Siete claves del empate de Atlético ante Belgrano

Siete claves del empate de Atlético ante Belgrano

La síntesis de Atlético anoche: jugó mal, no le cobraron un penal y Belgrano le tuvo piedad.

SEÑOR CORAZÓN. Leyes puede perder y ganar en la cancha, pero jamás dejará de perseguir a quien tenga el balón. LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA SEÑOR CORAZÓN. Leyes puede perder y ganar en la cancha, pero jamás dejará de perseguir a quien tenga el balón. LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA
27 Noviembre 2016
1. Con 11 fechas disputadas, haber sacado 12 puntos de 33 habla de un casi promedio de campeonato complicado a intenso. Atlético está a tiempo de volver a las fuentes, pero para ello debe replantearse algunas cuestiones. Volver a ganar es clave, pensando en el promedio a futuro, sobre todo teniendo en cuenta que la Copa Libertadores será una realidad en 2017.

2. Literalmente, Belgrano le perdonó la vida a su anfitrión. Dispuso de varias chances para lastimar, vía la contra, pero al igual que el “Decano”, el “Pirata” no viene bien en el torneo. Fue un paso adelante para los cordobeses no perder, en lo que fue el debut de Leonardo Madelón en el banco del rival de los de 25 de Mayo y Chile. Y aunque suene irónico, el punto a los tucumanos les vino de 10.

3. Crear peligro con la actualidad deportiva que vive Atlético en cancha es tan improbable como que el hombre llegue a la luna en barrilete. Vale la pena repetirlo: al fútbol se juega con la pelota al ras del piso, formando sociedades y sabiendo dónde está el compañero cuando el pase largo es una opción sorpresa. Atlético sufre de amnesia. No recuerda todo lo bueno que supo hacer y comete errores increíbles. De amateur.

4. El Atlético de hoy es apenas una imagen difusa y borrosa de lo que alguna vez fue el semestre pasado. Parecería que hay un siglo de diferencia entre aquel momento de oro del equipo y éste que lo tiene sumido en el barro, luchando contra sus propios molinos de viento y sin recordar cómo se juega realmente al fútbol. Hoy el pelotazo es su mejor arma. Y regalar la pelota, su mayor virtud. Solito se autoflagela y deja que lo apuren.

5. De ser un equipo intenso, que presionaba casi a la altura del área grande contraria, este “Decano” perdió la brújula. Defiende mal, juega al límite sin necesidad, apenas para que lo lastimen; no cuida como corresponde cada sector de su cancha. Los laterales, por caso, son una locomotora sin frenos. Tuvieron ida, jamás vuelta. Los volantes creativos, ausentes. El único que se salvó del aplazo, Leyes, pura garra.

6. El empate en cero de ayer tendrá un valor a futuro, independientemente de que ganar en casa es casi una obligación. Pero la realidad habla de que el equipo está partido, además de que sus protagonistas están con un nivel tan bajo que roza el suelo. Son contados con las manos los futbolistas que no perdieron al extremo su eje. El resto, descarriló. ¿Por qué?

7. Comparar al Atlético del primer semestre con el del segundo puede generar jaqueca. Es como la historia del doctor Jekyll y Mister Hyde. Sus dos caras hablan de un equipo modelo en cancha a otro errante sin ideas hacia donde conducir su camino. Eso.

Hay argumentos que pueden explicar el porqué de semejante cambio, entre el “Decano” bueno y el malo:

1) Quienes eran figuras no pudieron sostener la intensidad de su nivel. Se los extraña horrores.

2) Los refuerzos, siete en total, que llegaron para potenciar al equipo, hasta el momento jamás dieron muestras de ser una opción clara y potable. De hecho, hay futbolistas que todavía ni tuvieron la chance de presentarse en sociedad. De los contratados, quienes más jugaron fueron Javier Mendoza, Mauricio Rosales y David Barbona. Ninguno se ganó el puesto. Lejos estuvieron de hacerlo. Jairo Palomino, por caso, debutó ayer, y Facundo Daffoncchio, Ezequiel Cirigliano y Fabio Alvarez siguen a la espera de ganarse al menos un lugar entre los concentrados.

El balance hoy es negativo, y lo cierto es que mirando al futuro, si no hay nuevos bríos, con dos refuerzos en el verano no bastará.

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