25 Agosto 2019
ÉRASE UNA VEZ EN HOLLYWOOD. DiCaprio y Brad Pitt, en el filme de Tarantino que se mete con el “mito Manson”.
CRÓNICA
CIELO DRIVE
SEBASTIÁN DE CARO
(Reservoir Books - Bueno Aires)
El músico andrógino Marilyn Manson tomó de él parte de su alias. Lo nombran, en sus canciones, los Ramones, Leonard Cohen, Neil Young (“musicalmente era único”). Guns N’ Roses versionó una de sus canciones (Look at your game, girl). Las leyendas que llueven sobre Helter Skelter, de The Beatles, y sobre su relación con los Beach Boys es asunto largamente manyado. Están, incluso, los discos que él mismo grabó desde la cárcel.
Charles Manson es el boceto perfecto de cómo un asesino masivo deviene ícono pop, de cómo “borra la tragedia y la convierte en poesía”, hábito, por lo demás, tan norteamericano. Basten otros ejemplos como la fábula viviente de Bonnie Parker y Clyde Barrow, a principios del siglo pasado, y el film Asesinos por naturaleza, de 1994, dirigida por Oliver Stone.
Leyenda viva, quiebre en la historia contemporánea del cine de Hollywood, figura sintomática de los 90, entusiasta de la sangre y los guiones agudos, constructor de superlativas bandas de sonido, constante regenerador de estéticas del pasado hollywodense cercano, Quentin Tarantino decidió meterse también con el “mito Manson” –si bien la del asesino es una figura lateral en la película- en Érase una vez en Hollywood, de reciente estreno y que, dicen, será el anteúltimo hito de su carrera.
Y como de un juego de mamushkas, se edita en nuestro país Cielo Drive, de Sebastián De Caro. (Dato: “Cielo Drive” es la calle en que se produjo la matanza de la actriz Sharon Tate y otras cuatro personas, en 1969, a manos de Manson y su “familia”; “Cielo Drive” es la calle en que viven los protagonistas del film de Tarantino).
El fin del “paz y amor”
Actor (los maduritos lo recordarán de la novela Montaña Rusa), director, cinéfilo, escritor, conductor de radio, De Caro arma un volumen breve e híbrido que traza líneas de tiempo, repasa en “Intervalos” obra y gracia de la actriz, el director y el asesino (fetiches, influencias, tributos, paralelismos, camaraderías) y, principalmente, recoge testimonios en primera persona de escritores, guionistas, músicos, críticos de la cultura popular argentinos. Ahí ponen sus voces en diálogos desestructurados Darío Lavia, Marcelo Pocavida, Nekro, Mariano Roger, Alfredo Rosso, Mariana Enríquez, Carlos Busqued.
A 50 años de lo que el autor marca como la clausura del “paz y amor” de los 60, Cielo Drive trabaja sobre ese vaivén entre la celebración y la denuncia, la fascinación y el horror, el ritual sangriento y la representación masiva que generó esta serie de crímenes.
© LA GACETA
HERNÁN CARBONEL
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