Un mazazo al orgullo tucumano

Un mazazo al orgullo tucumano

Tucumán fue goleado por Buenos Aires, que se consagró campeón en forma anticipada

INFRANQUEABLES. Juan Martín Guerineau intenta superar el tackle de Tomás de la Vega. Tucumán no pudo hacer nada. foto de matías napoli escalero (especial para la gaceta) INFRANQUEABLES. Juan Martín Guerineau intenta superar el tackle de Tomás de la Vega. Tucumán no pudo hacer nada. foto de matías napoli escalero (especial para la gaceta)
22 Noviembre 2015
Que Tucumán no venía del todo bien estaba fuera de toda duda. Sin embargo, nada hacía preveer la crudeza de la derrota que lo esperaba en Buenos Aires (52-14), y menos tratándose de un partido en el que descansaban sus últimas posibilidades de aspirar al tricampeonato consecutivo. Pero así fue nomás: cuando más necesitaba ganar, el conjunto “naranja” se vio superado de punta a punta por un rival contundente y seguro de sí mismo, que se había propuesto recuperar la corona que había ganado por última vez en 2008. Fue tan clara la superioridad del seleccionado bonaerense sobre sus ririvales en los cuatro partidos que disputó, que le alcanzó para consagrarse campeón una fecha antes del final del Argentino de rugby.

Si existió paridad en algún momento fue al principio, cuando Tucumán inauguró el marcador con un penal de Juan Novillo. No pasó mucho antes de que las “águilas” comenzaran a imponer su ritmo y a vulnerar a una defensa tucumana que se mostró permeable a lo largo de todo el campeonato. En realidad, Tucumán no mostró mejoría individual ni colectiva con respecto al rendimiento de encuentros anteriores y fue presa fácil para el vértigo de los backs del rival. En especial, para Bruno Devoto, autor de tres de los ocho tries que recibió el ingoal “naranja” en el partido.

Cinco de ellos llegaron en el primer tiempo, con sendos dobletes de Devoto y Gonzalo Gutiérrez Taboada, y el restante del capitán, Tomás de la Vega. Agustín Cortés anotó cerca del final de la etapa inicial lo que sería el único try del equipo tucumano en el partido.

Y es que después de ese desmotivante parcial de 38-14, Tucumán no volvió a marcar puntos, a pesar de que tuvo varias chances de hacerlo, pero no supo capitalizarlas. Para colmo, también fue derrotado en el scrum, que siempre había sido su último bastión de resistencia cuando lo demás no salía. Mentalmente resignado, su resto físico se consumió en tratar de contener más avances que en generarlos. La goleada, entonces, fue cuestión de tiempo: impulsados por la cercanía del título, Buenos Aires completó el mazazo al orgullo “naranja” con tries de Juan Cruz González, Joaquín Díaz Bonilla y Devoto. Una dolorosa despedida al trono argentino.

Si el tropezón en el último paso contra Rosario fue difícil de asimilar, sobra describir cuál era el semblante “naranja” después de la derrota en cancha de Hindú. Lo que se presentaba como una oportunidad de redención, terminó siendo una tarde muy amarga.

“Vinimos a proponer, pero nos encontramos con un rival que nos pasó por encima. Tuvimos varias situaciones para anotar que no pudimos concretar, y en algunas hasta terminamos con try en contra. Eso te golpea mucho de la cabeza, y lo mental es muy importante en partidos así. No nos queda otra que trabajar en la semana para cerrar de la mejor forma posible ante Córdoba”, se resignó Joaquín López Islas.

Álvaro Galindo, uno de los entrenadores del equipo “naranja”, también se mostró autocrítico. “Enfrentamos a un rival superior. Nosotros fuimos muy intermitentes. Por momentos logramos hacer lo que nos habíamos planteado cambiar, pero no lo pudimos sostener y caímos en errores que contra equipos como Buenos Aires, se pagan con puntos en contra. Tampoco pudimos ganar en el scrum y algunos puntos de contacto. Buenos Aires se lo llevó merecidamente”, concluyó.

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