Julio Ardiles Gray en los años de La Carpa

Julio Ardiles Gray en los años de La Carpa

Soledad Martínez Zuccardi. Para LA GACETA - Tucumán.

13 Septiembre 2009
Julio Ardiles Gray nació en Monteros en 1922 y murió en Buenos Aires el pasado 19 de agosto. Inició su carrera periodística en el diario La Unión y la continuó en LA GACETA y, en Buenos Aires, en la revista Primera Plana y en el diario La Opinión. Fue un relevante promotor cultural en la provincia; entre otros cargos públicos ocupó el de presidente del Consejo provincial de Difusión Cultural. Integró el grupo cultural La Carpa y fue un prolífico autor. En su obra, que transita por los más diversos géneros (poesía, cuento, teatro, novela), se destacan títulos como Tiempo deseado, Vecinos y parientes y La noche de Cristal. Colaborador fundacional de estas páginas, publicó asiduamente en ellas durante 60 años.


Le gustaba repetir que la primera publicación de La Carpa fue un libro suyo, el primero de su autoría, un poemario titulado Tiempo deseado (1944). Y es que los inicios de la trayectoria de Julio Ardiles Gray están, en efecto, muy ligados a ese grupo, cuyos jóvenes integrantes irrumpieron de manera ruidosa en el ámbito literario del Noroeste argentino, proclamando que en esta parte del país la poesía comenzaba con ellos. Hace poco más de un año antes de su partida, pude conversar largamente con Ardiles Gray sobre La Carpa y sobre sus comienzos como escritor. Quisiera compartir algunos de los recuerdos que me brindó entonces, con el anhelo de recuperar aquí, tal vez, cierto eco del tono de su voz.
    
Las primeras lecturas

Luego de un fugaz paso por La Flecha en 1942, Ardiles Gray se inicia en el periodismo en La Unión, diario dirigido por Julio Prebisch. Allí traba amistad con algunos escritores -entre ellos Raúl Galán, "líder" de La Carpa-, quienes lo proveen de valiosas lecturas:

"Y ahí lo conocí a Galán. En ese diario había una cantidad de gente que eran muy lectores de poesía. Entonces me empezaron a pasar toda una cantidad de material que yo ignoraba, porque a mi mamá le gustaba mucho la poesía pero todavía vivía con Espronceda, Núñez de Arce, cuando más eran Darío y Lugones, pero de la vanguardia no conocía nada. Entonces yo con ellos empecé a leer otra poesía. Me deslumbró Neruda, Huidobro y toda la nueva poesía. Ahí conocimos a García Lorca, a Alberti, a toda la generación del 26 (sic) de España".
Además, es en la redacción de La Unión donde Ardiles Gray parece comenzar a asumirse como poeta:

"Bueno y ahí empezamos a cambiar ?Yo también soy poeta?, ?Yo también escribo versos? y todo lo demás. Yo me atrevía ya a cambiar mis versitos".


Facultad y seriedad

Estaba inscripto en la carrera de abogacía, pero a comienzos de la década de 1940 era un merodeador frecuente en la Facultad de Filosofía y Letras de Tucumán, que entonces contaba con profesores como Enrique Anderson Imbert, Marcos A. Morínigo, Eugenio Pucciarelli, Silvio y Risieri Frondizi, entre otros. La Facultad lo deslumbra:

"Ahí descubrimos una cantidad de cosas. Y había una cantidad de gente de muy, muy, muy buen nivel que para nosotros fue un deslumbramiento".

Afirma que es allí donde él y otros compañeros de La Carpa se convierten en escritores, escritores que toman conciencia de la importancia de la lectura y asumen de modo serio y reflexivo su tarea:  

"Yo creo que la Facultad cambió todo, porque nos hizo leer, leer teoría literaria, aprender una cantidad de cosas. Y yo creo que esa fue la característica nuestra, que ya no tomábamos ni como una tarjeta postal, folklórica, la literatura, sino como una cosa muy profunda y muy seria. Creíamos en la seriedad de nuestro trabajo literario. Entonces nos dimos cuenta de que para escribir había que leer mucho, había que ser grandes lectores. Y eso fue lo que nos convirtió en otro tipo de escritores que los que hasta ese momento en Tucumán existían, sobre todo los poetas. Porque en Tucumán escribir poesía era muy fácil. Agarraba uno un día de primavera y hablaba sobre el tarco; otro día, sobre el pastor de la montaña. Nosotros empezamos a hacer una reflexión más profunda. Y empezamos a hacer otra cosa. En prosa pasó lo mismo. Empezamos a descubrir estructuras mucho más complejas que el versito de caramelo".


La Carpa

Ardiles Gray participa activamente en la realización de las publicaciones de 1944, principal labor de La Carpa. Cierro estas líneas con su relato de esa experiencia grupal que le complacía evocar:  

"En el 44 yo terminé 14, 15 poemas de un librito que le puse por nombre Tiempo deseado. Entonces se hizo un libro pero al mismo tiempo había un boletín de información de las actividades de los miembros de La Carpa, porque ya surgió el asunto de que venían Manuel Castilla y Raúl Aráoz (Anzoátegui), Nicandro (Pereyra) ya vivía en Tucumán, pero María Adela (Agudo) vivía en Santiago, etcétera. Ahora, ¿como hacíamos porque no teníamos un mango? A mí se me ocurrió que hiciéramos unos bonos. Los bonos eran por el precio del libro ¡futuro! Y salimos a vender. Cuando tuvimos la plata, no nos alcanzaba para la encuadernación. Entonces dijo Galán: "No, los vamos a encuadernar nosotros". En casa nos reuníamos y cosíamos, doblábamos y pegábamos. Así pudimos hacer el primer libro que era el mío y el primer boletín que lo redactó Raúl (Galán). Después queríamos que Galán haga el manifiesto, en el cual se dijeron barbaridades como ?tenemos conciencia de que la poesía en esta parte del país comienza con nosotros?. Después se arrepintió Galán. Pero teníamos una hinchada detrás nuestro, total. Yo me acuerdo que era muy jovencito en esa época Tomás Eloy Martínez. Debe haber tenido 14 o 15 años y era uno de los terribles hinchas nuestros, terrible".

Con el tiempo, Julio Ardiles Gray se había constituido en una de las más vivas memorias de La Carpa.
© LA GACETA

Soledad Martínez Zuccardi -
Doctora en Letras de la UNT.
Finalizó recientemente su tesis
sobre revistas culturales y grupos
intelectuales y literarios de
Tucumán, entre ellos, La Carpa.

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