Vicente Medina: “las peatonales necesitan tener un sombreado perenne”

Vicente Medina: “las peatonales necesitan tener un sombreado perenne”

El arquitecto regresó de España para enseñar en un Doctorado de la UNT. Crítico con los barrios privados.

EN EL BALCÓN DE LA GACETA. La visión panorámica de la peatonal generó algunas reflexiones de Medina. LA GACETA / FOTO DE JOSÉ NUNO.- EN EL BALCÓN DE LA GACETA. La visión panorámica de la peatonal generó algunas reflexiones de Medina. LA GACETA / FOTO DE JOSÉ NUNO.-
20 Diciembre 2017


en madrid
Desde la vida académica al ejercicio cotidiano de la profesión
Se recibió de arquitecto en la UNT y luego partió a España para hacer un doctorado. Vicente Medina tenía 25 años en 1995, cuando viajó a la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, que depende de la Universidad Politécnica. En 2003 terminó el doctorado, luego de siete años de estudios, y a partir de ese momento fue contratado como docente en esa universidad. “Desde el 2003 al 2009 estuve entre lo académico y lo profesional, porque hice obras en Madrid”, explicó.

“No fui a España con la idea de quedarme; sólo quería cursar el doctorado y volver”, sostiene el arquitecto Vicente Medina. Ese paso por Europa resultó fructífero, porque al doctorado le sumó un Máster. Pero la cuestión es que se había marchado por dos o tres temporadas y terminó quedándose durante 22 años. Ahora regresa a la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNT, donde se había recibido.

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“El crecimiento entre lo personal y lo académico ha ido en conjunto -detalló Medina-. Creo que en la manera de hacer las cosas debe haber cierto rigor y no es que aquí no lo haya, sino que la situación económica a veces obliga a las personas a elegir sobre el tablero. Por ejemplo, en Europa el salario de la actividad docente permite ciertas cosas, pero aquí tenés que desarrollar más actividades en paralelo para sostener la docencia. Entonces, en España la gente que está dedicada a enseñar cuenta con un salario y una infraestructura académica que la acompaña”, precisó.

Desde 2005 Medina propuso a la Facultad de Arquitectura de la UNT impartir una cátedra electiva. “En mis vacaciones de verano de Europa venía a dar clases; es decir que siempre tuve actividades de grado y de posgrado en Tucumán, porque me parecía importante devolverles a la Facultad y a la comunidad lo que he recibido prácticamente de modo gratuito. Y eso se nota, porque allá lo público es pago”, resaltó.

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De ese modo, la Facultad de Arquitectura hizo una invitación a la que se sumaron otras universidades nacionales. Medina trabajó en programas de doctorado y de posgrado en la Universidad de Buenos Aires, de Rosario, del Litoral, de Córdoba, de Chaco y de La Rioja dentro del programa Raíces (Red de Argentinos Investigadores y Científicos en el Exterior).

Él se define como urbanita (según la Real Academia Española, es la "persona que vive acomodada a los usos y costumbres de las ciudades). Dice que los barrios privados generan segregaciones peligrosas para la configuración territorial de la ciudad. “Es que generan guetos de todo tipo, de elite, económicos -opina Medina-. Recuerdo que volví a Tucumán en la época de los saqueos y veía al country como una especie de castillo feudal, era como que habíamos vuelto al Medioevo. Había un cinturón que protegía a los que estaban dentro, pero los que estaban afuera demandaban ese estado de bienestar que tenían los que estaban dentro y estos tenían que protegerse de los saqueos”.

“Esos cinturones los veo incluso en la quinta agronómica, entiendo que es un territorio federal, pero la ciudad es una mixtura de cosas”, resaltó.

Admite que una de las cosas que más disfrutó de Madrid han sido los espacios públicos para el paseo. “Aquí la gente los demanda y sólo basta ver que ni bien los inauguran, la gente está ahí y los utiliza porque los quiere”, remarcó.

Cruzar hacia la plaza

Un punto crítico que señaló Medina sobre la ciudad es que alrededor de la plaza Independencia las calles parecen una autopista que los peatones no pueden cruzar. El tema de las peatonales sin sombra también forma parte de los cuestionamientos. “Todos demandamos sombras, pero no plantamos árboles -advirtió-. Se ha cualificado la peatonal, pero habría que cuidar más el arbolado, que permita tener un sombreado hasta perenne. He visto las marquesinas en las esquinas, que son un buena idea pero si hubieran tenido continuidad a lo largo del paseo y no puntualizada sólo en los extremos, porque se necesita un remanso de temperatura en el recorrido completo”.

Medina apuntó que una de las cosas que más le preocupa como ciudadano y como urbanita ( es el acceso para los discapacitados y las personas mayores: “creo que si logramos una ciudad accesible para los discapacitados y una ciudad fácilmente transitable para las personas mayores vamos a conseguir una algo fantástico para los demás, porque si ellos se pueden mover con facilidad todos los demás lo vamos a poder hacer”.

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Desde la vida académica al ejercicio cotidiano de la profesión

Se recibió de arquitecto en la UNT y luego partió a España para hacer un doctorado. Vicente Medina tenía 25 años en 1995, cuando viajó a la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, que depende de la Universidad Politécnica. En 2003 terminó el doctorado, luego de siete años de estudios, y a partir de ese momento fue contratado como docente en esa universidad. “Desde el 2003 al 2009 estuve entre lo académico y lo profesional, porque hice obras en Madrid”, explicó.


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