Servicios y misterios
09 Diciembre 2009
Concejal servidor.- Ramón Galván desde hace 20 años cumple la tradición de su familia de ayudar como servidor en la fiesta de la Inmaculada Concepción. En las últimas elecciones se convirtió en concejal, pero como un joven más, entre los 85 servidores, alcanza agua a los peregrinos, custodia la imagen de la Virgen u ordena el paso de los fieles.

Cosas que se cuentan.- "Hay muchas historias que van pasando de generación en generación, pero que no están escritas. Por ejemplo, que cuando trasladaron la imagen de la Virgen al santuario nuevo, al día siguiente la encontraron de vuelta en el viejo templo. Nadie supo explicar ese misterio", comenta el servidor Ramón Galván.

Muchos enfermos.- El frío, la lluvia y el cansancio causaron que muchos peregrinos se sintieran mal. Sólo el puesto sanitario del hospital de Lules atendió 600 personas durante los dos últimos días. "La mayoría venía desde muy lejos caminando, de Amberes, Leales, Villa Quinteros, Banda del Río Salí y Tafí Viejo. Casi todos presentaban cuadros de hipotensión o hipoglucemia", dijeron los agentes sanitarios Fátima José, Julio Ramos y Jesús Soraire. En el predio había tres ambulancias, un puesto sanitario y móviles de Lules, de La Reducción y de la capital.

La Biblia y el calefón.- Por la ruta hacia el santuario se encontraba de todo: desde imágenes de la Virgen hasta adornos para el árbol de Navidad, pasando por ojotas, ropa interior, juguetes inflables y bijouterie. También se podían comprar sándwiches de fiambre y de milanesa, hamburguesas y pollos a la parrilla con papas fritas.

Suciedad.- Bolsas de plástico, botellas de gaseosa y papeles de todo tipo formaban una alfombra interminable de basura que comenzaba en la ruta, llegaba al santuario y se extendía por todo el predio. Hasta pañales descartables rodaban por el suelo donde descansaban los peregrinos.

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