Juegos Olímpicos, del deseo ¿a la decepción?

Juegos Olímpicos, del deseo ¿a la decepción?

Los tiempos de crisis impiden ver con claridad el futuro y lo condicionan; desmantelan y llenan de dudas a cualquier pensamiento o acción positiva del presente. Y, al pasado, le dan formato de campo minado, por las palabras formuladas y las acciones emprendidas en su momento. En ese particular estado de las cosas se encuentra el deporte argentino amateur, a pocos días de la finalización de los Juegos Olímpicos de la Juventud, en Buenos Aires. Hoy, pensar en lo que viene semeja un amasijo de ingredientes diversos: dudas, versiones y, por sobre todas las cosas, varias realidades que los propios hechos han dejado expuestas a la luz de la opinión pública.

Los JJ.OO. juveniles dejaron una nota alta en varios aspectos tales como organización, la infraestrucura práctica que se montó, la adhesión de público y la actuación de los propios deportistas nacionales. Todo, en apariencia, se conjugó para que Buenos Aires quede en una buena posición y aspire a una candidatura para los Juegos absolutos de 2032.

Pero el crítico presente económico que, según los analistas económicos, continuará, hace que el futuro no parezca tan venturoso, ni para la eventual postulación ni para el desarrollo de los jóvenes deportistas.

Sobre el primero de los temas, Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, había sugerido que no veía a nadie del COI “que tenga ninguna duda de la capacidad argentina para organizar unos Juegos de excelencia”. El cable a tierra lo puso su par del Comité Olímpico Argentino, Gerardo Werthein, al sostener hay que el organismo digerirá, evaluará lo aprendido y analizará qué se quiere.

Allá por tiempos en los que se desarrollaban los Juegos de Río 2016, el presidente Mauricio Macri hablaba de “hacer las cosas bien en los Juegos de la Juventud 2018”, para “tirarse a la pileta para 2032”. Eran tiempos en los que Argentina apuntaba alto en grandes eventos deportivos profesionales, tales como los mundiales de básquet y rugby (2027); fútbol (2030, junto con Uruguay y Paraguay) y F-1. Hoy, en un marco de fuerte ajuste de gastos y la citada crisis económica, la situación es muy diferente. Incluso, el primero de ellos ya fue oficialmente dejado de lado por falta de financiamiento.

Párrafo aparte para el Rally Dakar, que pasó diez años de manera interrumpida desde que llegó a Sudamérica y que en 2019 desaparecerá de nuestro mapa, por falta de fondos. Un oasis, sin embargo, es la prueba de MotoGP que, aparentemente, seguirá haciéndose en el autódromo de Las Termas hasta 2021.

El caso de los deportistas es crítico. Con un programa de tres años se los detectó, se los contuvo y se los potenció para los JJ.OO. Es decir, se hizo un trabajo atinado. Pero, ahora a ellos también les tocarán los recortes presupuestarios. En ese sentido, las autoridades ya anunciaron que estudiarán los resultados y reformularán el apoyo que les brindarán.

¿Qué futuro hay a partir de estos hechos? Quizás la respuesta esté en la columna del domingo 21 de octubre de Ezequiel Fernández Moores: por tercer año seguido la Secretaría de Deportes sufrirá recortes, esta vez casi del 10%, 62% en tres años. Y, específicamente el alto rendimiento, recibirá en 2019 la mitad de dinero que en el ejercicio anterior, de U$S 13 a U$S 6,25 millones. Como queda a la vista, el área no escapa a las generales de achicamiento promovido por el Estado, y sume a cualquier iniciativa en la materia al más incierto de los escenarios.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios