Cartas de lectores

El carrito pochoclero

Con no tanto asombro he leído la noticia sobre el secuestro del carrito pochoclero situado en el sector de la Casa Histórica. Interiormente me decía: “qué valiente que hay que ser para sacarle el pan de la boca a un humilde trabajador”. Quedan expuestos los funcionarios del municipio, que siempre son fuertes con los débiles; claro, esta vez no iba a ser distinto. Al señor intendente, Germán Alfaro, y al subsecretario Enrique Romero, les digo: “sería provechoso que pongan el mismo énfasis en la lucha contra la corrupción. Los vecinos somos testigos y víctimas de los agentes de tránsito; de manera asidua se viralizan en las redes los videos de los trabajadores municipales y sus actos. Les pido que dediquen el tiempo en lo que la ciudad necesita, ya que es una verdadera mugre, y peor el ordenamiento del tránsito, en vez de perder el tiempo con sus discursos retóricos en cuanto programa de televisión les dan espacio. Me queda una reflexión para contar: cuando el general Perón decía que tenía un perro que se llamaba León, él sabía que no era un león; en verdad era un perro, y con algunos “que se camuflan diciéndose peronistas pasa lo mismo”. Por último, señores, no sea cosa que se queden con lo que no les es propio. Devuelvan a ese pobre hombre el bello carrito pochoclero.

Francisco Cofone


Buenos Aires 671


San Miguel de Tucumán

Silvia Quintana (I)

Hace poco se nos fue de gira una talentosa actriz tucumana, que marcó con su voz, desde el radioteatro, tardes de esplendor y emoción: la señora Silvia Quintana. En aquel tiempo, a las 14 horas, por los años 60, se esperaba los capitulos con ansiedad. La radio nos trasmitía toda información y el arte con actores renombrados, como Armando de Oliva y Fanny Dupré, hoy ausentes. Sólo el recuerdo de tardes que se extrañan; sólo queda la historia, que alguna vez nos trasmitió sensaciones, que quedaron grabadas en la memoria, como “La danza de las gitanas”, “Sólo para tus ojos”, “El león de Francia” y una cantidad de obras que flotan en el recuerdo.

Carlos Rubén Avila

Silvia Quintana (II)

Ha partido a su eterno descanso la señor Rita del Carmen Ortiz, conocida artísticamente como Silvia Quintana, reconocida cantante de tangos y actriz de nuestro medio. En los años de la radiofonía tucumana deleitó con su participación en radioteatros y obras teatrales junto a grandes artistas como Mario Vanadia, Jaime Kloner, Armando de Oliva, Orlando Galante, Ricardo Jordán, Carlos Kanan, Alfonso Gómez Delcey, Rolo_Andrada, Carlos Olivera, Olga Sfrisso, Fanny Dupré, Nati Vanadia, Norma Rey. Autora de grandes éxitos de aquellos años como “El conventillo de la paloma”, “Tu cuna fue un conventillo”, “Un guapo del 900”, “Juan polenta, un porteño del 90”. Dotada de una voz de muy buena afinación y de una expresión única. Junto a su compañero de vida, Adolfo Emilio_Carmona (hijo de Virgilio Carmona), recorrió gran parte del país con un variado repertorio de tangos y canciones, llegando a jubilarse como artista del Teatro Estable de nuestra provincia. Cuando se escuche “Silbando”, “Contramarca”, “Caserón de tejas”, rodarán lágrimas en quienes tuvimos la dicha de compartir su arte, su don de persona de bien. Como ella solía decirme, “el hombre es tierra que anda, hoy aquí, mañana allá, pasado, quién sabe dónde”. En nombre de la barra tanguera, ¡hasta siempre querida Silvia Quintana! ¡Que en paz descanse nuestra Gardel del tango!

Oscar B. Castillo


Catamarca 328


Yerba Buena

Un país normal

He leído detenidamente la nota de Federico Türpe, “Un país normal” (15/12). Quiero felicitarlo con todo afecto por la excelente descripción de lo que nos pasa a los argentinos desde hace ya muchas décadas. Soy hijo de inmigrantes y hoy ya supero los 80 años; por lo tanto he vivido un tiempo largo de experiencias en nuestro bendito y sufrido país. Cierta vez, cuando tenía unos 10 años, le pregunté a mi madre (fallecida en el año 2000, quien había emigrado en la década de 1920, luego de la Primera Guerra Mundial): ¿por qué eligieron Argentina junto a casi todos sus hermanos para venir a la Argentina y no a otro país ? La respuesta fue contundente: “En ese tiempo Argentina era uno de los mejores países del mundo. Veníamos con hambre y desolación y con muchas ganas de ‘Hacer la América’. Trabajamos y trabajamos muy duro junto a mi esposo y sus hermanos (también inmigrantes). Con mucho esfuerzo se logró el objetivo y pudimos vivir holgadamente y honestamente, dando a nuestros hijos educación y respeto”. Volviendo a la nota de Türpe, y lo digo con todo el conocimiento de mis años, nadie me lo contó, lo viví, veo con mucha tristeza lo que hoy nos pasa. Se sucedieron muchos gobiernos de todos los colores y matices que fueron paulatinamente degradando a nuestro país en la increíble situación en la que hoy nos encontramos: una feroz pobreza, inseguridad, falta absoluta de Educación y Justicia, y una corrupción nunca vista en los anales de la humanidad. Hoy nos encontramos mal, y diría muy mal, junto a muchos otros países de otros continentes que viven en la miseria. Pidamos al Señor que en un futuro cercano haya una rápida recuperación para legar a nuestros hijos, nietos y generaciones futuras un país digno y serio como nos merecemos, en una tierra bendecida por Dios, ¡una verdadera maravilla! Quiero terminar con un pensamiento del libro “Alma” de Nacip Estofán, del año 1942: Vida: “No valdrías la pena ser vivida/ vida que brindas amargura y llantos,/ yo no soportaría tus quebrantos / si no fueras el preludio de otra vida...”

Carlos Jorge Dumit

Castro Barros 49

San Miguel de Tucumán

Triste conclusión

¿Sos de Boca o River? ¿Peronista o Macrista? ¿Feminista o machista? ¿De derecha o izquierda? De una vereda o de la otra solo vamos a encontrar una sola y triste conclusión, resultado de una ciudadanía que al parecer no entendió nunca que cuando nos dividen nos ganan. Estamos perdiendo la génesis del verdadero significado de la palabra “Pueblo”. Al parecer sólo sabemos coincidir en una sola expresión, cuando decimos “Te odio” y contestamos “ yo te odio también”.

Williams Fanlo


Barrio “Las pirámides”

La Universidad quiere que vayan las topadoras a derribar ese pequeño barrio que está en el cerro. Es un lugar que a la UNT no la mueve para nada y donde estos ciudadanos hicieron sus pequeñas casas para vivir. Merecen ser elogiados porque no la tienen nada fácil para vivir. Prueba de lo que digo: ni el Gobierno les diera ese lugar a gente de La Costanera me parece que no se quedarían más de dos o tres días. Pido con todo respeto a los dirigentes de Derechos Humanos que intervengan y defiendan a esos pequeños grupos familiares que se instalaron hace varios años para que los dejen vivir en santa paz.

Ramón Bautista Ingalina


Junín 1.648


San Miguel de Tucumán

No todo está perdido

Con mucha tristeza me he dirigido a visitar a una alumna de 18 años a la que le diagnosticaron leucemia. Internada en el Hospital Néstor Kirchner -siendo fiel a la nominación y sin ninguna intención proselitista- al que no me dejaron ingresar por cuestiones de asepsia, comprobé que se encuentra a cargo de personas altamente responsables; pude hablar con su madre, quien me manifestó que su familia posee escasos recursos, trabajos transitorios y “en negro” y, por lo tanto, carecen de obra social. A pesar de este cuadro crítico y desesperante, manifestó su tranquilidad porque están cubiertos todos los gastos de internación, análisis, remedios, quimioterapia y todo aquello que el cuadro clínico requiera, al tiempo que disfruta de instalaciones lujosas y confortables. Esta charla, en medio de la desolación de la enfermedad, me ha transmitido una nueva confianza, que parecía tambalearse tras la sensación de catástrofe que vive nuestra patria. Y me han venido a la memoria las palabras de un teólogo de la liberación, ante la pregunta:”¿Qué es el Reino de Dios?” Ante el planteo, Jon Sobrino responde: “Un mundo como Dios manda, en el que los pobres tengan dignidad y descubran que se puede ser humano de otra manera”. Políticas, religiones, economías, en la búsqueda de una transformación de la humanidad hacia un reino de justicia.

Graciela Jatib


Monteagudo 340, 3er piso, Dpto 4


San Miguel de Tucumán

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