió. Hoy hubo un sinceramiento en las tarifas eléctricas, ya que el anterior esquema no podía sostenerse, como sucedió con la nafta. La cuenta, al final, termina llegando. Así, los precios tuvieron que acompañar a los que marca el mercado. Si llevamos eso al caso argentino, vemos que no se ajustaron los precios de la energía. Se dejó de producir y tuvimos que importar energía, una cuenta que nos salió más de U$S 7.000 millones para comprar a Bolivia o a Nigeria. En estos cuatro años, se recuperó y volvimos a disponer de excedentes para exportar.

-¿Cómo fue el proceso para que las economías regionales captaran más mercados?

-Hubo una política federal de inserción de mercados para las economías regionales. Siempre que se abrió un mercado externo, hubo una visión regional. De hecho, el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur hay varias ventajas para la producción regional que posibilita el acceso a un mercado europeo que tiene 500 millones de potenciales clientes con alto poder adquisitivo. Los europeos están deseosos de consumir, por ejemplo, productos orgánicos, y que tengan mayor valor agregado.

-Sin embargo, hay industriales y productores regionales que mantienen sus temores frente a ese acuerdo...

-Hay que poner más foco en la producción que tenemos por delante y mejorar el servicio de transporte, de packaging y ser más creativos a la hora de agregar valor para que esos clientes externos identifiquen que un producto llega desde Tucumán más que de Argentina. Se puede competir porque hay preferencias arancelarias que, en el caso del acuerdo UE-Mercosur, arrancan desde el año cero o aranceles cero que se consolidan en los primeros ocho años. Mientras tanto, las preferencias arancelarias de los europeos regirán a partir del año cinco o siete. Han aceptado las diferencias de desarrollo y de allí esta decisión de beneficiar a las de nuestras regiones.

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