Una palabra que no debo usar
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04 Marzo 2018

POR: CÉSAR CHELALA

Durante mi adolescencia, tuve como profesora de inglés a una mujer amable y de una gran cultura. Leyendo uno de mis composiciones, en la que llamé a un personaje “un hombre despreciable”, me amonestó: “No debes usar esa palabra, César, es demasiado fuerte”. Ahora, décadas más tarde, creo que tal vez esa palabra no es lo suficientemente fuerte como para describir a los legisladores de Florida que votaron abrumadoramente en contra de una moción para considerar legislación que “prohibiría los rifles de asalto y las armas de gran capacidad” en dicho estado. Que esto haya sucedido días después de la masacre en Marjory Stoneman Douglas High School (MSDHS) hace este hecho aún más dramático (foto).

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El voto de los legisladores se produjo cuando adolescentes sobrevivientes de la masacre de Florida estaban observando los procedimientos desde la galería. Eso no fue un obstáculo para que los legisladores de la Florida, mayormente republicanos, no mostraran vergüenza ni pesar por sus acciones. Entonces, no pude evitar preguntarme: ¿Esta gente tiene hijos? ¿Tiene nietos? Y si los tienen, ¿cómo pueden actuar de esa manera? Como Sheryl Acquaroli, una estudiante de último año de Stoneman Douglas declaró a CNN después de la votación: “parecían personas casi sin corazón de cómo presionaron de inmediato el botón para decir no”.

Su comportamiento, sin embargo, está lejos de ser único. Los legisladores a nivel nacional siguen la misma línea. Aunque en su mayoría son republicanos, también algunos demócratas muestran el mismo desprecio por la vida y la seguridad de las personas, incluso por las de sus propios hijos y colegas. Las sumas involucradas en las donaciones de la NRA (Asociación Nacional del Rifle) son asombrosas, según cualquier estándar. Millones de dólares se entregan a los legisladores para votar de acuerdo con los dictados de la NRA. Y los legisladores, sin ningún sentido de la decencia, votan de acuerdo a las directivas de esta organización.

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Miro una fotografía de miembros del Capitolio de Florida mientras observan un momento de silencio por las víctimas de la masacre. No puedo dejar de pensar en el alto grado de hipocresía que esta fotografía demuestra. Los legisladores dicen que sienten pena por las víctimas pero no pueden hacer nada significativo para controlar las ventas de armas en el país, ahora en el nivel más alto de todos los tiempos. Un aviso en The New York Times de dos grupos que apoyan mayor control sobre la venta irrestricta de armas muestra una foto de estudiantes que huyen aterrorizados de la escuela durante el tiroteo y una cita de uno de los sobrevivientes: “Somos niños. Ustedes son los adultos; hagan algo”.

Sin embargo, los legisladores no harán lo que sea necesario para erradicar completamente la violencia armada en el país. Demasiado dinero está en juego. Y ahora todos sabemos que en el enfrentamiento entre el dinero por el poder político y la ética, el dinero siempre gana. Que aquellos que pueden convertirse en víctimas puedan ser sus propios hijos no entra en la conciencia de los legisladores.

Los siguientes son los representantes que recibieron más dinero de la Asociación Nacional del Rifle de los Estados Unidos: John McCain (R, AZ) -$ 7,74 millones; Richard Burr (R, NC) -$ 6,99 millones; Roy Blunt (R, MO) -$ 4,55 millones; Thom Tillis (R, NC) -$ 4,42 millones; Cory Gardner (R, CO) -$ 3,88 millones. Que todos ellos sean republicanos no debería sorprender ahora a nadie.

Alfonso Calderón, estudiante de MSDHS, uno de los sobrevivientes de la masacre y uno de los líderes del movimiento #NeverAgain, dijo en el Capitolio de Florida: “Ustedes deberían recordar esto, nosotros somos solo niños; ustedes no nos toman en serio lo suficiente. Estuve encerrado en un armario durante cuatro horas, con personas a las que casi considero familiares quienes estaban llorando y suplicando por sus vidas. Estoy muy triste y enojado. Pero quiero que todos aquí sepan que no seremos detenidos, que no nos desanimaremos, que no nos debilitaremos, y que no detendremos este movimiento”.

Como sociedad, nos hemos vuelto ajenos al sufrimiento de los demás. Que esta falta de empatía se muestra tan claramente entre los que se supone que nos representan es un triste comentario sobre la condición humana.

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