Noche de los museos: el viaje que recorre el pasado en el presente

Noche de los museos: el viaje que recorre el pasado en el presente

LA GACETA recorrió los museos del centro, que anoche se llenaron de curiosos. Hubo títeres, teatro, pintura y hasta fotografías del siglo XIX.

ARTE MODERNO ARGENTINO. “De la neofiguración a la fotografía de  escena”, la colección del Banco Ciudad. ARTE MODERNO ARGENTINO. “De la neofiguración a la fotografía de escena”, la colección del Banco Ciudad.

La tucumana Noche de los Museos ejemplifica la curiosa deriva de los depósitos del pasado, que en poco más de dos siglos (Napoleón Bonaparte le puso su nombre al primer museo público del mundo en 1803) se trasladaron desde las colecciones reales al teatro de los espectáculos de masas. Deriva igual de curiosa que la idea de recorrer en cinco horas todos los museos de una ciudad, como si la observación fuera compatible con la velocidad.

Pero comienza a atardecer y el sol se retira de los patios y galerías del Museo Folklórico Manuel Belgrano, donde la Escuela de Títeres de la Provincia ha expuesto las marionetas de sus pequeños alumnos y las que su fundadora, Alba Enrico de Vaca, inventó en 1956.

Entre los curiosos que observan los títeres andan Catalina Aparicio, de 83 años, y su nieta Cecilia Busellato, de 18. De tanto maravillarse con las marionetas, no sería extraño que Catalina volviera a su casa con un alma que no es suya. “Pareciera que esta sala está viva -expresa la abuela-. Y eso es lo que yo pienso que transmiten los museos: las vidas que se fueron. Así como los muñecos de nuestra niñez guardan a nuestros familiares que se han ido”.

Entretanto, a la vuelta de la esquina del Museo Folklórico, en la Casa Padilla, el Grupo de Teatro de Adultos Mayores del Ente Cultural transmite el espíritu del siglo XIX. Con vestidos de época y abanicos, las actrices Mari de la Rosa, Adriana Moreno y Lita López reciben a los visitantes y lamentan que no todo el patrimonio arquitectónico de la ciudad reciba el mismo cuidado que este museo. Para Mari, la Noche de los Museos permite vivir la historia: “así los jóvenes pueden saber de dónde vienen y, por lo tanto, hacia adónde deben ir. Y también aprender a cuidar el pasado”.

En la plaza Independencia esperan los colectivos que llevarán a los curiosos a los museos de otras localidades, como el de los Talleres Ferroviarios de Tafí Viejo, y a los que están algo alejados del casco céntrico: por ejemplo, la ex Casa Sucar, donde el DJ Nicolás Simón le pondrá a las antigüedades un condimento electrónico, posmoderno.

Mientras tanto, en el Museo Timoteo Navarro las obras de los neofigurativos aguardan la llegada de ojos sensibles. Allí descansan, entre el realismo y el expresionismo, obras como las de Carlos Gorriarena o Antonio Berni. Frente a “Ramona con mantilla”, de Berni, Facundo Núñez, de 22 años, y Mateo Korstanje, de 21, comentan que la pintura esconde el pensamiento y la mirada del artista. “Por eso creo que esta noche sirve no sólo para entretener, sino también para fomentar el sentido crítico”, asevera Mateo.

En todo caso, quizá no haya ninguna distancia entre entretenerse y pensar. Y quizá, ya en la Casa Histórica, no haya ninguna distancia entre el pasado y el presente. A pesar de la concurrencia, esta noche en sus patios, galerías, árboles y pasillos susurra el silencio: los ruidos de los siglos XXI se han quedado en la puerta de la Casa, los granaderos no los han dejado entrar. En los pasillos, sumergida en el pasado, una anciana mira -y oye- las fotografías antiguas del Archivo Paganelli y atestigua que esas imágenes parecen las de la niñez de su madre.

LA GACETA recorrió los museos del centro, que anoche se llenaron de curiosos. Hubo títeres, teatro, pintura y hasta fotografías del siglo XIX

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