21 Octubre 2011
Por Ossian Shine - Reuter
Por ser el mayor de ocho hijos, el carácter duro del entrenador Marc Lievremont al frente de Francia tal vez no sorprenda a nadie. Su ciclo de cuatro años en el cargo estuvo marcado por una actitud autoritaria.
Es un hombre que exige ser seguido y que se siente cómodo tomando reprimendas contra todo aquel que discrepe. Así guió al volátil equipo francés hasta la final. Criticó a sus jugadores antes y durante el torneo, calificando a algunos de "cobardes" luego de perder con Italia en el Seis Naciones y a otros como "malcriados" tras la victoria ante Gales en semifinales.
Si sus dirigidos logran la hazaña de derrotar a Nueva Zelanda en Eden Park, las críticas quedarán silenciadas, los jugadores castigados serán redimidos y todo pasará al olvido. Lievremont cuenta con un solo partido más -su último en el cargo- para sellar su posición en la historia del rugby galo.
Probablemente sea recordado como un entrenador polémico, problemático y a veces arriesgado, pero también podría pasar a ser un gigante del deporte nacional. El entrenador descubrió a figuras como Morgan Parra, Fulgence Ouedraogo y Francois Trinh-Duc, entre otros. Primero fue aclamado por la prensa, pero duramente criticado en este torneo.
Ahora se encuentra entre las figuras contrastantes de dos entrenadores de fútbol francés: Aime Jacquet, campeón mundial en su propio país en 1998, y Raymond Domenech, centro del caos en la humillante actuación del equipo en Sudáfrica 2010. ¿Lievremont será un imprudente apostador con capacidad para alterar a todos los que lo rodean o un gran motivador y hábil estratega? La respuesta será revelada el domingo en Eden Park.
Por ser el mayor de ocho hijos, el carácter duro del entrenador Marc Lievremont al frente de Francia tal vez no sorprenda a nadie. Su ciclo de cuatro años en el cargo estuvo marcado por una actitud autoritaria.
Es un hombre que exige ser seguido y que se siente cómodo tomando reprimendas contra todo aquel que discrepe. Así guió al volátil equipo francés hasta la final. Criticó a sus jugadores antes y durante el torneo, calificando a algunos de "cobardes" luego de perder con Italia en el Seis Naciones y a otros como "malcriados" tras la victoria ante Gales en semifinales.
Si sus dirigidos logran la hazaña de derrotar a Nueva Zelanda en Eden Park, las críticas quedarán silenciadas, los jugadores castigados serán redimidos y todo pasará al olvido. Lievremont cuenta con un solo partido más -su último en el cargo- para sellar su posición en la historia del rugby galo.
Probablemente sea recordado como un entrenador polémico, problemático y a veces arriesgado, pero también podría pasar a ser un gigante del deporte nacional. El entrenador descubrió a figuras como Morgan Parra, Fulgence Ouedraogo y Francois Trinh-Duc, entre otros. Primero fue aclamado por la prensa, pero duramente criticado en este torneo.
Ahora se encuentra entre las figuras contrastantes de dos entrenadores de fútbol francés: Aime Jacquet, campeón mundial en su propio país en 1998, y Raymond Domenech, centro del caos en la humillante actuación del equipo en Sudáfrica 2010. ¿Lievremont será un imprudente apostador con capacidad para alterar a todos los que lo rodean o un gran motivador y hábil estratega? La respuesta será revelada el domingo en Eden Park.
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