Boudou, el nuevo Scioli de Cristina

Boudou, el nuevo Scioli de Cristina

Le dijo "sí" a Cobos para mostrarle el camino a su nuevo vice.

IMAGEN DEL PASADO. En 2007, Cristina, rodeada de su marido y el aún vicepresidente. NA IMAGEN DEL PASADO. En 2007, Cristina, rodeada de su marido y el aún vicepresidente. NA
Finalmente, la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, parece que dio muestras de respeto y apego a la letra constitucional -artículo 93 de la Carta Magna- y aceptó que el vicepresidente, Julio Cobos, sea el que le tome el juramento en el acto de asunción del sábado. ¿Por qué decimos "parece"? Porque en política cada gesto tiene una lectura entrelíneas. Por un lado se puede aplaudir el acatamiento de la jefa de Estado a lo que impone el protocolo, más allá de las diferencias políticas y antipatías personales entre los protagonistas de la ceremonia. Mucho se habló en los últimos días sobre si el radical sería o no el que le haga la pregunta de rigor y hasta se especuló conque la senadora tucumana y presidenta provisional del futuro Senado, Beatriz Rojkés de Alperovich, reemplazará al mendocino en esa tarea. Todo producto de la grieta que se produjo entre los Kirchner y Cobos a partir del famoso "voto no positivo" del vice. Sin embargo, Cristina resolvió que sea Cobos; una forma de exponerlo frente a la nueva realidad política y de decirle que la deslealtad, en términos de interpretación peronista, se paga caro. En ese caso con el aparente ostracismo que castigará al radical. Por su lado, la militancia kirchnerista tiene una visión particular: entiende que la jefa de Estado quiere que la reprobación pública al vicepresidente saliente quede expuesta en la ocasión. ¿Rechifla? Otro aspecto a considerar es si más allá del respeto a la legalidad, la Presidenta no está tomando otra represalia contra su actual compañero de fórmula, Amado Boudou, quien parece haber molestado a la familia Kirchner con algunas actitudes. ¿Por qué? Hace pocos días, Boudou había dicho que "no quería ver ni cerca" a Cobos a la hora de jurar. Con esta decisión, Cristina pone a Cobos a centímetros del ministro de Economía. Una demostración de que quiere incomodarlo, pero más allá también es un mensaje de que la lealtad es algo más que una mera declamación. Por si Boudou no lo entendió, él debe ser el nuevo Daniel Scioli: hacer lo que se le pida y no pensar más allá de lo que se le diga. LA GACETA ©

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