Debería haber una plaza, pero es un peligroso baldío

Debería haber una plaza, pero es un peligroso baldío

La esquina de Crisóstomo Álvarez y Moreno es un foco de mugre y de inseguridad. El municipio intenta llegar a un acuerdo con los propietarios.

BALDOSAS ROTAS Y MUCHO DESCUIDO. Los vecinos denuncian que durante la noche el espacio es tierra de nadie. El municipio lo limpia cada 10 días. BALDOSAS ROTAS Y MUCHO DESCUIDO. Los vecinos denuncian que durante la noche el espacio es tierra de nadie. El municipio lo limpia cada 10 días.
09 Marzo 2018

Daniela Cano se sienta en los escalones de un baldío, que parece una plazoleta, ubicado en la intersección de Crisóstomo Álvarez y Moreno. Está cansada, es que ha venido a la ciudad desde La Cocha para inscribir a su hija en un instituto de gastronomía. “Mirá que yo vivo en la orilla y esto que se ve acá ni en mi pueblo pasa. Qué vergüenza. ¿Esto no es el centro?”, comenta Daniela, instalada en ese espacio maloliente y repleto de basura, donde a unos metros duerme un hombre sobre unos cartones. ¿Es un terreno abandonado o un espacio público? Pocos tienen la respuesta y los vecinos reclaman que debería convertirse en una plaza, para revalorizar la zona ubicada a cuatro cuadras de la plaza Independencia.

La vereda está estropeada y la parte verde tiene basura desparramada por donde se mire (¡hasta hay ropa interior!), con desechos de perros y cartones rotosos. A simple vista se nota que es una propiedad privada, por la cartelería publicitaria ubicada en las dos medianeras, pero también hay mobiliario urbano de cemento -que fue vandalizado- y reflectores que parecen nuevos, pero que aún no han sido encendidos durante la noche.

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Al atardecer, Micaela Rodríguez ya va pensando en cerrar unas horas antes de lo previsto la veterinaria en la que trabaja. Se pone un poco nerviosa porque no se trata de una zona agradable; todo lo contrario: es insegura, oscura, maloliente. Ella informa que un grupo de hombres y mujeres viven en el terreno baldío, justo frente al negocio. Fueron ellos los que un día le rompieron la vidriera y forcejearon con la puerta de entrada.

“Me da miedo a la noche, porque por la zona no queda nadie, sólo los de un conventillo de acá a la vuelta que vienen a tomar en el baldío. También están los linyeras que viven ahí... Hasta tienen relaciones a cualquier hora del día, a la vista de todos. Ojalá que algún día se convierta en una plaza. Qué bien nos vendría que se hiciera una pista de salud”, sostiene Rodríguez.

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Y sobre la basura, Silvia Abdo, que vive hace 30 años en la zona, opina que la arroja cualquier peatón que pasa por el lugar. “Si bien esto es privado, porque tengo entendido que está en sucesión, antes había bancos y luces. Era una plazoleta. Hoy la usan desde travestis a la noche, que hacen sus necesidades allí, hasta unas personas que duermen sobre cartones y colchas”, agrega la vecina.

Plaza desarmable

En junio de 2014 esa esquina de Crisóstomo Álvarez y Moreno volvió a adquirir el carácter de plaza, por lo menos durante unas horas. Fue gracias a la intervención “Construir el vacío”, impulsada por la secretaría de Extensión de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNT. En esa esquina se instaló el mobiliario sustentable que por unas horas fue ocupado por peatones, vecinos y curiosos. La idea de intervenir temporalmente áreas urbanas en desuso fue desarrollada por la arquitecta Verónica Mansilla (Programa de Discapacidad e Inclusión Social-UNT).

El objetivo principal de esa primera intervención -explicó Mansilla a LA GACETA- fue mostrar que hay muchos terrenos en desaprovechados en nuestra ciudad (contabilizaron unos 100 espacios dentro de las cuatro avenidas) y dar el puntapié para seguir con más intervenciones. Luego detalló que esta actividad se enmarcó en un movimiento urbano conocido en el mundo con varios nombres, entre ellos “Urbanismo Táctico”, “Placemaking” y “Pop-up Urbanism”.

Ante la actual situación de abandono de ese terreno en el que trabajaron hace cuatro años, Mansilla cree que hay que seguir insistiendo para que tenga un uso público: “no es falta de espacio, se trata de una incapacidad para ver el potencial que tienen estos lugares abandonados, en desuso. Y si la ecuación es que sean temporales, se podría hacer una especie de testeo para ver si funcionan, si la gente apoya este tipo de espacios. Estaría bueno que sean plazas permanentes, pero mientras tanto por lo menos que se usen por un tiempo y no estén vacíos”, reflexionó la profesional.

Limpieza

Fuentes del municipio capitalino indicaron que se encargan de la limpieza del terreno una vez cada semana y media, aunque reconocen que no es un espacio municipal. “Ya hemos hecho reclamos por la falta de mantenimiento del terreno a los ferroviarios; son ellos los propietarios. Contamos con un proyecto de convertirlo en plaza, pero tenemos que definirlo con los dueños. Por ello no podemos hablar mucho del tema”, explicó Carlos Arnedo, secretario de Servicios Públicos.

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