07 Noviembre 2018
Por segunda vez en 40 días, se detectó que una persona tenía en su poder un arma de fuego que supuestamente se encontraba secuestrada en tribunales.
En esta oportunidad se trata de una pistola 9 milímetros que estaba en poder de un hombre de 28 años, quien quedó aprehendido en Las Talitas. Según informaron fuentes policiales, el arma había sido secuestrada por la Fiscalía VI en 2013 en el marco de una causa por lesiones en la que se encontraban imputados tres policías.
Las fuentes agregaron que la pistola había sido remitida a la oficina de Secuestros del Poder Judicial. Sin embargo, entre 2016 y 2017 se produjo un robo en los tribunales de avenida Sarmiento: una de las armas que desaparecieron en aquella oportunidad sería esta 9 milímetros.
Fermín Reyes Pérez, por ese entonces responsable de la oficina de Secuestros Judiciales, había denunciado el caso ante el fiscal Arnoldo Suasnábar. Pero no hay información oficial acerca del avance de esa investigación, aunque se estima que no se llegó a imputar a nadie por el hecho.
Usaron una de esas pistolas para matar
El hallazgo de otra de esas armas robadas de la oficina de secuestros ya había generado polémica hace 40 días. Fue el 30 de septiembre, cuando alguien la utilizó para quitarle la vida a Juan Costilla, de 17 años.
El adolescente fue asesinado en Villa Muñecas de un disparo en el corazón. Sus amigos y familiares, en un primer momento, dijeron que le habían querido robar, pero con el correr de las horas se determinó que podría haber sido ultimado por una persona a la que él le habría robado.
Personal de la División Homicidios, al mando de los comisarios Jorge Dib y Diego Bernachi, fue llamado por vecinos de avenida Francisco de Aguirre y Castro Barros. Allí les contaron parte de lo que había sucedido. Relataron que Costilla y otro joven, que fue identificado como “Mujerzuli”, le habrían robado una bolsa a una mujer y que un hombre, al que no supieron identificar, salió en su defensa, disparando e hiriendo mortalmente al adolescente.
También le mostraron el lugar donde había quedado el arma que habrían usado los presuntos asaltantes. La guardaron y, con autorización de la fiscala Adriana Giannoni, le realizaron una serie de pericias.
Así descubrieron que esa pistola pertenecía a la Policía y que, supuestamente, debería haber estado en poder de la Justicia y no en las calles.
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