Flor pata de guanaco: la especie que brota en el desierto de Atacama
El desierto más árido del planeta, el de Atacama, está nuevamente en el centro de las expectativas: un fenómeno natural único al que pocos pueden resistirse está en vísperas de desplegar su esplendor. De acuerdo con registros recientes, las lluvias fuera de lo común registradas en la región podrían estar preparando el terreno para una nueva floración masiva en 2025.
Este espectáculo, que conjuga condiciones climáticas excepcionales y una biodiversidad endémica extraordinaria, transforma el árido paisaje en un tapiz multicolor que asombra tanto a científicos como a viajeros. En un escenario donde cada semilla aguarda pacientemente décadas para brotar, la floración del desierto de Atacama sigue siendo un momento de alto valor simbólico, turístico y ecológico—y la pregunta que todos se hacen es: ¿este año se repetirá la magia?
Floración del desierto de Atacama 2025: cuándo y dónde ver este increíble fenómeno
De acuerdo con reportes difundidos por medios locales en julio y agosto de 2025, se han registrado floraciones aisladas en sectores del Parque Nacional Llanos de Challe, donde destacan ejemplares de Cistanthe salsoloides y algunas especies del género Leucocoryne.
Aunque estas apariciones son todavía incipientes, podrían anticipar que las condiciones de este año favorezcan un nuevo episodio de floración masiva. La Corporación Nacional Forestal (CONAF) mantiene su evaluación en terreno y aún no ha emitido una confirmación oficial, mientras monitorea la cobertura vegetal.
Para 2025, las áreas con mayor probabilidad de floración se ubican en los alrededores de Vallenar, Huasco, Llanos de Challe y tramos de la Ruta 5 Norte entre Copiapó y Vallenar. Las proyecciones preliminares estiman que el punto máximo se daría entre finales de septiembre y mediados de octubre, si persisten las condiciones actuales de humedad y temperatura, aunque algunos sectores podrían mostrar flores desde inicios de septiembre
¿Qué especies florecen en el desierto de Atacama?
El desierto de Atacama alberga uno de los bancos de semillas más antiguos y resistentes del planeta, capaz de resguardar especies que pueden permanecer latentes durante décadas a la espera de condiciones precisas para germinar.
Entre las que brotan desde semilla se encuentran la pata de guanaco (Cistanthe longiscapa), el suspiro blanco (Nolana baccata), la oreja de zorro (Aristolochia chilensis) y el huille o cebollín (Leucocoryne appendiculata). En cambio, plantas que nacen desde estructuras subterráneas como rizomas o bulbos incluyen a las añañucas, las garras de león (Leontochir ovallei) y orquídeas silvestres como Chloraea gavilu, todas dotadas de tejidos que les permiten sobrevivir sin agua por largos periodos y rebrotar cuando las condiciones son favorables.
En años de lluvias excepcionales, no solo se han registrado floraciones de especies poco comunes, sino también el hallazgo de flora antes no documentada en la zona, evidenciando el carácter dinámico y aún poco explorado de este ecosistema.
