Adiós a Ezequiel Gallo

Adiós a Ezequiel Gallo

Uno de los grandes historiadores argentinos.

EZEQUIEL GALLO. Aparece disertando durante una de sus visitas a Tucumán, en 1980. EZEQUIEL GALLO. Aparece disertando durante una de sus visitas a Tucumán, en 1980.

El sábado murió en Buenos Aires el doctor Ezequiel Gallo, dos meses antes de cumplir los 84 años. Era porteño de añeja sangre tucumana por su padre, cuyo nombre llevaba, y por su madre, Lola Ledesma Posse, directa descendiente de aquel famoso José “Pepe” Posse, el gran amigo de Sarmiento.

Con Gallo, pierde la Argentina uno de sus grandes historiadores. “La formación de los partidos políticos contemporáneos: la UCR en 1890-1916”, con Silvia Sigal (1963); “La formación de la Argentina moderna”, con Roberto Cortés Conde (1968); “Colonos en armas. Las revoluciones radicales en la provincia de Santa Fe” (1976); “La Argentina del 80 al Centenario”, compilación con Gustavo Ferrari (1980); “La pampa gringa. La colonización agrícola en Santa Fe 1870-1895” (1983); “De la República posible a la República verdadera, 1880-1910”, con Natalio Botana (1997), se titulan algunos de sus libros. Firmó, además, decenas de penetrantes artículos en las más destacadas publicaciones argentinas y extranjeras de su disciplina.

Había estudiado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, y en el St. Anthony’s College de la Universidad de Oxford se graduó de Doctor en Historia Moderna. Las universidades de Oxford, Essex, Columbia, Melbourne, Complutense de Madrid, Hebrea de Jerusalén, Di Tella, Católica Argentina, del Litoral, de Belgrano, fueron algunas de las casas de estudios donde dictó cátedras.

Estuvo en Tucumán muchas veces, desde la década de 1970. Venía como disertante, en algunas ocasiones, y en otras para encontrarse con parientes y amigos, entre los que tuve el honor de contarme. No sólo era un calificadísimo historiador, de prestigio internacional. Era también alguien de chispeante conversación y de enorme sentido del humor, pródigo en gestos de amigo generoso y de buena persona. Así habremos de recordarlo.

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