“El compositor tucumano es muy personal, ninguno le copia al otro”

“El compositor tucumano es muy personal, ninguno le copia al otro”

Javier “Murciélago” Almirón celebrará su premio Mercedes Sosa con un show especial.

VOLVER A LA FUENTE. Almirón se volcó al folclore de su origen rockero. LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA.- VOLVER A LA FUENTE. Almirón se volcó al folclore de su origen rockero. LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA.-
31 Mayo 2019

ROCK CON FOLCLORE

• A las 22 en el bar Viva Perón (Miguel Lillo 388).

Hace 25 años, Javier Murciélago Almirón armó sus valijas y se fue para Buenos Aires con su origen rockero y sus ganas de abarcar más propuestas. La fusión fue apareciendo naturalmente, junto con los reconocimientos. El último fue haber ganado como mejor álbum instrumental por su disco “Perro Jana”, en los recientes premios Mercedes Sosa. Algunos de sus temas formarán parte del recital que dará esta noche en el bar Viva Perón, en la zona del ex Mercado de Abasto, junto a Gonzalo Anibal Aragón y Cachito Palomino. El domingo repetirán en Nuevo Mundo Parador, con la suma de Marcelo Negrex Delgado.

El músico estaba invitado para participar en giras internacionales, pero le surgieron recitales en el país que lo están anclando. “Estoy viajando y tocando mucho en el conurbano y en el interior de Buenos Aires, porque hay muchas peñas y espacios culturales. También trabajo mucho con el Espacio Tucumán en la Capital Federal, con gente muy involucrada, y en la peña Sombra Blanca, en JJ Circuito Cultural”, le dice a LA GACETA.

- ¿Por qué te fuiste?

- Por una necesidad de crecer y conectarme con otra gente, para mostrar lo que hacemos acá. La Capital Federal es como la Meca, ahí pasa y se cocina todo y me encontré con grandes músicos del país y del mundo. Es una ciudad que te fagocita o te vomita, casi no hay nada en el medio. Es difícil enfrentarla y sobrevivir; lo pude manejar y ya estoy asentado en Escobar.

- ¿Qué le recomendarías a un tucumano que se vaya para allá?

- Hay que volver a las fuentes y reeditarlas, hacer un revisionismo con el folclore. Decir de acá nació todo y animarse a ponerle otros acordes, otros sonidos, pero de raíz: definir quiénes somos, a dónde vamos y qué queremos mostrar. De grande me reencontré con la zamba, con la música de acá, tras un inicio en el rock. Mi viejo y mis tíos eran folcloristas aficionados y yo pasé por muchos estilos hasta que, en un momento, tuve la suerte de que Claudia Romero (de La Manija, del Chango Farías Gómez) me invite a tocar en su grupo. Le aclaré que no tocaba folclore, pero me metió en el género, lo que me llevó a León Gieco, y de ahí pasé al Cuervo Pajón, a Juan Saavedra, a Bruno Arias., y me empezaron a llover chacareras, zambas, gatos...

- ¿Qué distingue a la música de Tucumán?

- La música tucumana de autor es muy diversa y los compositores locales son tan personales que ninguno copia al otro. Por eso no hay un estilo marcado que distinga a la música de la provincia, lo que la hace muy rica. Estoy orgulloso de lo que hacemos, digo y me siento tucumano y trato de compartir con todos mis colegas de acá. Quiero armar un ciclo tucumano en Buenos Aires, con gente que no haya llegado allá todavía, porque debemos ser generosos entre nosotros. Tenemos que animarnos a salir a mostrar lo que hacemos, tenemos una cepa importantísima de artistas acá y hay que explotar.

- ¿Te ayudan los premios?

- Sí, hay que presentarse siempre. El Mercedes Sosa es el segundo reconocimiento que tiene este disco, después del dado por el Instituto Nacional de la Música (Inamu) y ahora me presento en el Fondo Nacional de las Artes. Son importantes y hay que hacer todos los deberes de oficina, por más aburridos que sean. No hay que darle bola al aire derrotista ni a quienes dicen que está todo digitado y arreglado. La mayor parte de la gente hace las cosas bien, y hay que creer en lo que uno construye. Si lo que estás haciendo no te cierra, hay que darle una vuelta de rosca más hasta encontrarte satisfecho.

- ¿Cómo se subsiste en la crisis?

- Demás está decir que todos estamos en la lona, pero igualmente creo que en los momentos difíciles, el arte empieza a empujar más fuerte y explota; cuando las cosas están bien o estables, todo se estanca y se pone hasta frívolo. Tanto el amor como el sufrimiento le dan un empuje fuerte a cualquier manifestación artística.

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