La modernización de las bibliotecas públicas

La modernización de las bibliotecas públicas

31 Mayo 2019

La llegada de internet y de la globalización provocó una revolución en el mundo. Cambiaron hábitos sociales fuertemente arraigados. Empujó a millones personas adultas a introducirse en el universo de la informática para no quedar marginadas de los constantes cambios culturales. En ese contexto, muchas instituciones permanecen aún a la espera de una transformación para seguir prestando un servicio de gran utilidad a la comunidad y no desaparecer. Es el caso, por ejemplo, de las bibliotecas que hasta hace pocas décadas era la única herramienta para tomar contacto con el saber universal, para estudiar, y prestar beneficios sobre todo a aquellos que carecían de recursos económicos suficientes para adquirir libros o acceder a una bibliografía especializada.

La directora de la Biblioteca Nacional “Mariano Moreno” que ayer brindó una conferencia en el marco del XV Mayo de las Letras, dijo que el principal desafío es la digitalización de los documentos que poseen las bibliotecas y hace a sus catálogos únicos. “Hace poco la biblioteca consiguió un financiamiento externo. Con esta inversión podremos adquirir el equipamiento necesario para llevar adelante el proceso de digitalización. Por ejemplo, tendremos scanners para mapas y manuscritos y un centro de datos de contingencia”, manifestó.

La bibliotecóloga dijo que en la actualidad los libros conviven con lo digital, pero se debe enseñarles a los niños, desde pequeños, que no toda la información que se encuentra en internet es válida. “El papel de las bibliotecas sigue siendo muy importante y tenemos que llegar a la comunidad (donde sea que esta se encuentre) para ofrecerle recursos documentales y material histórico”, aseveró. Agregó que para dar paso a los cambios estructurales y brindar soluciones a las necesidades que enfrentan las bibliotecas, los archivos y los museos, se necesita destinarle presupuesto, de manera que se trata de una decisión política.

La informatización es una necesidad ineludible de las bibliotecas tucumanas, algunas centenarias. La Sarmiento (1882) y la Alberdi (1903), por ejemplo, guardan joyas de nuestro pasado, que corren peligro de perderse. Otra que tras un largo período de restauración sigue sin reinaugurarse oficialmente es la Biblioteca Central de la Universidad Nacional de Tucumán, creada en 1917. Las intensas lluvias del verano de 2011 provocaron derrumbes en los techos y ocasionaron la inundación del sector donde se hallaban las obras de mayor valor. La refacción se inició en enero de 2012; sus libros fueron guardados provisoriamente en el Departamento de Hidráulica de la Facultad de Ciencia Exactas, donde la gran mayoría permanece.

¿Qué ocurrirá con las bibliotecas populares? Nos parece que se debe pensar en nuevas estrategias para atraer a los lectores y estar a tono con los cambios actuales y con los que se vendrán. Sería importante que la próxima administración provincial diseñara una política específica sobre el área y la dotara de un presupuesto.

El Estado a través de su Ministerio de Educación y las universidades tendrán un papel importante en esta modernización de las bibliotecas para que sigan prestando un servicio eficaz a la comunidad. Preservar nuestro pasado para las futuras generaciones debería ser una de las obligaciones de nuestros representantes. “La biblioteca destinada a la educación universal, es más poderosa que nuestros ejércitos”, decía José de San Martín.

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