Solidaridad con los que viven en la vía pública

Solidaridad con los que viven en la vía pública

16 Noviembre 2013
A medida que crecen las ciudades se van convirtiendo en conglomerados de seres anónimos que transitan por sus calles. El individualismo va aislando a las personas que muchas veces se preocupan por su propio devenir. "No es problema mío", "No te metás", son frases que se escuchan con frecuencia y que reflejan el miedo a comprometerse con la realidad circundante. De ese modo, miles de individuos circulan por la urbe sin registrar lo que ven a su paso, tal vez por la rutina de hacer siempre el mismo camino, por indiferencia o por ensimismamiento. No se percatan de los pequeños mendigos, de los seres marginales que deambulan por las plazas, de los inválidos que piden una moneda.

En su primera incursión como periodistas, a las alumnas de la escuela municipal "Alfonsina Storni" les llamó la atención un hombre que vivía en la plaza Independencia y contaron su historia en la última edición del suplemento "Nosotros lo hicimos", que edita nuestro diario. El hombre, de 63 años, les contó que había llegado de Buenos Aires hacía seis meses para hacer trámites de su jubilación y que ese mismo día le robaron los bolsos con sus pertenencias, razón por la que se quedó en la calle. Les dijo que no le gusta mendigar y que trabaja para ganarse su plato de comida.

La nota "Sobreviviendo en la calle" tocó la sensibilidad de una persona anónima que dejó un sobre con dinero en la recepción del diario para ser entregado al personaje de la historia. Las estudiantes fueron a buscarlo a la plaza y lo esperaron hasta que apareció. Le dieron el sobre. "Se lo veía feliz, por más que hayan sido unos cuantos pesos los que estaban dentro del sobre. Pero en realidad nadie habla de la cantidad, sino del gesto... no importa la cantidad, sino el corazón, ¿no? El gesto de alguien que no quiso figurar... Me dio la impresión de que él tuvo ganas de llorar cuando le dimos el sobre", expresó una de las alumnas. "Esto me alegra porque veo la gente buena que tenemos acá en nuestra provincia... demuestra la calidad de personas que hay, la solidaridad que tienen y también la enseñanza de las mismas chicas", señaló el Luis, el destinatario. El hombre dijo que está gestionando el duplicado del documento y otros papeles, que le robaron y que le hace falta el pasaje para poder regresar.

Cuántas personas como Luis se hallan en la vía pública y se vuelven invisibles para los otros, que miran sin ver, que circulan anestesiados sin percatarse de los dramas ajenos que los rozan, hecho al que justamente se refiere la impactante muestra "Nadie mira" del pintor tucumano Donato Grima.

Sin embargo, afortunadamente hay gente que mantiene alerta su sensibilidad, como estas chicas de la escuela Alfonsina Storni, que detuvieron su mirada en Luis; o como la persona que quiso, desde su anonimato, aportar su pequeño (a la postre, enorme) granito de arena para hacer más llevaderas las vicisitudes de este hombre que ha hecho de un banco de la plaza su casa.

Tanta es la ceguera de una buena parte de la sociedad que ningún representante del pueblo ha registrado a Luis, pese a que vive frente a la Casa de Gobierno. Ello refleja que nuestros dirigentes no caminan por la ciudad y si lo hacen, miran sin ver. Por ejemplo, desde hace tiempo vive un indigente en la plaza Belgrano, pero la gran cantidad de gente que por allí circula parece no verlo. Como si fuera una ley aquello de "ojos que no ven, corazón que no siente".

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