Orsi - Gómez: superar obstáculos, su especialidad

Se cruzaron hace 10 años casi sin saber que estaban a punto de formar una dupla técnica decidida a superar obstáculos. Favio Orsi era el entrenador de Pilar FC (hoy Real Pilar), mientras que Sergio Gómez jugaba como zaguero en Fénix, en la última categoría del fútbol argentino.

No eran tiempo de bonanzas; trabajaban casi por amor al arte soñando con un futuro mejor. Gómez dejó de lado la vida de futbolista con tan sólo 29 años, intentando dar un vuelco efectivo en su vida. “Decidí retirarme porque el ascenso es muy complicado. Las situación económica no era buena, no daba para seguir jugando. Por eso me volqué hacia la dirección técnica gracias al ‘profe’ Roberto Daguerre, que me incentivó para que comience a dirigir. Recuerdo que me dijo: ‘vos tenés cosas de DT, tenés que seguir ese camino’ y se lo agradezco”, asegura Gómez, aclarando que no fue una decisión fácil. “Cuando te retirás porque querés es una cosa, pero cuando lo hacés medio por obligación es otra. Sufrí mucho los primeros meses”, agrega.

Lo cierto es que justo en ese instante, Orsi había llegado a Fénix y el ojo clínico de César Mansilla, por entonces, gerenciador del club, no falló. “Él junto a Oscar Santangelo fueron los primeros que confiaron en nosotros; y así comenzamos”, explica Orsi, con una cuota de nostalgia en el mano a mano con LG Deportiva.

Se lanzaron al ruedo con el gran objetivo de llegar lejos. Estaban en la divisional más baja pero soñaban con los flashes del fútbol grande. Así, sin recursos, pero con muchas ganas, se dieron maña para darle forma a una metodología de trabajo que hoy es su marca registrada. “Lo que ahora hacemos con video análisis o con GPS, antes lo hacíamos escuchando radios partidarias o recortando papeles porque no nos daba la posibilidad económica de armar un cuerpo técnico más grande. Pero lo hacíamos porque lo sentíamos y porque estábamos convencidos de que en algún momento lo íbamos a poder hacer, y a jerarquizar nuestro trabajo”, dice Gómez, segundos antes de ser interrumpido por su coequiper. “El ascenso es durísimo. Muchas veces no tenés lugares para entrenar, o no tenés elementos de trabajo, o los jugadores no cobran al día o no se alimentan bien. Pero yo siempre digo que todas esas circunstancias nos sirvieron como plataforma para potenciar nuestro trabajo”, apunta Orsi.

Pese a que ellos se encargan de remarcar que vivieron momentos bien complicados como dupla técnica, donde sus convencimientos hicieron posibles que la “sociedad” no se resienta por unos cuantos malos resultados; la historia demuestra que ellos subieron escalón por escalón hasta quedar a nada de lo que hace una década parecía un sueño de locos. “Empezamos dirigiendo desde la última categoría y para dirigir en una superior siempre tuvimos que ascender; nadie nos hizo saltar divisionales. El saber lo que nos costó llegar y todo el esfuerzo que hicimos es lo que hace que hoy valoremos mucho más este presente”, remata Orsi.

Pese a no ser muy conocidos en nuestra provincia, Roberto Sagra confió en que ellos eran los indicados para devolver al “Santo” a la Superliga. Algo que para Orsi y Gómez fue casi como un regalo del cielo. “Teníamos dos opciones para dirigir en Capital, cerca de casa, estando con nuestras familias, pero realmente cuando vinimos a jugar en contra de San Martín fue cuando más visitantes nos sentimos. Eso sumado a que jugadores que pasaron por nosotros nos contaron lo que era este club, hizo que nos decidamos a vivir esta experiencia. San Martín es como Boca, un club increíble, con un acompañamiento que es una cosa de locos”, dice el “pelado”.

Pero si bien para ellos llegar a Bolívar y Pellegrini fue casi como un sueño, no cambiaron su manera de manejarse; más allá de que por estructura y grandeza, San Martín sí le dio la posibilidad de contar con todas esas herramientas con las que ellos soñaban cuando se iniciaron en esta profesión. “Pensamos que nunca hay que perder la humildad, que hay que manejarse con los mismos códigos que cuando no eras nadie porque cuando uno pierde su esencia lo pierde todo”, jura Gómez y va un poco más allá. “Cuando recién comenzábamos en esto, esperábamos que nos hicieran notas o que nos pidieran fotos. ¿Y ahora nos tendríamos que negar? ¡No! Tenés que seguir haciendo lo mismo, hay que ser respetuoso y no olvidar tus orígenes”.

Quizás por eso no reniegan de la pasión que los rodea. De a poco se van acostumbrando a que cada vez que salen de sus casas, alguien les pida o les indique algo. “Es mejor andar por separado, eh. Cuando estamos juntos, todos dicen ahí están el pelado y el negro. En cambio por separado, los pelados se parecen, los negros también y pasamos más desapercibidos jajaja”, ríe Gómez, aclarando que no les molesta el contacto con el hincha. “Yo voy al súper, por ejemplo, y todos te dicen ‘hay que ganar’, ‘¿cómo está tal jugador?’, ‘tiene que jugar este, o el otro’. Porque los argentinos somos todos técnicos. Pero es muy lindo dialogar con la gente y que ellos se den cuenta que somos personas normales, naturales, laburantes como cualquier empleado”.

Pero mientras disfrutan mucho más el presente luego de haber sudado la gota gorda en el pasado, Orsi y Gómez saben que no pueden relajarse. “Disfrutamos, nos vamos acostumbrando al ritmo de la provincia y a la presión que genera este club. Pero sabemos que día a día hay que seguir creciendo”, firma Orsi.

- Les falta dirigir en una categoría. ¿Será el año que viene con San Martín?

- Ojalá, trabajamos para eso. Nuestro objetivo, cuando comenzamos en la última categoría, era llegar a Primera y estamos muy cerca. Dios quiera que podamos lograrlo junto a San Martín; sería otro sueño.