Iluminados de amor

Iluminados de amor

Aredes y Rivoira fueron los ídolos preferidos de los hinchas ayer.

FELICES. Hinchas y colaboradores del club no quisieron perderse la oportunidad de sacarse una foto con Héctor Rivoira. FELICES. Hinchas y colaboradores del club no quisieron perderse la oportunidad de sacarse una foto con Héctor Rivoira.
28 Septiembre 2014
En el ranking de homenajes, el último, el destacado de la jornada, fue para Raúl Aredes, el “Zurdo” que llegó temprano a la fiesta y que la disfrutó en una mesa junto a ex compañeros y amigos. Su mirada siempre estuvo iluminada por una sonrisa. “Es un reconocimiento especial, estoy muy agradecido”, había dicho en la previa el ex volante ofensivo, inundado de emoción al momento de hacerse dueño de la gala. Era su día.

Obtener el Gran Decano en Atlético es como ganar el Oscar a la mejor película del año. Bueno, eso significa este premio para las viejas glorias de la institución albiceleste, que también sorprendió a los asistentes con sorteos sorpresas y premios especiales.

Igual, los que fueron al almuerzo, aseguran que haber estado cerca de estos ídolos ya era premio suficiente. Los que no dijeron presente por cuestiones laborales fueron los integrantes del plantel profesional. Están concentrados en el torneo, en llegar a Primera.

Y si de la A se trata, Rivoira fue hace un lustro el creador de un gran sueño y también lo es en la actualidad. “Estoy muy agradecido a la gente de Atlético, me siento como en mi casa”, juró un “Chulo” acompañado por su círculo íntimo, su esposa, su ayudante de campo, “Coco” Ramos y su preparador físico, Roberto Fernández.

Eso sí, siendo las estrellas de la jornada medio que se les complicó, sobre todo a “Chulo”, almorzar en paz. Cada tanto, un saludo, un pedido de autógrafo una foto.

El almuerzo, que constó de una entrada de platos fríos (sandwiches, canapés y demás) y pollo relleno, estuvo acompañado por una banda musical y después por un dúo y un humorista que le puso calor a la tarde, previo a la entrega de las menciones a Aredes y a Rivoira.

El mediodía se estiró hasta entrada la noche. Atlético estaba de fiesta y su familia quería demostrarle su afecto a los héroes de su rica historia, a los que cumplieron anhelos gracias a sus hazañas.

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