La batalla de Hong Kong ante el legado de Deng Xiaoping

La batalla de Hong Kong ante el legado de Deng Xiaoping

La crisis entre el régimen de Pekín y la isla desafía la fórmula de “un país, dos sistemas”. Trump le recomendó a Xi que se reúna con los manifestantes. La salida que elija China influirá sobre el futuro de Taiwán.

DEFENSA DEMOCRÁTICA. Un profesor hongkonés durante una manifestación contra la ley de extradición. reuters DEFENSA DEMOCRÁTICA. Un profesor hongkonés durante una manifestación contra la ley de extradición. reuters
18 Agosto 2019

PEKÍN.- China no tendría ningún prurito en invadir Hong Kong si no fuera por la fórmula de “un país, dos sistemas” que rige desde hace 22 años su política hacia la ex colonia británica, donde muchos de sus habitantes se preguntan cuándo morirá la jefa de Gobierno, Carrie Lam.

El sistema ideado por el fallecido líder chino Deng Xiaoping en 1984 funcionó hasta junio, cuando Lam impulsó una ley para habilitar la extradición de residentes de Hong Kong a China continental. La ocupación durante dos días del aeropuerto internacional de Hong Kong en el transcurso de esta semana llevó la violencia hasta el punto de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, le pidiera a su par chino, Xi Jinping, que dialogue con los manifestantes que defienden su semiautonomía y las conquistas democráticas frente al acoso del régimen de Pekín.

Encrucijada

Norberto Consani, director del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de La Plata, considera que “si China reprimiera o invadiera, sería un golpe brutal para su imagen a nivel mundial. Creo que es la situación más complicada que se le ha presentado a Pekín en los últimos años”.

Para este analista, el conflicto “está dentro de la guerra que mantienen dos colosos como Estados Unidos y China. Obviamente, la Casa Blanca no está fuera de este juego en Hong Kong”. Consani anticipa además que el comportamiento de China con respecto a Hong Kong será decisivo para sus aspiraciones de reconquistar la isla de Taiwán.

Occidente en Oriente

China cedió Hong Kong a Gran Bretaña mediante el Tratado de Nanking en 1842, tras la Primera Guerra del Opio. Desde entonces, la ciudad ha adquirido un estilo de vida occidental, aunque China la recuperó en 1997.

Si bien después de la anexión Pekín se reservó el derecho de establecer tropas en Hong Kong, Deng prometió entonces no interferir en los asuntos internos de la ex colonia británica. Hoy Hong Kong es uno de los centros turísticos, industriales, financieros y comerciales más importantes del mundo. Según datos del Banco Mundial, en 2018 su Producto Bruto Interno (PBI) alcanzó los U$S 362.993. Su PBI per cápita asciende a U$S 50.310.

En la publicación “Un país, dos sistemas”, de junio de 1984, Deng había escrito que las políticas de Pekín con respecto a Hong Kong permanecerían sin cambios durante 50 años. “La mayor parte de China debe continuar bajo el socialismo, pero se permitirá la existencia del sistema capitalista en algunas áreas como Hong Kong y Taiwán”, había anunciado entonces.

Mensaje de Trump

La crisis de Hong Kong se profundizó esta semana porque Pekín desplegó tanques y tropas en la ciudad fronteriza de Shenzhen. Con tono severo, el Gobierno de Xi advirtió que no se quedará cruzado de brazos si la situación empeora. Preocupado por los acontecimientos, el presidente Trump advirtió vía Twitter que si Xi “se reuniera personalmente con los manifestantes, habría un final feliz y promisorio para el problema de Hong Kong”.

Sin embargo, el asesor de Seguridad Nacional estadounidense, John Bolton, se comportó de manera mucho más realista que el presidente norteamericano. Bolton le sugirió a Xi no generar una “nueva Tiananmen”, en alusión a la represión que hace 30 años dejó miles de muertos en esa plaza de Pekín.

Señales de terrorismo

La violencia se ha agravado durante las últimas semanas. La Oficina de Asuntos de Hong Kong y Macao ha alertado acerca de que las protestas muestran las “primeras señales de terrorismo”.

Naturalmente, el conflicto socava la popularidad de Lam, la jefa de Gobierno. Durante una reciente conferencia de prensa, un periodista le preguntó “si tenía moral” para hacer frente a los acontecimientos, mientras que otro, dominado por el odio y la insatisfacción, gritó: “señora Lam; muchos ciudadanos se han estado preguntando cuándo se va a morir”. (Télam)

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