Diego Elías: espíritu de lucha

Diego Elías: espíritu de lucha

"El rugby me ayudó a salir adelante y me enseñó todo lo que hoy aplico en la vida".

UN DUO INSEPARABLE. Diego Elías y su padre, Antonio, comparten cada momento de sus vidas. UN DUO INSEPARABLE. Diego Elías y su padre, Antonio, comparten cada momento de sus vidas.
Cuando uno quiere puede alcanzar los objetivos propuestos. Por más difíciles que estos parezcan. Basta con ver el ejemplo de Diego Elías, un joven cuadripléjico, hoy estudiante de cuarto año de Abogacía. Le faltaba poco para cumplir los 19 años y su vida dio un giro inesperado. Un tackle en una cancha de rugby truncó sus sueños de deportista. Pasaron 15 años y, lejos de abandonarse, luchó cada día para mejorar. "No quería ser un estorbo y comencé a estudiar; quería salir adelante. Un día, Nicolás Avellaneda me dijo que tenía que estudiar en la UNSTA y me puso en contacto con Alvaro Cruz Prats. El me reunió con la doctora Isabel Rico de Aguilar (secretaria académica); así surgió esta posibilidad. Los considero mis padrinos académicos. Cada vez que rindo un parcial voy a verlos", comentó Diego.
Una lesión sufrida durante un partido de rugby le cambió la vida. Sin embargo, Diego no tiene rencores. "Al contrario, el rugby me ayudó a salir adelante, me enseñó todo lo que hoy aplico en la vida. Cuando jugaba y perdía, no había tiempo para lamentarse, teníamos que pensar en el próximo partido. En la vida es lo mismo. No hay tiempo para lamentos, tenés que seguir adelante", comentó.
"En el rugby siempre tuve una desventaja física. Cuando jugaba era el más chico, pesaba 60 kilos y había que suplir esa diferencia por otro lado. Hoy es lo mismo. Para llegar a algo tengo que esforzarme el triple. Me lo enseñó el rugby y esto me ayudó mucho en mi etapa de rehabilitación", añadió.
"También aprendí mucho cuando llegué a la facultad. Me dieron una gran lección de solidaridad. Después de tres años, me siento con renovadas esperanzas de que todavía hay lugar para los discapacitados -señaló-. Espero recibirme lo más rápido posible. Siento que tengo una deuda pendiente por haberme perdido 10 años de mi vida en los sanatorios".

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