Caminar abstraído por la calle hablando por celular

Caminar abstraído por la calle hablando por celular

Cada vez son menos los que pueden vivir sin en la actualidad sin computadoras, internet, redes sociales o teléfonos móviles. Es impensable que en la vida cotidiana no haya heladeras con freezer, cocinas a gas o calefones. La tecnología nos ha ido convirtiendo en seres dependientes de los objetos. Pero el beneficio que nos brinde cada uno de ellos, creados para hacer más placentera la vida, depende del empleo que les dé el usuario. A menudo se escuchan críticas negativas sobre la adicción que producen, por ejemplo, internet o los celulares, pero en realidad, los “culpables” no son los objetos, sino quien los emplea.

Es innegable que el celular ha invadido la vida de las personas de toda condición social. Lo llevan adonde vayan. A menudo se las ve hablando en apariencia a solas por la calle, pero están enchufadas a auriculares y avanzan como hipnotizadas sin ver a quienes vienen de frente, absolutamente ajenas al mundo que las rodea. También están aquellos que hablan por el móvil, mientras conducen.

Publicidad

Un relevamiento efectuado por la Dirección de Tránsito municipal observa que el 70% de los peatones tucumanos cruza de manera irresponsable. Cuatro de cada 10 lo hace usando el teléfono móvil; el 40,6% cruza la calle hablando por celular. En una crónica que publicamos en nuestra edición de ayer, un agente de tránsito contó que estos peatones no levantan la mirada, están siempre atentos al celular y no al paso de los vehículos. “Muchos conductores se enojan, aunque también ellos van mirando su teléfono. Si todavía no ha pasado nada grave aquí es porque los autos y motos no pueden circular a mucha velocidad... la mayoría no mira el semáforo; llegan a la esquina y siguen caminando como si nada”, manifestó.

Según un médico emergentólogo, el peligro de caminar enviando mensajes de WhatsApp, se produce no sólo porque quita la vista, sino que además el cerebro es incapaz de prestar atención conscientemente a cualquier otra cosa. “Así como conducir hablando por celular equivale a hacerlo en estado de ebriedad, cruzar una calle mirando la pantalla es igual que hacerlo con los ojos totalmente tapados”, agrega.

Publicidad

Hemos informado recientemente que en Rosario de Santa Fe y en Buenos Aires, en la zona de Retiro, instalaron semáforos de suelo, un sistema de luces Led que alerta a los transeúntes con color rojo o verde en el piso para que ellos puedan observar las señales, mientras navegan a través de su smartphone. En otros lugares, como Hawái se ha optado por multar a los transeúntes imprudentes que crucen una calle hablando por el móvil.

Nos parece difícil pensar en una sanción, si en las últimas dos décadas, las autoridades no han podido imponer, por ejemplo, el uso del casco en los motociclistas o el cinturón de seguridad en los automovilistas. El punto de partida para corregir los malas costumbres es la educación, tanto la que se imparte en los establecimientos como en el hogar. Si en los diversos ámbitos se impulsaran jornadas de reflexión sobre los riesgos de circular a pie o en vehículo empleado el teléfono móvil o campañas permanentes de concientización o inculcarles la necesidad de proteger la vida del prójimo y la propia a quienes aspiren a obtener la licencia de conducir, posiblemente se lograría erradicar este hábito y en el caso de los peatones, no ofrecerles un flanco débil a los motoarrebatadores.

Así como se le enseña a los niños a cruzar la calle, habrá que hacer lo mismo con los adultos. Exponerse a ser atropellado o a tropezar en la vía pública, golpearse o quebrarse por hablar por el móvil no deja muy bien parado al usuario.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios