Acuerdo y disenso en la Convención del 94

Acuerdo y disenso en la Convención del 94

El Pacto de Olivos que posibilitó la reforma de la Constitución de 1853 dividió las aguas en el país. El bussismo, el PJ y la UCR, actores con posiciones divergentes en la asamblea.

Acuerdo y disenso en la Convención del 94
En pleno apogeo del menemismo se juró hace 20 años la Constitución que rige actualmente en la Argentina. La reforma fue producto de una relación asimétrica de poder. Carlos Menem se sentía con fuerza para imponer su reelección inmediata -prohibida por la Carta Magna de 1853- y Raúl Alfonsin pretendía contener esa ofensiva.

Los criterios dominantes de la reforma fueron condicionados por objetivos diversos: la preocupación de Menem por consolidar su hegemonía y la preocupación simétrica de Alfonsín por introducir contenciones institucionales a los afanes del Presidente (Floria y García Belsunce). El acuerdo entre ambos jefes cristalizó en el Pacto de Olivos y en el núcleo de coincidencias básicas, en el que figuraban la reelección y una serie de compensaciones exigidas por Alfonsín (Marcos Novaro). Subyacía la idea de atenuar el poder del Presidente. La UCR perdió posiciones en el mercado electoral y se consolidaron el Frente Grande. el Modin (de Aldo Rico) y FR.

Tiempo de opciones

Los partidos opuestos al Pacto de Olivos cuestionaron la ley 24.309 que habilitaba el proceso reformador. Fernando López de Zavalía (FR), entre otros, argumentó infructuosamente sobre la invalidez de esa norma.

En ese clima de obediencia al Pacto de Olivos, se aprobó el núcleo de coincidencias básicas que entre otras cosas, insitituyó la figura del tercer senador nacional (dos para la mayoría y uno para la minoría). A diferencia de otras vertientes políticas que fueron al recinto y se retiraron cuando debían votar, el bussismo no fue a la sesión. Hubo 177 sufragios afirmativos y 27 en contra.

Tras esa votación, Ramón Ortega dijo que esperaba que se destrabara la reelección de los gobernadores, mediante una cláusula específica. Pero la idea no cuajó por la resistencia radical. Para entonces, Néstor Kirchner había puesto en marcha una convención que posibilitó su reelección en Santa Cruz.

Dan su voto y vuelven a volar a Buenos Aires o a su provincia. Así cuestionó Antonio Bussi a Ortega, que también objetó la inclusión de 11 tratados internacionales en la nueva Ley Magna. A su vez, el intendente Rafael Bulacio se quejó a del centralismo que agobiaba a las provincias del NOA y que privilegiaba al puerto de Buenos Aires. No obstante, el convencional de FR celebró la inclusión de la autonomía municipal en el texto.

Las grietas

El radical Carlos Courel -férreo defensor del Pacto de Olivos- adelantó su discrepancia con el régimen de conparticipación federal de impuestos. Las provincias del NOA reciben cada vez menos, protestó. Era el 6 de agosto. En Santa Fe se trata de fortalecer el sistema federal, arguyó el peronista Antonio Guerrero.

Domingo Cavallo. desde el Ministerio de Economía, presionaba para que no se permitiera a las provincias endeudarse sin la venia de la Nación. En el PJ, a todo esto, Kirchner y Cristina Fernández preparaban un despacho de minoría, enfrentando a Menem y a Cavallo.

El 12 de agosto, después de 23 horas de debate, se sancionó el proyecto del PJ y la UCR por 184 votos contra 84. Entre otras fuerzas, se opusieron el Frente Grande, radicales disidentes, el núcleo peronista que seguía a los Kirchner y el bussismo. El convenio de distribución de los impuestos coparticipables debía celebrarse antes de la finalización de 1996, según la sexta disposición transitoria. Hasta hoy es cláusula muerta.

No han hecho un ademán para defender a la provincia, dijo Courel respecto de los peronistas. Voté a favor porque era difícil establecer un cambio, planteó Ortega. Fue un verdadero éxito de la democracia, sentenció el 24 de agosto de 1994.

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